Crisis de la globalización, pandemia y autoritarismo

La crisis que provoca la pandemia impacta en todos los aspectos de la realidad y de la psiquis humana, y llega en un contexto de fuerte incertidumbre global. No es nuevo el efecto que hechos muy intensos en la historia han provocado: dislocaciones en la sociedad, rupturas de un orden establecido, nuevos discursos políticos, nuevos actores y nuevas subjetividades. Pero también persisten las viejas rémoras de pasados no del todo muertos, que pretenden revivir aprovechando las nuevas realidades. En esta nota trataremos el tema de la reaparición del pensamiento autoritario de derecha en la sociedad global, en el contexto del estancamiento del proyecto de la globalización neoliberal, y dentro de ese cuadro, la agitación antijudía que grupos nazis están tratando de introducir en el debate público sobre la pandemia y la salida de la crisis.
Por Ricardo Aronskind * // Humor gráfico: Langer

La globalización neoliberal en problemas

No es un secreto para nadie que las promesas de la globalización permanecen incumplidas. En los “felices años ´90”, según el título de un libro de Joseph Stiglitz, se dijo que se había abierto un camino de progreso y prosperidad para toda la humanidad, como proclamaba el bando ganador de la guerra fría. La economía de mercado y las instituciones democráticas se difundirían por todo el planeta, generando progreso y prosperidad… Pero no sólo no fue así, sino que la globalización neoliberal encontró cada vez más limitaciones económicas, sociales y también ecológicas para cumplir sus metas.

Las sucesivas crisis financieras internacionales mostraronfallas del proceso globalizador que no pudieron ser resueltas. Un momento en que se pudo visualizar lo endeble del proceso globalizador fue la crisis financiera de 2008, que frenó aún más el débil crecimiento económico en occidente. Sólo la pujanza de la economía asiática, encabezada por China, compensó esa debilidad estructural. América latina se benefició durante un tiempo del ascenso de China y Asia, pero desde 2008 ese proceso se ralentizó.

La globalización neoliberal es una manta corta. Dado su tendencia sistemática a concentrar los ingresos en las minorías más ricas de cada país, y también promover la asimetríaentre los países, a favor de las economías centrales, frustra las expectativas de mejora universal que promete concretar, y engendra creciente descontento y oposición a sus políticas.

Partes importantes de las sociedades quedan afuera de los beneficios de esta forma de organización mundial. Es precisamente ese malestar lo que está detrás del triunfo de Trump y del Brexit inglés: el malestar de parte de la sociedad norteamericana por haber sido dejada afuera de los beneficios de la globalización, y el miedo de la sociedad británica a la “invasión” de extranjeros desplazados de otras regiones… por efecto de la frazada corta de la globalización.

No podía dejar de reflejarse en la política el clima social provocado por esta economía de bajo crecimiento y peor distribución: a derecha e izquierda de las formaciones partidarias que sostenían la globalización –el típico modelo bipartidista que no pone en duda las políticas económicas y sociales neoliberales-, han comenzado a surgir por todas partes fuerzas que la impugnan.

Así, en Francia el partido derechista de Le Pen ha canalizado las frustraciones de muchos franceses, dándoles una canal de expresión xenofóbico y anti islámico. Pero también han aparecido los izquierdistas de Melenchon y otras fuerzas ecologistas. En Alemania, ha crecido la ultra derecha, pero también Die Linke y grupos “verdes”.En Europa del Este, diversas agrupaciones “nacionalistas” se abalanzan contra los inmigrantes. En Grecia, el grupo Amanecer Dorado hace asistencia social a las víctimas del ajuste neoliberal, mientras golpea en las calles a inmigrantes e izquierdistas.

Pero hay una diferencia entre los dos nuevos polos políticos en ascenso: mientras las nuevas izquierdas, como la que encabeza Jeremy Corbyn dentro del Laborismo inglés o Bernie Sanders dentro del Partido Demócrata norteamericano proponen cambios significativos en la forma de funcionamiento de la economía, para que sea inclusiva y también para proteger el medio ambiente, las nuevas derechas no tienen un oferta económica realmente diferente del neoliberalismo.

Las nuevas derecha xenófobas pretenden ofrecerles a las masas un chivo emisario y suprimir de a poco el funcionamiento de la democracia, pero dejando prácticamente intocados a los poderes económicos que organizan el sistema. La prensa internacional, en general simpatizante del neoliberalismo, llama “populistas” a esos grupos reaccionarios. Es un grave error conceptual, ya que utilizan una categoría tan poco rigurosa, que es capaz de poner en un mismo grupo a Adolf Hitler y a Evo Morales.

Las tendencias autoritarias de la derecha en América Latina

Si la globalización es una frazada corta en los países centrales, imaginemos cuán corta es en la periferia latinoamericana. Mientras los gobiernos progresistas, izquierdistas o nacionales y populares han tratado de luchar contra las tendencias desigualitarias de la globalización e intentado mejorar en parte la distribución del ingreso, los gobiernos neoliberales que preponderan hoy en la región sólo empeoran la situación, marginando a millones de personas. Las rebeliones sociales en 2019 en Ecuador y Chile apuntaron en esa dirección.

