Diálogo con el Rabino Joshua Beraha, del movimiento Reformista en Washington. Una búsqueda de significados compartidos y solidaridad más allá de lo retórico.

Los judíos de EE.UU. y la lucha antirracista (1)

¿Hasta qué punto y de qué manera ha reflexionado y respondido la comunidad judía estadounidense ante el asesinato de George Floyd (y de tantas otras personas que lo precedieron en el pasado reciente: Michael Brown, Ahmaud Arbery, Philando Castile, Breonna Taylor, Sean Reed, Tony McDade) y la lucha antirracismo contra las comunidades negras en general? No cabe duda, el racismo y sus luchas en Estados Unidos tienen raíces estructurales profundas e históricas que llevan décadas, inclusive siglos. Vergonzosamente, el racismo, la opresión y la cultura de supremacía blanca conviven en el ADN de los Estados Unidos junto con sus aspectos más positivamente valorados por su mismo pueblo: su enfoque en las libertades individuales y el espíritu emprendedor, los valores democráticos y los pesos y contrapesos institucionales, el voluntarismo y los lazos comunitarios locales, entre tantos otros. Sin embargo, el último “No puedo respirar” de Floyd del 26 de mayo de 2020 marca un grito ahogado más, en una larga y trágica historia, por una renovada concientización social, un “despertar”, una indignación más allá de la palabra, que lleve a la acción sostenida y centrada en la solidaridad, la escucha, el entendimiento y el diálogo entre comunidades. Como judíxs, resulta fundamental escuchar el llamado y asumir la responsabilidad. Tal como nos recuerda Hillel: “Si no es ahora, ¿cuándo?” Con el propósito de identificar y entender un ejemplo de respuesta de la comunidad judía –y el contexto histórico más general dentro del cual se ha desarrollado— desde Nueva Sion entrevistamos al Rabino Joshua Beraha, del Templo Micah, una comunidad asociada al movimiento Reformista en el Noroeste de Washington, DC. Beraha compartió sus impresiones con mucha apertura, ojo crítico y humildad, las cuales invitan a indagar en lo profundo de cada unx de los judíxs comprometidxs con la justicia social –en cualquier lugar del mundo— como seres humanxs activxs en tikkun olam (“reparar el mundo”), ya que no hay nada más judío que eso.
Por Victoria Wigodzky *

¿Cómo describirías los esfuerzos de la comunidad judía de DC alrededor del asesinato de George Floyd y la lucha antirracismo contra la comunidad Negra en general? ¿Qué aspectos te parecen particularmente importantes compartir con un público argentino quizás más familiarizado con los eventos y el contexto histórico en base a fuentes periodísticas “tradicionales”? 

El Rabino abre la conversación recordándonos algunos textos que enmarcan su lectura de la respuesta de la comunidad judía:

«Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,

porque yo no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,

porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,

porque yo no era judío.

Luego vinieron por mí, pero para entonces, ya no quedó nadie para hablar por mí.»

(Martin Niemöller, teólogo y pastor luterano alemán)

“¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”. (Genesis 4:10).

Y agrega su propia introducción: “Fuimos esclavos en Egipto, por supuesto que saldremos a aclamar por la vida”.

Las acciones han variado y han incluido desde declaraciones y comunicados de autoridades religiosas y templos, hasta servicios conmemorativos virtuales, carteles con frases de apoyo y participación en protestas, lo último particularmente complejizado –y limitado— por la pandemia Covid. Algunos ejemplos de respuesta de la comunidad judía progresista o “liberal” (en el sentido norteamericano de la palabra) que valen la pena resaltar incluyen: la Declaración del Liderazgo Judío Reformista: Black Lives Matter es un valor judío[1] y Más de 600 organizaciones y sinagogas declaran: Black Lives Matter. En este video, las palabras de Yolanda Savage Narva[2], integrante Negra del Templo Micah quien fue instrumental en la elaboración de la primera declaración, son particularmente pujantes y hablan por sí mismas.

El Templo Micah organizó un servicio conmemorativo por George Floyd el séptimo día de su muerte, como acción simbólica, poderosa y consciente de marcar el periodo de Shiva. Más de 200 familias se conectaron via Zoom. El sermón del Rabino Zemel (en inglés) aporta importantes conexiones y aprendizajes desde una perspectiva religiosa reformista. El Templo también difundió listados de protestas y vigilias en DC e incentivó a lxs integrantes de su comunidad a participar y manifestarse con carteles de solidaridad.

