Fotos de la guerra

Los hermanos Hussein

Las autoridades estadounidenses publicaron las fotografías de los cadáveres de Uday y Qusay Hussein para demostrar a los más escépticos que los dos hijos del derrocado presidente iraquí murieron en la operación norteamericana del pasado martes 22 de julio en Mosul y que las informaciones sobre su muerte no eran propaganda de guerra.

Las autoridades norteamericanas presentaron a la prensa cuatro fotos en las que se aprecia la cabeza y el torso de Uday y de Qusay. La prensa también tuvo acceso a una radiografía de Uday, quien llevaba un clavo metálico en una pierna desde 1996, como consencuencia de las heridas sufridas durante un intento de asesinato.
Poco antes de que se publicaran las fotos, un médico del Consejo de gobierno transitorio iraquí confirmó más allá «de toda duda» la identificación de los cadáveres, después de que el Ejército estadounidense le permitiera ver sus cuerpos en la morgue de Bagdad.
«No cabe ni la más mínima duda de que se trata de los cadáveres de Qusay y Uday», explicó Muwaffak al Rubai tras su visita a la morgue.

Venganza

En respuesta al logro más destacado de las fuerzas aliadas desde el final de la guerra en Irak, hombres armados, que se presentaron como miembros de los Fedaiyines de Sadam -milicia paramilitar favorable al derrocado presidente iraquí-, prometieron vengar a Uday y a Qusay.
«Las fuerzas de ocupación indicaron que la muerte de Uday y Qusay reducirá los ataques y decimos que eso incrementará la yihad (guerra santa) contra los infieles», declaró uno de los hombres, que llevaba un pasamontañas. «Su martirio aumentará los ataques» contra las tropas estadounidenses, añadió el hombre que estaba, al igual que sus compañeros, armado de kalashnikovs y lanzacohetes RPG.
«Queremos decirle al Presidente Saddam que si sus hijos fueron asesinados, los iraquíes, entre ellos estos jóvenes, no han muerto. Sacrificaremos nuestra sangre por la tierra de Irak», prosiguió ante un fondo donde había fotografías del ex dictador y de sus hijos.
El portavoz añadió que «Uday y Qusay cayeron como mártires en una feroz batalla en la que los norteamericanos emplearon más de 200 soldados, tanques y aviones (…) y duró tres horas sin que se rindieran». El lector del texto se autoadjudicó pertenecer a los «Fedayines de Saddam de la provincia de Al Anbar», región situada al oeste de Bagdad.
Los Fedaiyines de Saddam, que contaban entre 18.000 y 40.000 hombres, según expertos occidentales, era el cuerpo militar dirigido por Udai Saddam Hussein, el primogénito del derrocado presidente iraquí.
Mientras tanto, los ataques de guerrilla contra la coalición se saldaron ayer con la muerte de tres soldados estadounidenses de la 101 División Aerotransportada cerca de Mosul, en el norte de Irak, según indicó un portavoz militar norteamericano, el cabo Todd Prude, quien precisó que fueron atacados con armas de pequeño calibre y cohetes RPG.

Donald Rumsfeld

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, asumió la responsabilidad por la difusión de las fotos con los cadáveres de Uday y Qusay Hussein, y la justificó por el hecho de que «salvará vidas de los soldados estadounidenses». Rumsfeld compareció ante la prensa en el Pentágono para tratar de atajar la polémica que ha suscitado la difusión de las imágenes de los cuerpos sin vida de los hijos de Saddam Hussein.
En un país en el que prácticamente se censuraron las imágenes de cadáveres durante la invasión de Irak, las cadenas de televisión mostraron una y otra vez las cabezas y los torsos de Uday y Qusay, que presentaban numerosas heridas de bala y hematomas.
Durante la guerra, el Pentágono defendió esta política de los medios de comunicación para evitar que creciera la oposición a la ofensiva bélica y el propio Rumsfeld expresó su indignación por la difusión en la televisión iraquí de los cadáveres de soldados de los Estados Unidos.
El secretario de Defensa fue muy crítico con la publicación de esas imágenes alegando que violaba la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra.
Rumsfeld dijo que, en esta ocasión, las razones eran «absolutamente justificadas», para dar a conocer al mundo que los hijos del derrocado líder iraquí estaban realmente muertos, y que eran «mucho más importantes que las cuestiones de sensibilidad».
«No es la primera vez que se ve a gente muerta en televisión», dijo el jefe del Pentágono, quien consideró que se trata de «una situación excepcional», dado que el pueblo iraquí «esperaba la confirmación (de las muertes) y se la merecía».
«Se trataba de dos individuos sanguinarios», subrayó Rumsfeld, quien consideró «importante que el pueblo iraquí supiera que ya no están, que están muertos y que no van a volver».
El secretario de Defensa llegó a comparar el momento con el de la difusión al mundo de las imágenes del cadáver del que fuera presidente de Rumanía Nicolae Ceaucescu, ejecutado junto a su esposa tras el derrocamiento de su régimen en 1989.
«Hasta que la gente de ese país no vio el cuerpo, no desapareció el miedo al régimen, explicó Rumsfeld, quien aseguró que en ningún caso mostrar los cuerpos de los hijos de Saddam Hussein haya sido una decisión que el Pentágono tomara de forma improvisada.
Sobre la posibilidad de haber detenido con vida a los hijos de Saddam, el secretario de Defensa manifestó que «no hubo oportunidad» y dijo que aún es pronto para determinar si los fallecidos pudieron suicidarse antes de ser abatidos por las tropas estadounidenses.
«Hay gente que hace conjeturas sobre esta posibilidad, pero hasta que no se examinen los cuerpos no quiero pronunciarme», dijo.
El jefe del Pentágono tampoco quiso comentar si «tirar a matar» será la estrategia que seguirá Estados Unidos en el caso de que dé con el paradero de Saddam Hussein o del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.