Stephan J. Kramer, ex secretario general del Consejo Central de los Judíos en Alemania

“Después de mi encuentro con el judaísmo y los judíos, sentí el deseo de pertenecer a ese grupo”

Stephan Kramer tiene 52 años, y actualmente se desempeña como presidente de la Oficina de Defensa de la Constitución del estado alemán de Turingia. En su juventud, ingresó a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y trabajó para dos legisladores de dicho partido en el Parlamento Federal. Durante su servicio militar adquirió el rango de Teniente Coronel de Marina. Tras estudios inconclusos de Derecho, fue colaborador de un diputado del Partido Liberal (FDP). Entre 2004 y 2014 fue el secretario general del Zentralrat der Juden in Deutschland (Consejo Central de los Judíos en Alemania), el órgano de representación política de los judíos en Alemania. Paralelamente, estudió Pedagogía social y su tesis de maestría tuvo como tema la inmigración etíope a Israel. Kramer también es miembro del Congreso Judío Mundial y de un consejo asesor el Ministerio de Defensa alemán.
Por Roberto Frankenthal

-Sr. Kramer, usted tiene una biografía muy polifacética. ¿Ha habido un hilo conductor en ella?
-Si es que ha habido un hilo conductor, ha sido mi búsqueda de una forma correcta de vida, de una vida donde me sienta «como en casa». Me he dejado llevar por el lema: “Uno no comete errores, sino prueba algo nuevo”.

-Usted se convirtió al judaísmo ya como persona adulta. ¿Cuáles fueron las causas de esta conversión? ¿Cuál fue la repercusión que tuvo la misma en su círculo familiar y de amistades?
– Conversión no es la palabra correcta, ya que anteriormente no pertenecí a ninguna congregación religiosa. Mis padres querían dejarme decidir qué religión elegir. Esto suena en principio muy bonito, pero también tiene sus lados oscuros. Como niño, uno no pertenece a ningún grupo y después tiene que decidir cómo seguir. Después de mi encuentro con el judaísmo y los judíos, sentí el deseo de pertenecer a ese grupo. Y es más que solo una religión. El judaísmo es una civilización antigua que contiene mucho conocimiento y le da una gran importancia a la ética, de una forma extremadamente interesante. Esas han sido las causas por las que me incorporé al judaísmo y hoy me siento allí como en casa.

-Usted fue colaborador de diputados de la CDU, posteriormente de un diputado de la FDP, se hizo personalmente miembro de este último partido y pertenece desde 2010 a la SPD (socialdemócratas). ¿Qué enseñanzas se lleva de su recorrido por los partidos políticos alemanes? ¿Tuvo su opción por el judaísmo algo que ver con estos cambios?
-No existió un libreto guía como algunos piensan o me echan en cara hoy en día. Cuando con 16 años ingresé a la CDU, ya me interesaba la política y la rama juvenil de este partido estaba presente donde yo vivía. Los otros partidos no tenían representaciones juveniles ahí. Pero en mi corazón yo admiraba a un socialdemócrata: Helmut Schmidt (Canciller Federal 1974-1982). Después de unos años, dejé de pertenecer a la CDU. Finalmente, a principios de los ‘90, durante mis estudios de Derecho y mi compromiso con las relaciones transatlánticas, tomé contacto con quien ese entonces era presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, el Dr. Hans Stercken, de la CDU. Un hombre con una personalidad impresionante, que me incorporó para trabajar en su oficina. Esto confirmó en mí la pasión por la política. Cuando finalmente, después de haber estado muchos años, el Dr. Stercken se retiró del Bundestag, busqué una nueva ocupación. Un cambio de partido político y de áreas de trabajo ya era muy raro en aquellas épocas, pero finalmente recibí una oferta de Norbert Eimer, del FDP. Dejé el área de las relaciones exteriores y la seguridad, y pasé a trabajar en la política social. Eimer era presidente de la Comisión de la Niñez del Parlamento. Evidentemente la temática de trabajo era otra, pero los temas eran muy interesantes. Además, Eimer regularmente filosofaba sobre las tesis del pensador liberal Karl Popper en sus reuniones de trabajo con nosotros. Este «liberal de la vieja escuela» me convenció de sumarme a las filas del FDP y hasta me presenté como candidato comunal de este partido en Bonn-Bad Godesberg, y en 1994 fui el jefe de la campaña electoral del FDP en esta zona. Tras el affaire Möllemann(1) y un panfleto antisemita del partido en 2002, terminaron mis simpatías por el partido liberal. En 2010 me sumé al SPD porque quería tener nuevamente actividad partidaria y porque quería enfrentar las tesis racistas de Sarrazin(2) expresadas en su libro «Alemania se desintegra». Mi identificación personal con el judaísmo no influenció este desarrollo.