[Entre otros sectores más conservadores de la comunidad judía, algunas de las respuestas han incluido la cobertura del diario Times of Israel y el artículo “George Floyd y la curación de América: Ellos son nosotros y somos uno” por el rabino de Jabad, Tzvi Freeman.]

Según el Rabino Beraha, el diálogo y la relación entre las comunidades Negras y judías Norteamericanas era cercana, y se podría considerar que tal vez llegó a su pico, en la década de los sesenta durante el movimiento por los derechos civiles. Contamos con la imagen inspiradora y reveladora del Rabino Abraham Joshua Hershel marchando con Martin Luther King, Jr. desde Selma a Montgomery, Alabama el 21 de marzo de 1965, así como otras importantes acciones solidarias que acompañaron esa manifestación.

Luego de ese histórico momento, sin embargo, lxs judíxs estadounidenses, como comunidad en general, “se transformaron en blancxs” en el imaginario y la narrativa nacional, cada vez más asociadxs con los sectores de clase media-alta, considerados más distantes o al menos cada vez más desconectados de la lucha antirracista. (En cambio, durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, muchxs eran percibidxs como inmigrantes de primera o segunda generación, más cercanxs a las realidades socio-económicas de otras comunidades marginadas.) En los años setenta y ochenta, las tensiones raciales escalaron alrededor de la integración de las escuelas y los disturbios y / o saqueos en lugares como Brooklyn, NY (muchos de estos incidentes implicaron a comunidades judías ortodoxas), lo cual gradualmente contribuyó a un deterioro en el vínculo y la lucha conjunta.

[El asunto de Israel y Palestina no ha quedado por fuera de las divisiones más recientes. Muchxs jóvenes Negrxs, por ejemplo, tienden a alinearse y tener mayor empatía con lxs Palestinxs como minorías oprimidas o personas de color similarmente marginadas, considerando a lxs judíxs más cercanxs a las comunidades blancas “opresoras” o “colonialistas”. Es posible que para las generaciones más jóvenes, la historia del activismo judío durante el movimiento por los derechos civiles tenga menos relevancia, inspiración o llegada, que para las generaciones anteriores.]

Las tensiones –que incluyen tanto temas de raza como de clase— también se agudizaron a raíz de las declaraciones antisemitas del líder de la Nación de Islam, Louis Farrakhan durante las últimas tres décadas, quien en distintos momentos ha tenido seguimiento en ciertos sectores de la comunidad Negra. Y un ejemplo más reciente local: en 2018, un miembro del Consejo de la Ciudad de Washington, DC declaró que lxs judíxs financistas (como la familia Rothschild) “controlan el clima”, reflejando las típicas teorías conspirativas antisemitas. A su vez, el reconocido y recientemente fallecido Congresista y activista de derechos civiles Negro, John Lewis (que en paz descanse), y otros, no solo repudiaron repetidamente las reacciones antisemitas de Farrakhan, sino que también resaltaron la importancia del activismo y la solidaridad judía en, y desde, la manifestación de Selma.

Es innegable que ha habido y aún existen sectores significantes de la comunidad judía que han mantenido un nivel importante de activismo alrededor de la lucha antirracista contra las comunidades Negras, y múltiples ejemplos de acciones, diálogos, etc. en distintas partes del país. Igualmente indiscutible es la enorme diversidad de perspectivas y experiencias en ambas comunidades, lo cual dificulta cualquier tipo de generalización o sobre-simplificación. Sin embargo, la relación y los esfuerzos de solidaridad no parecen ser tan claros o sencillos como antes. Existe una sensación generalizada de que la estrategia requiere una revisión profunda, sensata [y hasta tal vez incómoda]; de que necesitamos hacer más como comunidad, o bien cambiar de manera significativa lo que hemos hecho hasta ahora, para convertirnos en verdaderxs aliadxs y responder al momento actual.

En febrero, justo antes del cierre de actividades presenciales por la pandemia Covid, el Templo Micah organizó una mesa redonda para conversar sobre su rol en la lucha antirracista. El Rabino principal Daniel G. Zemel ha reflexionado sobre estos temas durante muchos años (y el Templo había organizado otros eventos relacionados anteriormente).

