Opinión:

“El ejercicio de la memoria salda cuentas con el pasado”

El Rabino Daniel Goldman (de la Comunidad Bet El y Vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) afirma que sólo con el ejercicio de la memoria pueden saldarse las cuentas del pasado. Goldman arremete contra “la complicidad del silencio” y avala la acción y el compromiso como una forma de evitar nuevas desapariciones.

Por el Rabino Daniel Goldman

30 años marcan un lapso importante de tiempo en una historia que, si bien no cierra sus heridas, permite comenzar a analizar algunos tópicos que resultan -a la luz de la distancia- importantes para analizar.
En este sentido, la Comisión Provincial por la Memoria, además de la digitalización de los archivos de la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires) realiza seminarios internacionales que permiten analizar otra aristas de la memoria que explican algunos comportamientos que, hasta hoy, tenemos los argentinos, y que no nos permiten saldar nuestras cuentas con el pasado.
Analizar estas facetas significa tener la capacidad crítica de comprensión hacia determinados mitos que han penetrado por las rendijas que la sociedad abrió para auto justificarse en su manejo al haber permitido que el sistema democrático se interrumpa, que 30.000 desaparecidos rieguen nuestras tierras con sangre, que cientos de niños -hoy ya jóvenes adultos- no encuentren su verdadera identidad y que, en definitiva, haya dejado un vacío ético en todos los ordenes del quehacer cotidiano.
Simplemente vale la pena pensar que entre los mitos que el conciente colectivo ha instalado, se encuentra la “teoría de los 2 demonios” que, someramente, sostiene que existieron 2 bandos que se enfrentaron en una contienda.
Esta teoría, que tiene su génesis en la famosa frase “por algo será”, permite justificar el silencio que mantuvieron sectores mayoritarios del espectro social durante aquellos tiempos, y que hoy se avalan aduciendo que los 30 años simbolizan el crecimiento de una nueva generación. Por lo tanto, de manera cínica, puede argumentarse en el presente una prescripción de los hechos acontecidos, en aras de la apuesta a un futuro de reencuentro superador entre los argentinos.
Creo que uno de los puntos de referencia medulares para tomar en cuenta cualquier futuro, se vincula con los niveles y magnitudes de los silencios que resultan, paralelamente, tan destructivos como las acciones que pueden llevarse a cabo. Porque es la repetición de los silencios lo que da la licencia para que se produzcan nuevas desapariciones.
Como ejercicio espiritual e intelectual, vale la pena releer el libro de Timerman ‘Preso sin nombre y celda sin número’, en el que en pocos y contundentes párrafos el renombrado periodista medita acerca de la complicidad del silencio, permitiéndonos comprender que una sociedad siniestra es aquella que se compone de muy buena gente que no dice nada.