-Durante 10 años fue secretario general del Consejo Central de los Judíos en Alemania. ¿Cambió mucho la vida de los judíos en Alemania en esa década?
-En el marco de regulación de la cuota de refugiados ingresaron unos 220.000 judíos de la ex Unión Soviética a Alemania. Más de la mitad de estas personas se han hecho miembros de las comunidades judías en el país. Estuvimos ocupados con serios problemas logísticos y de integración porque las estructuras de las comunidades existentes no estaban preparadas para semejante tarea. En algunas comunidades la cantidad de miembros creció en un 90%. Esto fue y es todavía un desafío colosal. Durante ese tiempo también debíamos ocuparnos del extremismo islámico y de la ultraderecha. También el antisemitismo en todas sus expresiones posibles estaba en el orden del día. Durante la integración de estos inmigrantes surgieron las tensiones lógicas derivadas de las diferencias culturales entre judíos de habla rusa y los germano-parlantes. Pero esta inmigración ha solidificado la continuidad de las comunidades judías en este país. Y ha modificado la autopercepción que tienen sus miembros. Se ha formado un nuevo judaísmo en Alemania, diferente al que existía desde la posguerra.

-Supuestamente su renuncia a este cargo se debió a diferencias de opinión con la presidencia del Consejo Central con respecto a una solicitud de prohibición del partido ultraderechista NPD. ¿Podría profundizar por favor este punto?
-Describirlo así, sería un recorte muy pequeño de la realidad. No es ningún secreto que existía un disenso entre mi persona, secretario del Consejo Central, y el presidente del mismo con respecto a la solicitud de prohibición del partido NPD, que planeaban las autoridades alemanas. El disenso no se refería la prohibición en sí, sino a las posibilidades de éxito del mismo(3). Desde mi punto de vista, era bastante seguro que la solicitud no iba a tener éxito, por lo cual sugerí desistir del intento. Me parecía que un segundo rechazo(4) a la solicitud de prohibición del NPD iba a dañar más a las instituciones democráticas que otra cosa. También es cierto que como secretario general, que actuó bajo tres presidentes diferentes del Consejo Central, a veces hacia uso de una independencia política que llevó a tensiones en el seno de la institución. Por eso decidí, que habiendo arribado al final de mi cuarta década, era la última oportunidad de comenzar algo nuevo.

-Actualmente es el presidente de la Oficina de Defensa de la Constitución de Turingia(5).Se hizo cargo de este puesto en noviembre del 2015, después que el mismo estuviera desierto desde 2012 por la implicación de esa oficina en la serie de atentados del NSU(6). ¿Qué lo llevo a asumir ese cargo?
-En la primavera de 2015 hablé por teléfono con el Ministro-Presidente de Turingia, Bodo Ramelow. Somos amigos desde hace años, y yo en ese momento trabajaba como director europeo del American Jewish Comitee en el combate contra el antisemitismo. Cuando discutimos con él sobre las dificultades de la lucha contra el antisemitismo y la ultraderecha, como así también el rol de las fuerzas de seguridad en Turingia, le dije en broma: «Nómbrame presidente del Verfassungsschutz de Thüringen a mí. No solo sería una señal política fuerte, sino que también podría corporizar un nuevo comienzo de esta oficina después del escándalo del NSU». Ambos reímos sobre mi propuesta. Unas semanas más tarde me llamó el ministro del Interior de Turingia, Holger Poppenhäger, y el resto es historia conocida.