No es obvia o evidente la manera en la cual una comunidad primordialmente blanca, de clase alta de Washington, DC debería abordar el tema del racismo. ¿Qué significa, concretamente, “la solidaridad”? ¿Implica más trabajo conjunto con iglesias de comunidades Negras? A veces estas asociaciones pueden sentirse “forzadas”; como si ocurrieran sólo ese tercer lunes de enero feriado de cada año cuando conmemoramos el cumpleaños de Martin Luther King Jr. ¿Tiene que ver con ofrecer capacitaciones a nuestro equipo de trabajo y / o integrantes de nuestra congregación sobre temas de equidad y antirracismo? ¿Implica leer libros, ver películas y organizar charlas sobre el tema? ¿Sumarnos a las protestas de las comunidades Negras y otras minorías? Y más allá de la protesta, las declaraciones, los carteles, ¿que deberíamos hacer como judíos? ¿Cuál es nuestro rol a futuro? ¿Qué acciones concretas serían realmente significativas y harían una diferencia, para no caer en lo superficial o “marcar un casillero” que simplemente nos haga sentir “bien” como comunidad? No sé si lo sabemos realmente. Estamos batallando con esa pregunta…y nada parece ser adecuado o suficiente.

[Algunxs líderes Negrxs han incentivado correctamente a sus “aliadxs blancxs” a confrontar preguntas demasiado postergadas sobre la redistribución del poder y de los recursos, para combatir la segregación histórica y nociva alrededor del acceso equitativo a la vivienda, la educación, la salud y tantos otros aspectos que aparecen aún más relevantes hoy, vis-a-vis los impactos desproporcionales de la pandemia en las comunidades Negras a raíz de estas disparidades históricas. Implica, como mínimo, renunciar a algo, a nuestros propios privilegios, más allá de escribir un cheque generoso de donación a “Black Lives Matter” u otras organizaciones Negras.] 

¿Hay algo que te haya enorgullecido de las respuestas que viste (por dentro y / o fuera del Templo)?

En el medio de Covid, una de las cosas de las cuales me he sentido más orgulloso ha sido nuestra capacidad, como comunidad judía liberal, de adaptarnos rápidamente y tirar por la borda “lo que siempre ha sido así” para responder al momento actual. Esto significa replantearnos cosas, hacernos preguntas –muchas sin respuestas fáciles–, y liberarnos de “ortodoxias” a las cuales, inclusive dentro del movimiento Reformista, nos veníamos aferrando por demasiado tiempo. Se han acelerado algunos cambios que quizás hubieran llevado años en impulsar [y tal vez esto es un buen augurio para la definición del rol de la comunidad judía para con la lucha antirracista de las comunidades Negras].

Rabino Joshua Beraha

Bien, ese es el “haber”. ¿Y  el “debe”, que apuntarías?

La respuesta ha sido mayoritariamente fragmentada y poco sistemática, templo por templo, sin muchos esfuerzos coordinados, casi todos enfocados en cartas, declaraciones, comunicados y algunas protestas. Soy consciente de que, como parte de un grupo de congregaciones en un área predominantemente blanca y afluente de Washington, estamos muy distanciadxs de las crueles y difíciles realidades. Nuestro corazón se desborda con empatía, enojo e indignación, pero los problemas son tan sistémicos y culturales que todo lo que hacemos parece ser un mero granito de arena. ¿Qué debemos y podemos hacer más allá de nuestros fuertes valores judíos de justicia social y nuestras buenas intenciones?

Los rabinos del Templo nos juntamos a leer y discutir la autobiografía de Ibram X. Kendi, How to be an anti-Racist (Como ser un antirracista). El famoso autor y fundador del Centro de Investigación Antiracista de la Universidad de Boston, comparte su propio recorrido en el difícil camino de convertirse, como hombre Negro, en un antirracista, interpelando sus propias tendencias hacia el racismo y la opresión internalizada, y admitiendo sus propios odios hacia otras comunidades blancas. [Queda claro que tenemos mucho trabajo por delante para enfrentar nuestros propios prejuicios –implícitos y explícitos— a nivel individual, y luego en lo colectivo, como parte de la comunidad judía. Y a partir de allí, identificar el mejor camino de acción a futuro, en un proceso de diálogo, y sobre todo escucha, con las comunidades Negras, aquellas personas dentro y fuera de nuestras instituciones judías religiosas].

