Destacado intelectual de la izquierda israelí

A los 85 años murió Zeev Sternhell, investigador galardonado con el Premio Israel *

Sternhell, especialista de fama mundial en la investigación del fascismo, escribió para el periódico Haaretz a lo largo de casi 50 años y nos previno acerca del deterioro de la democracia israelí.
Por Ofer Aderet – Traducción: Margalit Mendelson

El profesor Zeev Sternhell, uno de los más importantes investigadores del pensamiento político, murió a los 85 años por complicaciones de una cirugía. Miembro de la Academia Americana de Ciencias y uno de los intelectuales prominentes de la izquierda israelí, Sternhell escribió a lo largo de varias décadas artículos para Haaretz criticando agudamente a la derecha israelí y mundial, y advirtiendo acerca del deterioro de la democracia israelí. Dejó a su esposa Ziva, catedrática en Arquitectura, y dos hijas, Tali y Yael, doctorada en Historia, y nietos.
Así como su carrera académica, también la biografía personal de Sternhell fue tormentosa. Nació en 1935 en Przemyśl (Pshemishl), Polonia, y cuando tenía cuatro años, estalló la Segunda Guerra Mundial. Su padre, que luchaba en el Ejército polaco, murió un año después, y entonces los nazis asesinaron a su madre y a su hermana. Zeev huyó con su tío y su tía del gueto de Pshemishl a Lvov, donde se ocultó haciéndose pasar por católico con la ayuda de un oficial polaco. “Había crecido en un mundo muy ordenado, muy protegido, el mundo de una familia burguesa-europea,” contaba en una entrevista que le hiciera Ari Shavit en 2008, “y de pronto, a los cinco años, ese mundo se derrumbó”.
Después de la guerra, Sternhell fue bautizado en el cristianismo. “Polonia estaba infectada de antisemitismo, y en cierto sentido lo peor fue precisamente después de la guerra”, dijo. “No había dudas que los judíos no tenían futuro en Polonia. Después de todo lo que habíamos visto, quedaba claro que había que terminar con eso, cambiar totalmente de identidad”. Según él, “todo empezó como un juego, pero lentamente dejó de ser un juego. Empezó a gustarme. Siendo niño en medio de una guerra horrorosa y cuando todo alrededor daba mucho miedo, tu padre muerto y tu madre desaparecida, fácilmente te dejas llevar por la fe religiosa con la esperanza que de allí provendría tu salvación”.
En 1946, Sternhell fue trasladado por un tren de la Cruz Roja a Francia, y allí abandonó su identidad católica. “Borré todo lo pasado en Polonia”, contó. “Francia me brindó un hondo reconocimiento a la libertad, a los derechos humanos y al laicismo. Sin embargo, nunca me sentí francés, sabía que Francia no era mi hogar. Yo, en tanto judío, era de otro lugar”.
A los trece se enteró del surgimiento del Estado de Israel y en 1951 llegó solo a Israel. “El surgimiento del Estado fue como la Creación del mundo para mí”, dijo. “En toda mi vida no hubo un acontecimiento más emocionante que ese. Me llevó a una especie de elevación. El hecho de que el Ejército de los judíos luchara y venciera, y la fundación del Estado, sobrepasaba para mí todo lo que hubiera podido imaginar. No soy sólo sionista, soy super-sionista. Para mí, el sionismo fue y sigue siendo el derecho de los judíos a decidir su destino y su futuro”.
En la Guerra del Sinaí, en 1956, Sternhell, oficial de Golani, comandó un pelotón; en la de los Seis Días luchó en la “División de acero” comandada por Israel Tal y en la de Yom Kipur, cuando volvió de Oxford para integrar las filas de su Ejército, dirigió las operaciones de una brigada de tanques. Participó también en la primera Guerra del Líbano. En el último artículo que publicó en Haaretz citó a “Talik” Tal después de la Guerra de Yom Kipur: “Ahora podemos declarar el reconocimiento de la Entidad Nacional Palestina. Esto puede ser el principio de un proceso de paz y de nuestra integración a la región. Pero no tuvimos un gran estadista que hiciera los movimientos políticos destinados a evitar la guerra, y no tenemos un estadista de esa envergadura que tome ahora la iniciativa política para lograr la paz y la integración a la región”. Sternhell terminó su artículo diciendo: “Parece que lo hubiera dicho hoy. Valdría la pena que los dos comandantes en jefe que se integran hoy al gobierno, y el que queda en la oposición, además del que aún viste el uniforme, lo piensen bien”.