-¿Poseen las fuerzas de seguridad alemanas los instrumentos necesarios para controlar las redes de ultraderecha? ¿Posee la justicia local los instrumentos legales para sancionar judicialmente estas actividades?
-¿Controlar? Nosotros no queremos controlar las estructuras de la extrema derecha, queremos combatirlas. Es una diferencia muy importante. Los instrumentos actuales son suficientes, aunque hay algunos sectores como en la tecnología de la comunicación y la globalización del extremismo en los cuales tenemos que actualizar nuestros métodos y ajustarlos al momento actual. No se puede combatir los peligros de 2021 con los instrumentos de 1970. Siguen existiendo problemas en la colaboración entre diferentes oficinas provinciales y federales y lamentablemente en algunas personas hemos descubierto una falta de ambición en combatir el extremismo de derecha con todos los instrumentos que nos facilita el Estado de derecho.

-Lübke, Halle, Hanau(7), ¿estaban las fuerzas de seguridad alemanas concentradas en combatir el extremismo islamista o de izquierda?
-Tras los hechos, uno siempre tiene mejores respuestas. Yo tendría mucho cuidado con repartir culpas. Lo que sí es cierto, es que atentados semejantes en Oslo, Christchurch, Pittsburgh, París o Bruselas nos deberían haber servido de advertencia de que algo así podía ocurrir aquí, y eso lamentablemente no fue así. Se pensaba que existía sí un peligro abstracto y nos dejamos caer en un sentimiento de seguridad ficticio. Pero en el mundo globalizado y digitalizado no existen islotes de dicha absoluta y el terror puede ocurrir en cualquier lugar. Esto está fuera de duda y la pregunta solo es cuándo y dónde ocurrirá. El caso del Dr. Walter Lübke, a quien conocí en una actividad de la comunidad judía de Kassel, es especialmente trágico. Hace años que convivimos con amenazas y atentados de la extrema derecha a personalidades públicas y ciudadanos comunes comprometidos. También existen amenazas de la ultraizquierda a los políticos de la misma calidad, pero en menor cantidad. Expresiones de odio y difamación con destinatarios personalizados, así como ataques físicos se han vuelto una costumbre. Y esto ha continuado durante la pandemia. Y estas agresiones no son tomadas en serio, su peligrosidad es minimizada por ciertas autoridades. Y lamentablemente, en demasiadas ocasiones se le echa la culpa a las víctimas: solo su compromiso público los ha llevado a ser el objeto de las agresiones e insultos. Como fuerza de seguridad debemos prepararnos para distinguir personas peligrosas con anterioridad, tanto en internet como en el mundo analógico. Pero esto solo puede funcionar si como sociedad nos prestamos más atención el uno al otro y nos preocupamos por nuestros semejantes. No es una cuestión de espiar al vecino, sí de demostrar más empatía y solidaridad entre la gente. Solamente así se pueden detectar los casos de personas que pierden el rumbo.

-En los últimos años también han aparecido estructuras de extrema derecha dentro de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. ¿Qué capacidad de defensa tiene la democracia alemana contra el riesgo de la infiltración de ultraderechistas?
-Hay una serie de graves desarrollos y escándalos de estructuras de extrema derecha dentro de las Fuerzas de Seguridad que deben llamar nuestra atención. Pero también es cierto que la mayoría de los miembros de estas fuerzas están comprometidos con los principios de nuestra Constitución y rechazan esos posicionamientos extremistas. Para que este siga siendo así, debemos seguir esforzándonos en su formación inicial y continua, acompañándola con un buen sistema de gestión de problemas y una cultura de liderazgo democrática. El cuidado y reconocimiento de la labor de sus integrantes debería ser coronado con la instalación de un ombudsman para las Fuerzas de Seguridad en el Parlamento Federal, como ya existe para las Fuerzas Armadas. Tenemos que inmunizar a los miembros de estas fuerzas contra el extremismo, el odio y la difamación de cualquier tipo. Esto último también es válido para todo el resto de nuestros conciudadanos/as.