¿Qué posibilidades de cambio ves a futuro?

Todo –el asesinato de George Floyd, la pandemia, los temas de racismo e inequidad más amplios— parece estar absorto en la virulencia del Presidente Trump y la grieta generalizada que se vive en los Estados Unidos (y que, por cierto, no es nueva). ¿Cómo podemos avanzar si la mitad del Congreso literalmente no habla con la otra mitad? Parecería que las antiguas formas de incidir ya no son relevantes o efectivas, por ejemplo, llamando a nuestros Congresistas o escribiendo cartas a favor o en contra de ciertas leyes. ¿Cómo ocurre el cambio político en un contexto de tanta polarización?

Vuelvo al sermón del Rabino Zemel durante el servicio para George Floyd. Dijo: “A esto ha llegado nuestro país. Nos hemos sumido en esto. Y no tenemos donde acudir más que a nosotros mismos –nadie más a quien mirar. No tenemos líder. Tenemos algo peor. Tenemos un monstruo en la Casa Blanca. Es cierto. Tenemos un monstruo en la Casa Blanca y no debemos tener miedo de decirlo. Debemos decirlo. Callarlo es ignorar nuestra realidad. Callarlo es negar las enseñanzas de nuestra historia y nuestra tradición. Estuvimos en Sinai por una razón”. Cuando Trump asumió la presidencia, el Rabino llamó la atención públicamente a lxs integrantes judíxs del gobierno. Hace dos años, en Iom Kipur, discutimos seriamente como congregación: ¿Qué significaría para nuestra comunidad excomunicar a ciertas personas? ¿En qué momento y con qué criterios recurrimos a esta opción? ¿Qué significa relacionarnos con el 20 por ciento de la población judía que no votó a los Demócratas en la última elección? ¿Van a votar en noviembre, y teniendo en cuenta todo lo que ha ocurrido en estos años, y por quién lo harán?

A pesar de todo (¿o tal vez por eso mismo?), el Rabino Beraha se despide con un llamado a la esperanza, tan necesitada en estos momentos. “Como judíxs, debemos encontrar la esperanza cuando no hay esperanza. Eso es lo que somos y lo que siempre hemos sido. Ese es el ‘ser judío’. Después del Holocausto, tendríamos que haber muerto, tendríamos que haber bajado los brazos. Después del tiroteo en la Congregación Tree of Life de Pittsburgh en octubre 2018, el Rabino Zemel dijo ‘Los judíos no desesperan’. Tenemos toda una teología que dice: ‘el Mesías está por venir’, pero también tenemos una corriente igualmente fuerte que nos dice: ‘el Mesías no va a llegar’. Tenemos que trabajar para ello, para la paz mundial, para la justicia. Recuerdo todo esto en mis peores días, y encuentro inspiración diariamente en el rezo Aleinu que culmina cada servicio: ‘Ese día, el nombre de Dios será Uno’, una raza humana. Quisiera recordarnos esto a todxs”.

Le agradezco sus apreciaciones, su brújula moral y su valor por nombrar aquellas cosas que pueden ser difíciles de decir, pero que deben ser nombradas.

* Consultora en fortalecimiento institucional de organizacionales no-gubernamentales enfocadas en la justicia social y los derechos humanos. Magister en Políticas Públicas con enfoque en Relaciones Internacionales de la Universidad de Princeton. Argentina, radicada en Washington, DC.

1) La entrevista ha sido parafraseada y editada por la autora, con el permiso del Rabino Beraha. Se inserta información y / u opiniones personales en [paréntesis].

2) Black Lives Matter (“Las vidas Negras importan”) es un movimiento nacido en 2013, cuya fundación tiene como misión erradicar la supremacía blanca y construir poder local para intervenir en casos de violencia contra las comunidades Negras por parte del estado y las fuerzas de seguridad.

3) Narva dirige Operation Understanding DC (Operación Entender DC), una organización que desde hace más de 15 años fomenta el dialogo, el entendimiento y la acción colectiva entre adolescentes Negrxs y judíxs sobre temas vinculados al racismo, el antisemitismo y otras formas de discriminación.