Durante los primeros años del establecimiento del Estado de Israel, la política era dispersar a la población a través de todo el país. Pero, durante los últimos 15 años unos 100.000 habitantes de zonas alejadas se asentaron en la gran ciudad, por lo tanto, el abandono de lugares estratégicos amenaza la seguridad de Israel.
Los servicios municipales que reciben los ciudadanos de Tel-Aviv y sus alrededores llegaron a su límite, y no podrán satisfacer a más habitantes que el ya planeado a lo que a transporte, sistemas de recolección de basura, alcantarillado y prevención de inundaciones, se refiere.
Además el aumento masivo, ocasiona una destrucción de las playas, daña la agricultura y produce la desaparición de terrenos abiertos. Todo ello lleva al quebranto de los sistemas de planificación físicos y municipales, al deterioro de las relaciones humanas, y a una disparidad entre el habitante que vive en el centro del país y el de la periferia.
A diferencia de ciudades como París, Londres, El Cairo, Buenos Aires o México, si bien allí hay una concentración acentuada de habitantes que abandonaron sus pequeñas ciudades, para instalarse en la ciudad capital, este abandono de sus habitantes no puso en peligro ni en duda la soberanía de esos países, cuyos límites son reconocidos internacionalmente.
“En Israel la situación es distinta, pues en las aldeas y ciudades alejadas se concentra una población árabe numerosa, que no se identifica con Israel, ya sea en el marco político-nacional, ni tampoco en el aspecto religioso, social, cultural y económico” expresó Soffer.
Cambios poblacionales
En el año 2005 Israel contó con 6.800.000 habitantes, los árabes palestinos alcanzaron a unos 8.000.000, (comprende a los habitantes de Palestina y a los palestinos de Jordania).
En el año 2020 los habitantes en Israel serán de 8.800.000 frente a 13.500.000 de árabes palestinos.
El Profesor Soffer explica que existen zonas en Israel como la parte montañosa de la Galilea, el valle de Yzrael, Judea y Samaria (incluyendo Jerusalem) y el norte del Neguev que son abandonadas, o que el pie judío no pisó allí.
De a poco las zonas habitadas por los judíos se enmarcan más y más dentro del contorno que va desde el norte de Hadera hasta el sur de Ashquelon, el corredor de Jerusalem y la parte oriental de esta ciudad, por el este.
Por lo tanto, para frenar la superpoblación en Tel-Aviv, Soffer propone que los institutos públicos se construyan por todo el país y las bases del Ejército de Defensa de Israel sean transferidas hacia el sur.
Todo ello sería posible instalando transportes modernos que unan el centro del país con la periferia, mejorando el servicio de salud en las zonas alejadas, apoyando las universidades en especial las existentes en zonas marginadas.
A la Universidad de Ben-Gurión, el Instituto Superior de Tzfat, de Carmiel y de Kiriat Shmona se les deberán otorgar toda la ayuda necesaria. Así también el nivel de vida del sector árabe tendrá que mejorarse.
“Si la población judía se asentara solamente en Tel-Aviv y sus alrededores, el país será una gran ciudad, sin una retaguardia logística, sin pulmones verdes, y sin zonas de desarrollo, zonas que se verán amenazadas por actos terroristas constantes y penetración enemiga.
Arnon Soffer amplió el tema en una publicación titulada “El Estado de Tel-Aviv y la amenaza contra Israel”.