-¿Existen diferencias en el combate contra los grupos anticonstitucionales del Este y el Oeste de Alemania?
-30 años después de la reunificación alemana, todavía no todo se ha unido como se esperaba en su momento. Prejuicios y cliches siguen estando presentes en la vida diaria. El crecimiento conjunto de las dos Alemanias todavía va necesitar de un período de tiempo. Los últimos años de la RDA todavía dejan secuelas en el comportamiento de la población de la parte oriental de Alemania. Esto hay que tenerlo en cuenta, cuando uno se enfrenta a estos grupos, pero a la vez no debe ser dramatizado. Muy destacable es que la mayoría de los líderes de la extrema derecha del territorio de ex-RDA, provienen en su mayoría de la parte occidental del país.

-La comunidad judía de Alemania es la tercera más importante de Europa. ¿Qué futuro le espera?
-La comunidad judía de Alemania es una Comunidad animada y segura de sí misma que ha llegado a todas las partes de la sociedad. No crece cuantitativamente en estos últimos años, pero esto puede cambiar.

-Alemania ejercita una poderosa política oficial de la Memoria que se ha ido desarrollando desde el fin de la dictadura nacionalsocialista. Pero de todas maneras, pareciera ser que algunos hechos comprobados del pasado son vueltos a poner en duda. Ahora que los testigos presenciales de los hechos van desapareciendo por razones biológicas, ¿no cree usted que esa cultura de la memoria oficial debería descender a un plano más cercano a las personas (Escuela, Clubes deportivas, asociaciones varias)?
-La política de la Memoria ha recorrido un largo camino en Alemania, y me atrevo a afirmar que este país sería otro si no hubiera existido esta política. De todas maneras, no nos podemos quedar en los éxitos del pasado y continuar haciendo lo mismo. Los testimonios de los sobrevivientes eran elementos esenciales e imprescindibles de la Memoria. En los sitios de la Memoria, ya desde algún tiempo sin la participación de los sobrevivientes, se están desarrollando conceptos pedagógicos muy prometedores para tematizar la cuestión de la responsabilidad. Este desarrollo debe ser continuado. Por el otro lado, me impactan los discursos e imágenes de jóvenes que actualmente durante el desarrollo de manifestaciones contra las restricciones impuestas por el coronavirus, utilizan las figuras de Anne Frank o Sophie Scholl(8) y hacen comparaciones entre su situación actual y la dictadura nazi de 1933-1945. Las reacciones contrarias a estas comparaciones fueron muchas y muy rápidas, pero el solo hecho que se hagan, no predice nada bueno.

-Usted quiere ser elegido en las próximas elecciones al Bundestag (Parlamento Federal). ¿Cuáles son los puntos destacados de su candidatura, que posiciones quiere defender en esa cámara?
-Me candidateo al Bundestag porque quiero defender una serie de principios que siempre han sido esenciales para nuestra sociedad, pero quizás en los próximos años sean aún más importantes. Actualmente estamos experimentando una ola de odio y difamación en el quehacer político diario. Un nacionalismo de base étnica divide nuestra sociedad y lleva a una radicalización creciente de todo el arco político en diferentes niveles. La así llamada clase media, por cierto el 58% de nuestra población, que constituye la base sólida de nuestro bienestar y es el fundamento de nuestra sociedad abierta, se ve confrontada con miedos con respecto a un descenso socioeconómico y en algunos casos a un miedo existencial. Por la crisis del COVID debemos convivir con jornadas laborales reducidas, despidos y caída de los pedidos a la industria. Las reservas monetarias de la gente van desapareciendo, a pesar de las cuantiosas ayudas estatales. Quebrantos y pobreza en el futuro ensombrecen el panorama. En esta situación para mi es fundamental mejorar nuestra sociedad abierta. En concreto: que las personas puedan vivir en paz, que nos aceptemos y respetemos entre nosotros, sin importar las diferencias en nuestros planes de vida. Que cada ciudadana y ciudadano pueda vivir de los frutos de su trabajo y diseñar su futuro. Por supuesto que aquellos que la necesitan, reciban también la ayuda de la sociedad. Esto no es una cuestión de dar limosnas, sino de ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas. Justicia social y participación son para mi parte de la dignidad humana. Para mí, y pienso que para muchos otros ciudadanos/as, los valores tradicionales de la socialdemocracia como Justicia Social, Paz, Libertad y Solidaridad siguen siendo válidos y actuales. Espero poder representar estos valores con una voz potente en el Bundestag representando al estado de Turingia.

