Aunque Israel bombardee Gaza, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) apliquen sanciones económicas, se produzcan luchas internas con Al Fatah y que Egipto y Jordania lo humillen diplomáticamente, el apoyo popular al Hamas continúa muy alto.
Fuentes de Hamas admitieron que esperaban el rechazo frontal de Estados Unidos, pero confiaban en que la Unión Europea se conformara con la tregua con Israel que vienen respetando desde hace más de un año.
Pero las tres condiciones del Cuarteto de Madrid (la ONU, EEUU, la UE y Rusia) -el reconocimiento de Israel, la renuncia a la violencia y el respeto a los acuerdos firmados desde Oslo- se han convertido en tres pesadas piedras que Hamas ha intentado desviar con dilaciones que no han convencido a nadie. Y la consecuencia directa es la crisis económica en los territorios.
Hamas heredó (de Al Fatah) una deuda de 1.300 millones de dólares y afronta que Israel retenga impuestos mensuales que recauda en nombre de la Autoridad Palestina (AP).
El fin de la ayuda directa de EEUU y la UE y el rechazo de los bancos a tratar con la AP, por temor a represalias, diseñan un panorama económico muy preocupante para el Hamas.
Mundo árabe
Hamas creyó que la AP sobreviviría sin el dinero de Occidente, pero la realidad está siendo más dura porque a la mayoría de los países árabes y musulmanes tampoco les gusta este gobierno. El canciller egipcio se negó a recibir a su par palestino y Jordania le prohibió directamente la entrada al país alegando un oscuro caso de contrabando de armas. En ambos casos subyace el temor de Hosni Mubarak y del rey Abdalá al auge islamista que ya se está produciendo en sus propios países.
Arabia Saudita impulsa, en la Liga Árabe, que Hamas adopte la iniciativa saudita del 2002 que implica reconocer Israel a cambio de su retirada a las fronteras de 1967. Algunos países árabes, como Qatar, que se mostraron partidarios de ayudar económicamente a la AP, han sido presionados por los Estados Unidos para que ello no suceda. Sólo Irán y Siria cortejan a Hamas, entre otras cosas, porque lo consideran un peón de su propio conflicto con los Estados Unidos.
El aislamiento internacional y la crisis económica es lo que justifican sectores de Al Fatah para desestabilizar la situación interna, creando inseguridad y caos en las calles.
La pulseada se trasladó al Presidente de la AP, Mahmud Abbás (Abú Mazen), que intenta retener para su función y rol las máximas atribuciones en perjuicio del Gobierno de Hamas.
Más allá de la coyuntura, en los territorios palestinos existe la certeza de que nada de lo que haga Hamas será suficiente para conformar a Estados Unidos e Israel.