58 años de Israel

La Declaración de independencia del Estado

El 14 de mayo de 1948, 5 de Iar 5708, un viernes a las tres de la tarde se leyó en el Museo de Tel Aviv la Declaración de Independencia del Estado de Israel, mientras que en Yaffo, a pocas cuadras de allí se desarrollaban combates. La Declaración fue firmada por los 34 miembros del Consejo del Pueblo con David Ben Gurión a la cabeza. No hubo ningún festejo, ni desfile militar, ni bailes de gala, ni ninguna otra ceremonia que estamos acostumbrados a ver. El último Alto Comisionado Británico, equivalente al cargo de gobernador, ordenó arriar la bandera británica en Jerusalem, tomó rumbo a Haifa y se embarcó don destino a Inglaterra. En el país, todavía, permanecían numerosas tropas británicas y problemas que subyacen hasta la fecha.

Por Abraham Huberman

El país estaba en guerra, prácticamente desde el día siguiente de la Declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada por 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones, entre las que se contaba la de Argentina.
La declaración ponía fin al dominio británico sobre Palestina desde fines de 1917, y decidía la creación de dos estados, uno judío y otro árabe, quedando Jerusalem bajo mandato internacional.
Los representantes árabes comunicaron que se opondrían y ya, al día siguiente, comenzaron los ataques sobre las rutas, a fin de aislar a los sectores judíos. El gobierno inglés también saboteó la resolución adoptando una abierta posición pro árabe. Seguían vigentes hasta la finalización del Mandato todas las disposiciones restrictivas. La aliá (inmigración), la colonización y la autodefensa estaban seriamente limitadas. Los defensores judíos eran desarmados y a continuación comenzaban los ataques árabes, mientras éstos gozaban de amplia ventajas porque eran ayudados desde los países árabes vecinos que mandaban tropas “irregulares” y armas.
Los judíos estaban obligados, como antes, a conseguir armas clandestinamente. Las Naciones Unidas estaban paralizadas y muy pronto comenzaron a surgir voces que proclamaban la necesidad de rever la resolución de las Naciones Unidas. El caso más destacado, y acaso el más escandaloso, fue la declaración del representante de los Estados Unidos quien declaró que su país retiraba su apoyo al Plan de Partición, que habían aprobado y votado apenas dos meses atrás.
Para entonces, miles de judíos ya habían muerto en feroces combates.

Una patria de 2.000 años

De hecho la declaración de independencia dependía solamente de la voluntad de las autoridades judías que debían tomar muy en cuenta los riesgos que afrontarían.
Dos semanas antes de la proclamación de la independencia, regresó de Estados Unidos Moshé Shertok (más adelante Sharet) portando una advertencia del Presidente Truman, advirtiendo a las autoridades sionistas a no declarar la independencia, y prometiendo un arreglo. En caso contrario, los Estados Unidos se lavaban las manos. Se realizaron febriles consultas. Las opiniones estaban divididas .Solamente si se lograban traer al país las armas y equipos que se habían adquirido en Checoslovaquia, se abrían las puertas ampliamente para la gran aliá, formada por sobrevivientes de la Shoá. Pero hubo otro argumento que fue decisivo: esta era la primera posibilidad que se les ofrecía a los judíos desde hacía dos mil años.
Además con la declaración de la independencia surgiría un Estado soberano, con todos los derechos y atribuciones. Entre las muchas incógnitas estaba el nombre. Qué nombre tendría el futuro Estado. Se barajaron diversas propuestas, incluyendo la de llamar al nuevo país Nueva Sión.

Manifiesto de paz

De hecho, las fuerzas de la Haganá dominaban la mayor parte de los territorios que las Naciones Unidas había asignado al Estado judío. Solamente en Jerusalem la situación era crítica pues estaba sitiada, Las comunicaciones entre esa ciudad y el resto del país eran muy problemáticas, pero hasta ese momento, ninguna población judía había sido abandonada. Los palestinos y sus aliados de los países árabes vecinos habían fracasado en su empeño de impedir la creación del Estado judío. Pero nuevos y mayores peligros se avecinaban, pues los líderes de los países árabes ya habían decidido invadir al nuevo Estado con sus ejércitos irregulares. En esas circunstancias se declaró la independencia y la mayor parte de los problemas, temores y esperazas se reflejan en dicho documento, del cual extraeremos varios párrafos.
Comienza la declaración afirmando los vínculos históricos entre el pueblo judío y la Tierra de Israel:”En ningún momento se interrumpieron las ansias de regresar al país. En las últimas generaciones comenzó a producirse un proceso de retorno, de colonización, de volver al lugar donde había comenzado la historia judía. La Shoá demostró la fragilidad de la situación de los judíos, que culminó con la espantosa matanza de millones de judíos europeos. Esto destacó la necesidad imperiosa de que los judíos cuenten con un Estado propio, donde podrán desarrollar su cultura, su economía y vivir como un pueblo libre, como todos los demás”.
“Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial, la comunidad de Eretz Israel participó plenamente en la lucha de los países amantes de la libertad contra la maldad nazi y en virtud de la sangre derramada por sus soldados y la contribución al esfuerzo de guerra, se ganaron el derecho de ser reconocidos entre los pueblos que fundaron las Naciones Unidas”.
“El 29 de 1947 las Naciones Unidas reconocieron el derecho del pueblo judío a establecer su Estado. Dicha declaración es irrevocable. Este derecho es el derecho natural del pueblo judío a ser los dueños de su propio destino al igual que otras naciones. En su propio estado soberano, al igual que otras naciones.
En el día de la finalización del Mandato Británico, nosotros los representantes de la comunidad judía de Eretz Israel y del Movimiento Sionista, asistidos por nuestros derechos nacionales e históricos basándonos en el poder conferido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento de un Estado judío que será conocido como el Estado de Israel”.
El Estado de Israel estará abierto a la inmigración judía, a la reunión de las diásporas y se esforzará por desarrollar el país en beneficio de todos sus habitantes, basado en los preceptos, en los principios de paz y justicia anunciados por lo profetas de Israel… Apelamos a las Naciones Unidas para asistir al pueblo judío en la construcción de su Estado y recibirlo en la familia de naciones… Apelamos, aún en medio de la agresión lanzada contra nosotros desde hace meses, a los habitantes árabes del Estado de Israel a preservar la paz y participar en la construcción del Estado sobre la base de la igualdad de derechos y la debida representación en todas sus instituciones provisorias y permanentes… Extendemos nuestra mano a todos los estados vecinos en una oferta de paz y buena vecindad… El Estado de Israel está preparado para participar en un esfuerzo común para el progreso de todo el Medio Oriente.
Poniendo nuestra fe en el Todopoderoso, firmamos esta declaración en esta sesión del Consejo de Estado en el suelo de la patria, en la ciudad de Tel Aviv, en vísperas del sábado, el quinto día del mes de Iar, 5708 (14 de mayo de 1947”.

Han transcurrido 58 años de aquella fecha. Muchos de los problemas allí señalados siguen teniendo vigencia hasta el día de hoy. Los problemas de paz y guerra, la relación con los palestinos y muchos de otro orden siguen teniendo hoy tanta vigencia como entonces.