El Teatro Colón exhibió un lleno total ante una convocatoria que convocó al vicepresidente Daniel Scioli; el jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman; los ministros Alberto Iribarne y Daniel Filmus y la senadora y primera dama Cristina Fernández de Kirchner, oradora central de la noche.
“Para algunos, dijo la crónica del periódico ‘Página/12’, el acto dejó un sabor agridulce. Pareció demasiado lujoso para ser la recordación del Holocausto. Se podría objetar también la falta de autocrítica de una dirigencia que ha sido cuestionada justamente por su docilidad, durante y después de la dictadura” decía entre otras cosas la crónica del periódico.
Al respecto, Nueva Sión también recogió otras declaraciones que ratifican esta sensación levantada por los colegas del periódico nacional.
Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz, dijo a Nueva Sión que a pesar de haber estado invitado al Colón, decidió no concurrir. “Esta conmemoración es un día para recitar Kadish y no para ir con ropas de fiesta al Colón” afirmó sin tapujos Fuchs antes de partir a Israel para conocer el nuevo Museo Yad Vashem y para dar conferencias en colegios con alumnos israelíes y palestinos.
El historiador Abraham Huberman, en cambio, sí participó del acto en el Colón. Sin embargo lo hizo con las reservas que la cita le provocaba: “El Colón se impone como marco. No se puede hacer en este tipo de teatro un acto febril como los que se realizaban en el teatro de Hebraica o en otro de la calle Corrientes. Esos eran actos populares y sin restricción de ingreso. Realizar un homenaje en un lugar tan distinguido como el Colón me resultó extraño”.
Mario Feferbaum, Presidente de Fundación Memoria del Holocausto y dirigente de la DAIA, en cambio defendió el acto convocado por la entidad política de la comunidad jueo argentina: “fue excelente el lugar donde se hizo, por la historia cultural que tiene el Colón”.
Sara Rus, sobreviviente de la Shoá e integrante de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos de la Argentina, destacó que fue un acto organizado “con mucha seriedad. Todos los actos, hagan donde se hagan, son trascendentes si se habla de la memoria”.
Rus destacó que a pesar de no estar de acuerdo con la DAIA concurrió “porque es importante que se hable del tema. Los sobrevivientes conocemos lo bueno y lo malo y sufrimos los más grandes padecimientos. A mí me gusta el Colón y hubiera ido a cualquier sitio donde se hubiera realizado, y sobre todo si habla José Moskovitz”, el Presidente de la Asociación de Sobrevivientes de la Persecución Nazi.
Los jóvenes integrantes del Consejo Juvenil Sionista Argentino estuvieron divididos a la hora de opinar acerca del acto. Oficiosamente, dejaron trascender que algunos representantes están presionados por sus respectivas ramas políticas a aceptar el acto oficial, sin objeciones, por cierto. “No fue un acto pensado para la juventud, de hecho nadie sabía por qué puerta teníamos que ingresar luego de la marcha y el acto d ela juventud” comentaron algunos voceros que pidieron no ser identificados.
Opiniones más, opiniones menos, lo cierto es que los únicos que sí estuvieron de acuerdo fueron los políticos que aprovecharon la tribuna.
Testimonios
“Recordar, no olvidar, no dejar que se olvide. Ese es el mandato de los que resistíamos a la maquinaría nazi” dijo José Moskovitz, sobreviviente y titular de la Asociación de Sobrevivientes del Holocausto.
Rafael Eldad, Embajador del Estado de Israel en la Argentina, afirmó que el mundo asistió silencioso al surgimiento del nazismo, silencio que se mantuvo durante el genocidio mismo. Eldad destacó a Irán y Hamas como los principales peligros en términos internacionales.
También lo manifestó el Presidente de la DAIA, Jorge Kirszenbaum, destacando el llamado al gobierno argentino a elevar: “su voz de repudio y condena contra el Presidente de la República Islámica de Irán, sin especulaciones políticas ni consideraciones económicas. La conducta de la máxima autoridad del régimen constituye una ominosa amenaza. Sepa la comunidad internacional aprender las lecciones del pasado. ¿O acaso el parámetro ético contemporáneo es el precio del barril de petróleo?”, agregó.
Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que los genocidios no son obras de locos sino que se han llevado adelante matanzas en nombre de ideas muy diferentes. “Eso demuestra -dijo- que tenemos que estar alertas porque puede volver a ocurrir. Para evitarlo, la memoria es imprescindible. Tenemos que ser intransigentes en la defensa de los Derechos Humanos y defensores de la libertad de pensar, de expresarse, de discrepar”.
Fernández de Kirchner concluyó que «la memoria, la intransigencia y la libertad» deben ser «ejercicios cotidianos de todos» para evitar un nuevo Holocausto y violaciones a los Derechos Humanos.