«Irán es nuestra verdadera pesadilla y el peligro existencial para Israel», señaló Harel en declaraciones recogidas por Europa Press, subrayando que «el problema palestino no constituye para nosotros un peligro hacia la existencia misma del Estado de Israel».
Sin embargo, añadió, «la amenaza de Irán llevada a su extremo a través de un líder como Ahmadineyad, eminentemente antisemita, y con las posibilidades económicas de Irán, unido al fundamentalismo y a la carrera armamentista nuclear, hacen de Irán un peligro internacional».
El embajador israelí se mostró satisfecho de que haya coincidencia entre la Unión Europea, Estados Unidos e Israel del «peligro iraní», pero también defendió la vía de la diplomacia «contundente».
Preguntado sobre las posibles conversaciones entre Washington y Teherán, el embajador israelí subrayó que se trata de «un diálogo muy específico, muy puntual sobre la situación de Irak» y que Estados Unidos ha informado a Israel de que «no se tocará bajo ningún concepto los otros puntos de la carrera nuclear armamentista o el apoyo de Irán hacia grupos terroristas extranjeros».
Por otra parte, en lo que respecta al proceso de paz en Oriente Próximo, Harel lamentó que con la victoria de Hamas en las elecciones palestinas «se ha dado un paso hacia atrás», ya que se trata de un grupo al que tanto la UE como Israel y otros miembros de la comunidad internacional consideran terrorista.
No obstante, señaló que «en el momento en que Hamas dejara de ser un grupo terrorista y aceptara las tres condiciones básicas», que consideró no dramáticas, entonces «cambiarían las reglas del juego y podríamos comenzar a dialogar, porque queremos dialogar con nuestros vecinos, sacar adelante el ‘Mapa de Rutas’ y que tengan un Estado palestino».
Para Harel las tres condiciones podrían ser aceptadas por Hamas ya que «el mes que viene celebramos 58 años de independencia y llegó la hora de que nos reconozcan como Estado»; ahora son un Gobierno por lo que «tendrán responsabilidades» por lo que animó a sus dirigentes a que «abandonen la violencia y usen el diálogo».
Ante la inminencia de las elecciones israelíes, Harel rechazó que la operación de la semana pasada contra la prisión palestina en Jericó fuera un acto electoral, defendiendo que el objetivo era «llevar ante la justicia» a los seis asesinos de un ministro israelí que iban a ser liberados tras la retirada de los observadores británicos y estadounidenses. «Todo lo que se hace en estos momentos se ve como campaña electoral, pero no creo que merezca esta definición», remarcó.
