Desde el 10 de mayo de este año, más de 3000 cohetes han sido lanzados por el grupo extremista Hamas en contra de Israel, el ataque más violento que Israel ha tenido que enfrentar desde que en el 2007 Hamas tomará control de la franja de Gaza. De forma paralela, la población árabe israelí, ciudadanos Israelíes que en papel gozan de los mismos derechos que sus co-ciudadanos judíos, se han levantado en manifestaciones y protestas a lo largo del país, algunas de ellas violentas, un fenómeno sin precedente en la historia de Israel. Para completar esta tormenta perfecta, en la frontera norte con Líbano la situación puso más tensa, y han caído cohetes en la zona de la Galilea.
Ciertamente, es una situación muy seria. Sin embargo, ninguna de estas situaciones es una amenaza existencial para el estado de Israel. Israel es un estado militarmente fuerte, una democracia con un sistema de justicia transparente (si bien no exento de sesgos y discriminación en ocasiones), que sin duda se sobrepondrá a la presente crisis.

La amenaza existencial para Israel, clara y contúndete, esta sucediendo no en Gaza, no en Lod, y no en Líbano, sino a casi 10,000 km de distancia, en Washington D.C. Y esta amenaza no es un tema político (no directamente al menos), no es un tema de demócratas o republicanos, o un tema de Trump o Biden. La amenaza es un cambio en la opinión publica sobre Israel.
Veamos la evidencia reciente. Primero, las encuestas de opinión muestran una clara disminución en el apoyo a Israel. Por ejemplo, según una encuesta de la casa Gallup, en el 2018, 64% del publico norteamericano apoyaba a Israel y el 19% a los palestinos, una diferencia a favor de Israel de 45 puntos. En la encuesta más reciente de este año, un 58% apoya a Israel, y un 25% a los palestinos. La diferencia es de 33 puntos. Aun una diferencia importante, pero una reducción de casi UN TERCIO en el apoyo a Israel. Eso es preocupante.
Este cambio en la opinión publica también se ha hecho evidente en las manifestaciones relacionadas a la operación Guardianes de la Muralla. Por ejemplo, el Washington Post reportó el 15 de mayo pasado protestas en contra de Israel con niveles de participación nunca antes vistos en decenas de ciudades, incluyendo Los Ángeles, New York, Boston, Philadelphia, y Atlanta.
Otro dato preocupante es el interés y la identificación con Israel de los jóvenes judíos en los Estados Unidos. Un estudio del Centro Pew encontró que el nivel de identificación con Israel en 2020 ha caído de forma dramática entre los jóvenes judíos norteamericanos: solo el 48% de las personas de 18 a 29 años declaró tener un vínculo emocional con Israel, comparado con 60% en el 2013. Al mismo tiempo, el fenómeno contrario sucede entre la población musulmana. No solo se proyecta que para el 2040 el número de musulmanes rebase el numero de judíos en EE.UU., sus jóvenes son cada vez mas activos y mas involucrados en temas políticos. Esto implica que la influencia y el impacto político y social de la comunidad judía en pro de Israel irá disminuyendo, mientras que el de la comunidad musulmana en pro de los Palestinos se irá haciendo mas y mas fuerte.
El poder de los EE.UU. en los organismos internacionales
¿Por qué, se preguntarán, yo argumento que el cambio en la opinión publica norteamericana es una amenaza existencial para Israel? No es que los Estados Unidos vayan a atacar a Israel en esta realidad, ni ningún otra realidad alternativa ni mundo distópico que yo pueda imaginar.
La razón es simple. Las instituciones internacionales (la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Corte Penal Internacional, las organizaciones de Derechos Humanos, entre otras) han mandado claras señales de que Israel esta en violación del derecho internacional y de los derechos humanos. Es irrelevante nuestra opinión, si Israel lo argumenta o lo debate, o si estamos de acuerdo o totalmente en contra. El veredicto esta cantado.
Pero, se puede argumentar, esta situación ha existido durante décadas e Israel no solo no ha tenido que pagar las consecuencias internacionales, de hecho, ha logrado grandes avances diplomáticos, como el reconocimiento de Jerusalén como capital o los acuerdos de Abraham con los estados árabes del golfo pérsico.
Sin embargo, un análisis más profundo de las tendencias de los últimos años muestra claramente que estos avances, así como el fracaso de las instancias internacionales de sancionar a Israel, se deben únicamente a un factor: La presión norteamericana. Numerosas resoluciones que han sido vetadas por los EE.UU. en el consejo de seguridad, y acuerdos que se han alcanzado por promesas norteamericanas de colaboración o diplomacia.
Que no les quede duda alguna: Si algún día los Estados Unidos dejan de apoyar incondicionalmente a Israel en la arena internacional, Israel como estado judío ESTA EN GRAVE PELIGRO EXISTENCIAL. Lo repito: El apoyo norteamericano es lo único que frena a la comunidad internacional a presionar a Israel a capitular, inclusive a crear un estado binacional, idea que gana cada vez más popularidad, en el que perdería su mayoría judía de forma instantánea. Pero como ya lo vimos, este apoyo esta decreciendo de forma importante.

La solución a esta crisis anunciada no está en la hasbará (esclarecimiento) ni en la educación. Las tendencias culturales hacia la justicia social y los valores progresistas de los milenials y los centenials son fuerzas mucho más poderosas que lo que toda la hasbará del mundo pueda contrarrestar.
En mi opinión, la única alternativa para salvar a Israel es adelantarse a la curva e iniciar un proceso de paz cuando todavía tenemos “mano”: Negociar cuando hay una ventaja diplomática y estratégica para llegar a los mejores términos posibles. Como mínimo, Israel debe declarar su compromiso claro con la solución de dos estados y parar cualquier acción que lo haga más inalcanzable, como la colonización de los territorios ocupados. No por un tema de derechos humanos. No por un tema de paz con los palestinos. Porque su supervivencia como estado judío esta en juego. Esperar hasta que el mundo nos obligue, implica negociar desde una posición de debilidad, que inclusive pone en peligro la existencia del estado judío.
Apoyar a Israel, defender a Israel, ser un verdadero sionista implica por tanto tener esta visión de largo plazo, y hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo de Paz antes de que sea demasiado tarde.
* El Dr. Moisés Salinas Fleitman es vicepresidente del Consejo Sionista de México y rector de la Universidad ORT México