Reunión Abu Mazen - Ariel Sharón

Final incierto

Israel no dará pasos inmediatos para mejorar la situación en los territorios ocupados pese a reconocer esfuerzos reales de la AP en su lucha contra la violencia y la incitación a la violencia. A decir de observadores internacionales, la reunión cierra con “un preocupante fracaso”.

Sin luces ni cámaras. Sin testigos indiscretos ni ceremonias festivas. Sin bombos ni platillos. Sin discursos esperanzadores ni guiños mutuos. Todo muy distinto a la reunión del pasado 1 de julio.
Ariel Sharón y Mahmud Abbas se citaron ayer por cuarta vez para negociar en la residencia del primer ministro israelí en Jerusalem. Acompañados de los hombres de máxima confianza, y rodeados de grandes medidas de seguridad, con una agenda presidida por la posible liberación de prisioneros palestinos de las cárceles y los campos de detención israelíes, ambos jefes de gobierno intercambiaron opiniones durante más de dos horas, en las que no faltaron voces alzadas sin llegar a acuerdos inmediatos.
Al final uno y otro se desearon buen viaje (Abu Mazen viaja a El Cairo para entrevistarse con Hosni Mubarak, antes de hacerlo a Ammán para ver al Rey Abdalá II y a Washington para ser recibido con alfombra roja en la Casa Blanca; mientras que Sharón se reunirá también con Bush el 29 de julio) y convinieron en citarse a la vuelta de sus respectivas giras diplomáticas para ver si pueden cerrar algún pacto concreto.
Como estaba previsto, la mayor parte de la entrevista centró foco en la liberación de los presos palestinos. La tensión fue evidente a lo largo de la conversación. Tanto que según fuentes palestinas, Abu Mazen se negó a aceptar una lista de 350 prisioneros a liberar en las próximas fechas -por Israel- considerando dicho listado muy escaso en calidad (sólo incluye a presos comunes y detenidos administrativos, aquellos que no han sido juzgados) y cantidad (muy lejos de los miles que exige la AP).

De 3.000 a 4.000 presos

Fuentes de la seguridad israelí comentaron que si las negociaciones fueran por el buen camino y, por supuesto, la tregua unilateral no sólo no se rompiera sino que fuera más allá de los tres meses, el número de presos liberados con el tiempo podría alcanzar los 3.000 ó 4.000, incluidos miembros de Hamás y del Yihad Islámico sin delitos de sangre.
De todo eso, al menos, acordaron seguir hablando Sharón y Abu Mazen al regreso de sus respectivos viajes a los Estados Unidos. Mientras tanto, Avi Dijter, jefe del Shin Bet (servicio de seguridad interior israelí) y Hisham Abdel Razek, ministro palestino para los prisioneros, mantendrán nuevos contactos sobre la cuestión.
Pero lo peor de la reunión llegó cuando abordaron el fin del confinamiento de Yasser Arafat en Ramallah. “Continuaremos con el asedio por vuestro propio bien”, afirmó Sharón a los palestinos que se sintieron frustrados e indignados.
La postura israelí, es clara y contundente: “Arafat tiene pasaje de ida, sólo de ida, si quiere abandonar Ramallah hacia cualquier destino”.
Tampoco se avanzó más allá en cuestiones de tanta importancia para el día a día de los palestinos como la retirada militar de otras ciudades de Cisjordania y el levantamiento de los controles en las carreteras.
Pese a las declaraciones positivas efectuadas por portavoces de ambas partes después de la reunión, nadie ahuyentó la sensación de fracaso y de que, una vez más, la pelota de la paz.
Bush deberá, en los próximos días, apretar las clavijas a sus invitados entemas tan calientes como: la liberación de presos palestinos, la paralización de la construcción del muro isrelí, el desarme por parte de la AP de los brazos armados de Hamás y del Yihad Islámico o el desmantelamiento de las colonias judías.