Estamos en presencia de un fenómeno generalizado de nuestra región: las elites económicas han perdido completamente el rumbo, y se limitan a buscar negocios particulares sin pensar en la viabilidad social de sus proyectos. Se han desentendido del devenir de los países en los que realizan sus negocios.

Es lo que se ha expresado en el Brasil de Bolsonaro, y especialmente en la opción que realizó la alta burguesía de ese país. Ante la alternativa de un gobierno socialmente reformista como el del PT, que buscaba cierta mejoría distributiva y mantener en manos de Brasil los principales recursos económicos del país, optó por apoyar a un personaje autoritario, incompetente, con vínculos con milicias que asesinan pobres y militantes populares, para que conduzca al país… hacia el precipicio.

Es importante observar este detalle: el elemento democrático, que se suponía un valor estable de la vida política contemporánea va pasando a un segundo plano, ya que se prioriza compulsivamente profundizar los privilegios sectoriales a cualquier costo.

No estamos en las épocas en las que surgió el fascismo europeo, dónde el miedo al avance del comunismo tenía una base real, y llevó a que franjas sociales más amplias que los grandes propietarios apoyaran a la derecha totalitaria. En el actual contexto, el despliegue autoritario en Brasil, el golpe antipopular en Bolivia, la radicalización derechista de Cambiemos en Argentina, responden no a un desafío al orden burgués por parte de los trabajadores organizados o sus representantes políticos, sino al deseo de vencer las resistencias de los sectores populares a una profundización de las injusticias existentes, agudizadas en el contexto de la globalización neoliberal.

La pandemia y la agitación autoritaria

No cabe duda de que la pandemia empobrece materialmente a buena parte de las sociedades, y genera tensiones y sufrimientos que buscan canalización. Allí empezaron a militar, entre el esperpéntico cuadro de los “anti-cuarentena” los nazis locales con la consigna delirante “Soros o Perón”. Soros ocupa, en el discurso de parte de la derecha internacional, el lugar que antes ocupaba la Sinarquía: es un financista poderoso, judío, que estaría detrás de cuanto proceso “extraño” –como la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito- pueda ocurrir.

Cabe recordar que el propio hijo de Benjamín Netanyahu, quienencabeza un proyecto político crecientemente alejado de la democracia, ha atacado a “Soros” en reiteradas oportunidades, acusándolo de apoyar a las ONGs y a los izquierdistas israelíes.

En la versión nazi local, el doctor Pedro Cahn, uno de los asesores presidenciales en materia epidemiológica, sería el representante de Soros, que se ocupa de manipular al Presidente de la Nación con fines inconfesables. ¿Y quién sería el Perón, en esta dicotomía nazi, dispuesto a enfrentar los designios de la sinarquía internacional representada por la dupla Cahn-Alberto Fernández? Si el Führer ya murió, ¿será Biondini?… En términos de política real, se busca debilitar al gobierno democrático, para abrir camino a las mismas fuerzas retrógradas que operan en el actual contexto mundial, disfrazadas de fuerzas “anti globalización” o anti “nuevo orden mundial”: las nuevas derechas autoritarias, que conviven perfectamente con el poder corporativo.

La fórmula global de las derechas es hoy: neoliberalismo + autoritarismo creciente. ¿O acaso el Presidente de la principal potencia mundial, Donad Trump, no introduce en todas sus apariciones públicas un discurso claramente agresivo, infantil, alejado de los principios de la convivencia democrática y despegado de la realidad de los hechos?

Lo relevante en nuestra coyuntura es el intento de utilización de una delicada situación social para una prédica que no debe ser reducida a anécdota cómica: si los nazis locales por ahora son un grupito delirante, la deriva autoritaria de parte de la derecha y sus medios no debe ser desdeñada con una sonrisa despectiva.

En el mundo actual, donde el poder real, corporativo y financiero, no tiene ninguna solución para el estancamiento de la economía mundial, tenderán a crecer las nuevas tendencias liberales-autoritarias, y hasta encontrarán puntos de encuentro. En las últimas elecciones argentinas, eran evidentes los puntos de coincidencia entre el “ultra liberal” Espert, y el “ultra nacionalista” Gómez Centurión. Y uno de los puntos de convergencia era el rechazo a los principios de Memoria, Verdad y Justica, logros sobresalientes en materia de derechos humanos de nuestro país.El otro, el apoyo a la economía a favor de las corporaciones multinacionales.

Frente a éstas derivas autoritarias de la globalización, es importante que se fortalezcanen todos los países y regiones los polos que representan a la civilización y al progreso, única opción de que la humanidad pueda disfrutar la tierra en paz e igualdad.

* Profesor en UBA y Universidad Nacional de General Sarmiento.