Como cada año, la llegada de un nuevo aniversario del asesinato de Itzjak Rabin nos vuelve a interrogar sobre lo acontecido hace ya 25 años ¿Qué provocó entonces? ¿Cómo afectó a los procesos de paz y al tejido social israelí? Pero, al mismo tiempo, vemos como se buscan los puntos de comparación entre lo que ocurrió entonces y lo que pasa hoy. Como si tal paralelismo fuera posible.
Para repensar esta fecha convocamos a cinco personalidades argentinas e israelíes del mundo de la academia, la educación, la política y el activismo. Les propusimos a cada uno una palabra. Este es el resultado.
Judaísmo
La noche de aquel sábado 4 de noviembre de 1995, tembló la tierra, se estremecieron los cimientos de la sociedad israelí y judía, y del mundo entero.
El Primer Ministro israelí Itzjak Rabin, Comandante en Jefe del Ejército que lideró la victoria en la Guerra de los Seis Días, Embajador de Israel en los Estados Unidos que profundizó la relación estratégica con el principal aliado. Un hombre honesto e inocente, un hombre humilde, un pacifista, un protector de Israel que nunca bajó la guardia. Rabin fue asesinado al final de aquella masiva concentración por la Paz en Tel Aviv. Lo asesinó un hombre al cual las fuerzas extremistas de la sociedad le inculcaron el odio y la violencia.
«No matarás» es uno de los Diez Mandamientos que conforman los pilares de la tradición judía. La sociedad judía e israelí no superó el inimaginable acto del asesinato de Rabin. Debemos aprender la lección moral y social que la vida y la muerte de Itzjak Rabin nos han legado: Bregar por la unidad y contra la uniformidad. Luchar por el respeto a la opinión de los otros, por la moderación y contra el extremismo. Defender el amor por el ser humano sin distinción alguna.
Shulamit Bahat – Beit Hatfutzot, Museo del Pueblo Judío
Educación
Ma Haya Im, canción de la banda israelí Hadag Nachash, nos trae un cuestionamiento importante: “Qué hubiese sido si…?”. Hace reflexionar, imaginar y crear realidades utópicas que podríamos estar viviendo si Rabin no hubiese sido asesinado.
Pero el presente es otro, Rabin fue asesinado. Fue asesinado por su propio pueblo, por muchas voces que, gritando “traidor” al unísono, apretaron un gatillo.
Es así que como educadores/as/xs se nos plantea un desafío. Educar para la Paz en un contexto en el que el odio está eternizado.
De nada sirve mirar a nuestro alrededor, al Estado de Israel, al movimiento sionista, y preguntarnos qué diría Rabin si estuviera vivo, porque quienes vivimos somos nosotros, nosotras y nosotres. Queda en nuestras manos sentarnos a esperar, o construir un presente que permita que en el futuro, el pasado esté más vivo que nunca.
Rabin fue asesinado por el odio, por la intolerancia y por la polarización. Por la no aceptación del otro, del diferente, del convivir. Su muerte no puede ser vista como algo puntual e impredecible. Fue un proyecto y, por eso, la educación post Rabin debe apuntar a combatirlo, pero también, a crear alternativas.
Educar en una era post Rabin, entonces, es educar a la transformación. Transformar nuestras banderas, nuestro lenguaje, nuestras dudas y nuestras certezas, tomar lo que fue y transformarlo para que sea relevante con lo que es, hasta que la utopía sea una realidad. Pero igual, cuando ese día llegue, nuestras miradas siempre serán un reflejo de lo que nos falta. Porque aunque podamos honrarte, Chaver, ata Chasser – Amigo, haces falta.
Nadu Rogovsky y Rafa Arkader – Hashomer Hatzair Latinoamérica
Liderazgo
El legado de Rabin es el liderazgo por la paz. Es un liderazgo que asume responsabilidad y coraje, y promueve un gobierno civil democrático de cooperación árabe-judía. El gobierno de Rabin tuvo el respaldo de los parlamentarios árabes, logrando así la mayoría, a cambio del apoyo para el desarrollo y la inversión en la sociedad árabe. Cuán diferente de los políticos de «centro» de hoy, que están dispuestos a hundir a Israel en el lodo del fracaso y la corrupción a cambio del principio supremo «todo menos árabes».
Aún tenemos la oportunidad de hacer en el Parlamento aquello que los ciudadanos israelíes nos vienen demandando en estos últimos tres meses y medio, en las manifestaciones en la calle Balfour, en los cruces y en los puentes. Tenemos la oportunidad de poner fin a un régimen corrupto que ha perdido toda la confianza de la ciudadanía. Es tiempo de abrir un camino de paz, cooperación e igualdad. Tenemos la oportunidad de decidir y construir un futuro diferente, que en 25 años más podamos estar orgullosos de vivir en paz con nuestros vecinos, que la próxima generación no tenga que crecer en una realidad de guerra, división, incitación, corrupción y odio, sino más bien en una tierra de paz, cooperación e igualdad.