 

1) Jürgen Möllemann fue un destacado dirigente político del FDP e integró gobiernos nacionales de coalición con el SPD y la CDU. Integrante de la Asociación de Amistad Germano-Árabe, fue uno de los lobbystas que favoreció en los ‘70 la venta de armamento alemán a Arabia Saudita. En 2002, ya alejado de los cargos nacionales, radicalizó sus expresiones críticas con respecto al gobierno del Estado de Israel, cayendo en un discurso abiertamente antisionista-antisemita. Pocos días antes de una elección hizo distribuir 8.000.000 ejemplares de un folleto de su partido, repitiendo los mismos contenidos arriba citados. Una investigación sobre la financiación de este folleto llevó a que fuera separado de la fracción de los diputados del FDP en el Bundestag y perdiera la inmunidad parlamentaria. Cinco días después falleció en un salto en paracaídas, una de sus actividades preferidas.
2) Thilo Sarrazin fue ministro de Finanzas del SPD en el Land Berlin entre 2002 y 2009. Su libro de 2010 refleja un pensamiento conspirativo con respecto a una «islamización» de Occidente y contiene claras muestras de racismo (p.ej.: menciona diferencias genéticas de vascos y judíos con respecto a otros pueblos).
3) Para prohibir a un partido político, el Ejecutivo o Legislativo alemán formula una acusación contra esa agrupación política. La prohibición en sí es decidida por el Tribunal Constitucional.
4) Una solicitud de ese tipo del gobierno federal fue rechazada en 2003 por el Tribunal Constitucional, porque gran parte de la información presentada provenía de personas infiltradas por las autoridades alemanas en el NPD.
5) Tras la catástrofe del nazismo, las autoridades alemanas decidieron separar la actividad policial de la defensa del sistema político. Existe una oficina federal (Bundesverfassungsschutz) y 16 oficinas provinciales de defensa de la Constitución. Este esquema federal a veces lleva a discusiones sobre competencia entre los entes.
6) El NSU era un grupo neonazi que durante cerca de una década actuó en la clandestinidad y se lo ha hecho responsable de diez asesinatos durante este período. Los miembros del grupo vivían en Turingia y estaban en estrecho contacto con informantes de la oficina de defensa de la Constitución local. Solo tras la muerte de dos integrantes del mismo en un incendio de una casa rodante, se empezó a esclarecer sus actividades y contactos.
7) Walter Lübke, político democristiano asesinado el 2-06-19 en su hogar por un neonazi. El 19-02-19 un extremista en la ciudad de Hanau asesinó a nueve personas de origen extranjero y posteriormente se suicidó. El 09-10-19, el día de Iom Kippur, un ultraderechista armado intentó entrar en la sinagoga de Halle para matar a los concurrentes al servicio religioso. Como el portal del edificio resistió sus disparos, asesinó a una mujer que pasaba por allí y posteriormente a un comensal de un puesto de comida callejero turco. Todo el suceso lo filmó y retransmitió en vivo.
8) Sopie Scholl fue una estudiante alemana que lideró un grupo antifascista llamado «La Rosa Blanca». Murió asesinada por los nazis en 1943.