Opinión, Yedioth Ahronoth, 26/09/2020

Meir Shalev, el Estado y la religión

Compartimos una columna de opinión del escritor israelí Meir Shalev, publicada como una reacción ante un episodio protagonizado por el Ministerio de Educación el año pasado.
Por Meir Shalev – Traducción: Tamara Rajczyk

Esta semana escuché a Nurit Canetti en Galei Tzahal contando una historia interesante: en Rosh Hashaná se llevó a cabo la Olimpíada virtual de Ciencias de la Computación, pero el Ministerio de Educación ordenó a nuestros representantes retirarse porque está prohibido participar en acontecimientos de este tipo durante las festividades.

Nuestros representantes desobedecieron la orden del ministerio y no solamente participaron, sino que obtuvieron varios logros. Me interesó el asunto: ¿el veto del ministerio les llegó antes del comienzo de la competencia? La respuesta que recibí fue: “Los competidores no estaban disponibles”, cosa que demuestra los talentos que estos chicos tienen incluso en otras áreas.

Aparentemente, el Ministerio de Educación se enojó y no publicó los logros de estos jóvenes delincuentes. Por esta razón, lo haré yo:

  • Almog Wald, del secundario Ahad Haam, de Petah Tikva: medalla de oro.
  • Noam Licht, de la escuela Leo Beck, de Haifa: medalla de plata.
  • Daniel Agasi, de la escuela Ohel Shem, de Ramat Gan: medalla de plata.

También participó Inbar Wald, el hermano menor de Almog, de la escuela media Rashish, de Petah Tikva. El entrenador fue Ron Ryvchin.

Les recuerdo que estamos hablando de herejes, forajidos y anarquistas. Espero que en las próximas olimpíadas virtuales el Ministerio de Educación les envíe supervisores de kashrut, por si picotean comida impura entre las postas.

De regreso al tema: parece que en el Ministerio de Educación no entendieron muy bien con quién estaban tratando. Los entrenamientos y los logros de estos cuatro prodigios hacen concebible la posibilidad de considerarlos más inteligentes que el funcionario que les prohibió participar y hasta más inteligentes que el propio ministro de Educación. No tengo ninguna duda que son más inteligentes que yo. De hecho, no tengo la capacidad de participar en este tipo de competencias, sino solo puedo escribir sobre ellas y lo hago con toda mi admiración, reconocimiento, cariño, apoyo y orgullo que puedo expresar.

Así se ve un estado que no separa la religión de la política. Así se ve un status quo de tontos y cobardes. Esta es la raíz de nuestra situación en otras áreas, incluida la lucha contra el coronavirus.