El Ministerio del Interior egipcio confirmó que entre los 20 extranjeros heridos se contaban 3 daneses, 3 británicos, 2 italianos, 2 alemanes y 1 estadounidense, 1 francés, 1 coreano, 1 libanés, 1 israelí y 1 australiano. Sin embargo, el Departamento de Estado estadounidense afirmó que 4 norteamericanos se encontraban entre los heridos. Los atentados tuvieron lugar en la tarde egipcia, a las 19:15 horas, en una zona frecuentada por turistas, en dos cafeterías y un supermercado, en unos ataques calificados por el presidente egipcio Hosni Mubarak como «un malvado ataque terrorista».
Sobre la tarde egipcia, una fuerte explosión sacudió la tranquilidad de los turistas en la hermosa ciudad de Dahab a orillas del Mar Rojo, en la península del Sinaí.
El recuerdo del último atentado perpetrado por un grupo terrorista en Egipto -en el pasado mes julio en Sharm el Seik- volvió dramáticamente al recuerdo de los egipcios: esta vez, tres explosiones ensordecieron la zona donde se encuentra el mercado turístico. Una cortina de humo y gritos de trasformaron las vacaciones de los turistas.
Desde la ciudad israelíde Eilat, varias decenas de médicos también se desplazaron al lugar del los atentados para socorrer a los damnificados.
Las fuerzas de seguridad israelíes tenían advertencias de un inminente atentado en la península del Sinaí y advirtieron a la población de que no visitara Egipto en la Pascua judía (Pesaj), reveló el jefe del máximo organismo en la lucha antiterrorista, Dany Arditi.
“Las amenazas que teníamos en nuestro poder hablaban de pequeñas organizaciones de alguna manera vinculadas a Al Qaeda y hace un mes elevamos el nivel de alerta y advertimos a todos los israelíes de que no viajaran a Egipto”.
Según Arditi, en declaraciones aparecidas en el diario israelí “Yediot Ajaronot”, se trataba de “una información relativamente fidedigna sobre un atentado contra turistas extranjeros”.
Itzik Jai, director del paso fronterizo de Taba, en el límite con Egipto, confirmó que en la última semana unos 25.000 israelíes cruzaron la frontera.
Las fuerzas de seguridad creen que las tres explosiones, que se produjeron de forma casi simultánea fueron causadas por bombas de efecto retardado.
Ningún grupo se atribuyó la autoría de los atentados, que se producen pocos días después de que se anunciara la detención de 22 extremistas islámicos egipcios acusados de “conspirar” para cometer ataques contra objetivos turísticos en el país. Tras las detenciones, el grupo islamista ‘Taifa Al Mansura’ amenazó, desde Internet, con responder con “ataques en zonas turísticas”. Cabe recordar que, por otra parte, los atentados ocurrieron 24 horas después de que el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, amenazara en un mensaje grabado contra los ciudadanos occidentales.
Los atentados fueron por condenados por Estados Unidos, Gran Bretaña y el Gobierno palestino dirigido por los integristas de Hamas.
El reto a Mubarak
Por ahora, lo único seguro es que estos atentados, que se suman a otros ya perpetrados en el pasado, se tratan de un desafío al Presidente egipcio Hosni Mubarak.
Las autoridades egipcias estaban reforzando las ya de por sí estrictas medidas de seguridad en la península del Sinaí ante la celebración, justo dentro de un mes, en Sharm el Sheik, de la reunión regional del Foro Económico Mundial, que en sus tres ediciones anteriores se reunió en Jordania.
Ese foro, que este año gira en torno a la promesa de una nueva generación, es una oportunidad de mostrar la estabilidad y capacidad organizativa egipcia para atraer inversiones extranjeras.
La costa oriental del Sinaí ha sufrido varios atentados durante los dos últimos años. El pasado julio, 88 personas resultaron muertas y 200 más heridas, cuando dos coches bomba y una maleta cargada de explosivos estallaron en dos hoteles y un área comercial de Sharm el Sheik. En octubre de 2004, tres explosiones en el hotel Hilton de Taba y las cercanas playas de Ras Shitan, próximas a la frontera con Israel, acabaron con la vida de 34 personas.
En ambas ocasiones, los servicios secretos egipcios responsabilizaron a activistas locales de los atentados y salieron a la luz las quejas y el malestar de la población beduina del Sinaí. Sin embargo, otras agencias de seguridad vieron la mano de Al Qaeda, cuyas ramificaciones alcanzaron a la vecina Aqaba (Jordania, donde el Gobierno desactivó un atentado el año pasado).