Tamar Zandberg – Partido Meretz
Paz
Apostar a la Paz-Shalom y creer que es posible, en tiempos que corren suele verse para algunxs como algo naif, asunto de idealistas, espirituales y new age. Cargando estas
palabras de un dejo de desprecio. Paz, palabra devaluada o invisibilizada. Me gusta el ejercicio de abrir las palabras y ver qué contienen; de a ratos se vacían de tanto usarlas sin conectar con su verdadero significante. Paz no es ausencia de guerra ni de conflictos. A mi modo de ver la Paz se inicia en pequeñas acciones de convivencia y diálogo. La Paz es ir al encuentro del otrx, del diferente que no piensa como yo y aun así lo respeto y lo acepto. Es ser empáticos y andar por un rato en los zapatos del otrx. Escuchar su historia que puede resonar con la mía o ser bien ajena a la mía.
Animarnos a derribar muros de prejuicios y miedos que nos separan para poder mirarnos a los ojos y sostener la mirada.
En estos días que recordamos los 25 años del asesinato de Itzjak Rabin, aparecen frases que quedaron en la memoria colectiva de todo un pueblo como parte de su legado… “La Paz no se hace con los amigos, se hace con los enemigos”. “Los seres humanos no están hechos de acero. Tienen corazón y alma. Gritan y ríen, aman y hieren. Los humanos son humanos”. “Sí a la Paz, No a la violencia“.
Rabin promovió, practicó y participó de la construcción de Paz. Apostó y creyó que la Paz es posible y pudo ser protagonista de su concreción.
Actualmente en Israel hay voces de la ciudadanía que alzan su voz, son hacedores de Paz como Nashim Osot Shalom y otros colectivos que eligen transitar este camino. Sin duda Itzhak Rabin es faro y es guía.
Rabin, sin duda llenó de significante la palabra Shalom .Se animó a mirar a los ojos al enemigo con quien teníamos que hacer la Paz. Hoy más que nunca es urgente y necesario continuar su tarea.
Adriana Potel – Mujeres activan por la paz
Memoria
Pocas cosas son más impredecibles, más maleables, que la memoria. La memoria (tanto la personal como la colectiva) es el territorio de una batalla constante, una batalla contra el olvido pero también una batalla para definir cómo se recuerda y qué se recuerda. ¿Cuál será el recuerdo que las generaciones del futuro tengan de Itzjak Rabin y de su legado? La respuesta a esa pregunta depende en buena parte de nosotros, y probablemente defina qué futuro vivamos.
¿Será recordado Itzjak Rabin como el último de una generación que se entregó en cuerpo y alma, a veces sin preguntar demasiado, a la construcción de una patria judía? ¿Se lo recordará como aquel adolescente que dejó la escuela agrícola Kadurie para enrolarse en el Palmaj? ¿Se lo recordará como el militar de hablar tosco y escasos modales al que la Historia situó como Comandante en Jefe en la mayor de las batallas, que duró sin embargo sólo seis días? ¿Será recordado por su eterna y casi folclórica rivalidad con Shimon Peres? ¿Elegirán recordarlo como Ministro de Defensa durante la Primera Intifada? ¿Podremos hablar del legado de Rabin sin recordar la profunda herida que dejó en la sociedad israelí su asesinato, una herida que no cicatriza y que a lo mejor sigue abierta en nuestros días?
Una vida es como un libro. Cada capítulo de una vida resignifica los anteriores. Todos los días, cada uno de nosotros escribe un nuevo capítulo de nuestro libro. La biografía de Rabin incluye episodios con los que nos cuesta identificarnos. Rabin fue el comandante de la ocupación, fue el que con su desidia legitimó la colonización en Judea y Samaria, fue el que ordenó romper “brazos y piernas” en la Intifada.
Pero en el último capítulo de su vida, Rabin fue también el que rompió el tabú israelí dominante, reconoció el nacionalismo palestino y buscó con determinación la paz con los palestinos.
El último capítulo de Rabin mostró su coraje no solo en la búsqueda de la paz, sino también la audacia de revisar sus anteriores convicciones y cambiarlas. Ningún líder israelí, y muy pocos líderes en cualquier lugar, han mostrado el mismo tipo de coraje. Quisiera que el legado de Rabin sea, justamente, la memoria de ese coraje.
Yoel Schvartz – Historiador
*Sheliaj Hashomer Hatzair