La victoria del Hamas no logró lo que se esperaba. Por el contrario, se sospecha de un crecimiento del laborismo al momento de votar, lo que acá llaman ‘la mano temblorosa’, o sea que quienes votaban al laborismo y hoy optan por Kadima, se arrepientan en el cuarto oscuro.
El crecimiento de la derecha, en especial del partido del ruso Liberman, es a cuenta del Likud más que nada, y resulta realmente increíble cómo apunta al publico ruso con su foto apoyada en un DA (‘sí’ en ruso) y la de Olmert, Bibi y Peretz con un enorme ‘niet’ (no en su idioma materno).
Pero no nos confundamos tanto: el crecimiento de este partido, de Shas, de Avodá, y en menor medida de Meretz, se debe a que en la agenda del electorado israelí pesa más la economía que el conflicto con los vecinos.
Encuestas publicadas marcan a la economía como el tema más preocupante para a la gente a la hora de votar.
Por eso el Likud ahora trata de profundizar el discurso en sus logros económicos a través de ‘Bibi’ Netanyahu como ministro, justo la persona que acabó con lo más sano de la economía israelí desde sus inicios.
El día de las elecciones es feriado en Israel, muchos preparan sus picnics y quizá los que están más en problemas son los votantes de Shas, a quienes su líder les prometió el paraíso si votan al partido, y se dedica a insultar, por carta, a quienes no lo hagan.
Si votás por Shas hacés una mitzvah, si no votás por Shas…vas a tener que recurrir al programa ‘Transformaciones’ de la Mazzoco como mínimo.
Y ya que entramos en lo televisivo, es impresionante lo de Amir Peretz, un mini Stalin de ‘Duro de domar’, un gremialista de hierro con popularidad en aumento que tuvo la valentía de acusar al perenne Shimon Peres de abrazarse, en Kadima, con los mismos que incitaron al fin de Rabin.
Textualmente, dijo: “Simón, no te olvides del cálido abrazo que recibiste ese día antes que Rabin bajara del escenario”.
Olmert propone salida unilateral de los territios y casi el 70% de la gente lo acepta, ya se acabaron esos gritos asustando a la sociedad con el riesgo de desaparecer a manos del enemigo.
Sharón, quizás el hombre que más incitó a ese pensamiento, cambió su parecer y convenció a una mayoría que quiere olvidarse que existen los territorios, los palestinos, el Hamas y lo que sea.
Mientras ‘Arik’ sigue en Jerusalem, metido en su larga siesta, la sociedad israelí despertará a un nuevo futuro, donde la línea de pobreza preocupa más que la línea que divide al país de los territorios ocupados.