El parte policial indica que, a mediados de abril, en pleno centro de Potsdam, a pocos kilómetros de Berlín, dos jóvenes alemanes, de 29 y 30 años, a las 4 de la madrugada, propinaron una brutal paliza al ingeniero Ermyas M, de 37 años, casado con una alemana y padre de dos hijos.
La agresión en contra del ciudadano de piel negra con pasaporte alemán conmocionó a Potsdam y causó un acalorado debate luego de que el ministro de Interior, el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble afirmara que «la víctima podría haber sido también rubia y de ojos azules».
Potsdam es la única ciudad del este alemán en la que se instalará un equipo que participa en el Mundial: Ucrania.
Schäuble cree que los nazis no son un problema, sino que, más bien, teme la posibilidad de que se infiltren terroristas como ya ocurriera en las Olimpíadas de Munich en 1972.
En su empeño por restar importancia al ataque, llegó a declarar que «no está probado el carácter racista del ataque» y lo atribuyó a «secuelas de la sociedad de la Alemania comunista”.
Los primeros interrogatorios demuestran que los sospechosos están vinculados a grupos nazis y, según la fiscalía, actuaron con alevosía. El fiscal federal, Kay Nehm, agregó que sólo dejaron de golpear a la víctima «cuando ésta se hallaba en el suelo con heridas en la cabeza que sangraban abundantemente».
Schönbohm acusó a la Fiscalía Federal de exagerar al asumir el caso y hasta ahora no ha tenido tiempo para visitar a la familia de la víctima, quien desde hace una semana se debate entre la vida y la muerte.
Por su parte, el alcalde de Potsdam, Jann Jakobs, fue claro: «Ha ocurrido un monstruoso crimen. Un ciudadano de color ha sido atacado tan brutalmente que debemos temer por su vida. Me resulta difícil presentarme ante su esposa y sus hijos. Queremos afrontar todo intento de aterrorizar, denigrar o poner en peligro la salud o la vida de ciudadanos de Potsdam debido al color de su piel, su nacionalidad o su religión. Los autores del ataque son enemigos de nuestro país».
La agresión al alemán-etíope no es la primera que ocurre en el estado de Brandeburgo, donde el año pasado se registraron 97 ataques contra 108 ciudadanos extranjeros provenientes de 16 países. En el 31% de los casos, las autoridades comprobaron que había motivos antisemitas o xenófobos.
