Israel:

De frente a las elecciones

El próximo martes 28 de marzo los cuidadanos israelíes se dirigirán a las urnas para elegir a sus representantes dentro del Parlamento Israelí. La campaña electoral en Israel es, por ahora, calma y serena, y no se cree que un terremoto político golpeará el Estado. La mayoría de la población es indiferente, y es probable que muchos votantes no ejercitarán su derecho civil a sus representantes.

El Parlamento israelí está hecho de dos bloques mayores y dos secundarios. Los bloques más grandes son el bloque de Centro-Izquierda y el de la derecha. Los partidos árabes y los religiosos constituyen los bloques secundarios.
Generalmente, un bloque dominante, o un bloque escondido, se forma desde la izquierda o la derecha. Hoy, el sentimiento general es que Kadima -el partido fundado por Ariel Sharón- ganaría unos 35 escaños y el Laborismo, junto con el de Izquierda Meretz, obtendrían 25 bancas.
Junto con los votos árabes, que sumarán cerca de 10 escaños, puede esperarse que una mayoría de 70 miembros de la Knesset pertenezcan a estas líneas de centro-izquierda.
Lo planteado anteriormente es una predicción racional y razonable, con un margen de error de 5 bancas hacia la izquierda o hacia la derecha. Debe considerarse que el bloque del ala derecha incluye a centenares de miles de ciudadanos enojados o desilusionados con la desconexión de Gaza, con el incidente en el asentamiento de Amona (un mes atrás) y, más recientemente, con el asenso de Hamas al poder de la Autoridad Palestina (AP).
A los ojos de esos centenares de miles de personas, Israel ha perdido el sentido de la orientación, y creen que es su responsabilidad voltear a Ehud Olmert y al bloque de centro-izquierda.
Si ’Kadima’ es el único en formar gobierno, para la derecha significaría un regreso a las fronteras de 1967 y una catástrofe anunciada.
El bloque de Centro-Izquierda es indiferente a las elecciones próximas, pero la derecha está inquieta. Es posible, que en estas elecciones, sólo el 70 ó 65% de la población vote. Esto significa que el bloque de la derecha será capaz de consolidar un poder parlamentario para entorpecer el camino de Kadima en su búsqueda de conformación de gobierno.
Esto llevará a una situación donde Netanyahu, junto con Lieberman y los partidos religiosos, inclusive el Partido Religioso Nacional, podrían conformar el próximo gobierno. Y si esto sucede, estamos a punto de presenciar un horrible baño de sangre en la región.
El campo de la paz debe comenzar a despertar y sacudirse la indiferencia. De otro modo despertaremos, un día después de las elecciones, con una realidad nueva en Medio Oriente.
El principal argumento que utiliza la derecha es la victoria de Hamas.
Medio Oriente ha sido, siempre, un lugar lleno de sorpresas. Esperemos que, en esta oportunidad, esta profecía no se cumpla.