La carrera académica de Sternhell empezó y terminó en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y alcanzó la cima convirtiéndose en un especialista de renombre mundial en la investigación del fascismo. Sus libros “La derecha revolucionaria”, “Ni derecha ni izquierda” y “El nacimiento de la ideología fascista”, que despertaron ardorosas polémicas, cambiaron la concepción de la investigación del fascismo y las acepciones tradicionales de derecha e izquierda, y acuñaron nuevos conceptos básicos en el área del estudio de las ideologías antiliberales y antidemocráticas.
En sus investigaciones, Sternhell presentó al fascismo como un fenómeno con honda raigambre, una ideología formulada sistemáticamente que responde a cambios sociales y de ideas que se dieron en una Europa inmersa en la búsqueda de respuestas a interrogantes que ni el liberalismo capitalista ni el socialismo revolucionario supieron darles. Sternhell asoció su vocación con sus vivencias infantiles: “Es muy probable que aquella vivencia subyace a mi trabajo académico e intelectual. Era importante para mí comprender cómo el orden liberal y democrático sucumbió con tal rapidez en la Europa satisfecha y cultivada”.
En los ‘90, Sternhell se volcó al estudio de otro tema controvertido. En su libro “¿Construcción de la Nación o Justicia social?” planteó que el objetivo principal del Laborismo en Israel fue la conquista de la tierra y no el imponer una ideología socialista. “Siempre oí hablar y leí acerca del socialismo israelí, pero cuando llegué aquí no lo vi en concreto fuera del marco del kibutz”, dijo. “El movimiento Laborista no tenía una concepción conducente al cambio social; el objetivo nacional fue alcanzado, y de forma magistral. Pero en el área social no se plantearon objetivos de gran escala, y tampoco se lograron”. En otro libro suyo, “La anti-ilustración”, Sternhell describió la historia intelectual de Europa como una lucha entre dos tipos de Modernidad. Según él, “En contraposición a la Modernidad racionalista, que alienta valores universales, está la Modernidad basada en la relatividad de los valores y en la negación del legado de la Ilustración”.
Tras el vuelco político del ‘77, Sternhell intentó incurrir en la política y se asoció al “Círculo 77”, un grupo de intelectuales decidido a reconstruir al Laborismo. “Pensábamos devolver todo y ponerle fin al conflicto en base a las líneas del ‘67”, dijo. Rápidamente comprendimos que era imposible hablar con Itzjak Rabin, con Shimon Peres o con Mota Gur de devolver territorios”.
En el 2008, Sternhell recibió el Premio Israel en el área de la investigación de las Ciencias Políticas. “Sternhell es uno de los pensadores más emblemáticos del país y del mundo en el campo del pensamiento político y el estudio de las ideologías”, dictaminó el concejo consultivo del premio. “A lo largo de su trayectoria investigó la dimensión intelectual de movimientos políticos y sociales que plasmaron el mundo moderno, y sobre todo se abocó a los fenómenos que sacudieron las bases del liberalismo democrático: el fascismo, el nacionalismo radical y la lucha contra la Ilustración”.
Paralelamente a su labor académica, Sternhell manifestó posiciones taxativas contra la conquista y contra la extrema derecha desde todas las plataformas posibles, principalmente el diario Haaretz, donde publicó a lo largo de casi 50 años. “La función de todo intelectual que pretende servir a su sociedad más allá de su aporte científico es criticar al gobierno y señalar las fallas sociales”, explicó.
Por años nos advirtió Sternhell contra el deterioro de la democracia israelí. “No hay ninguna sociedad inmune genéticamente a los fenómenos que victimizaron a Europa”, dijo. “Esa es la histórica enseñanza básica para nuestra generación”. En 2014, después del operativo Margen Protector (Tsuk Eitán), dijo en una entrevista a Haaretz que “La democracia en Israel se ha ido desgastando hasta alcanzar un nuevo punto de debacle con la guerra”. Cuando le preguntaron acerca de la caracterización de Israel como democracia, respondió: “Una buena parte de nosotros ya no cree en eso. Pero aun los que sí creen o aparentan creer, no podrán (seguir haciéndolo en el futuro)”. A los asentamientos los definió como un cáncer, y en 1988 escribió que “Sólo quien esté dispuesto a subir a Ofra [NdR: uno de los asentamientos más populosos y beligerantes] con tanques podrá frenar la correntada fascista que amenaza ahogar a la democracia israelí”.
Pocos meses después de haber sido galardonado con el Premio Israel, sufrió un atentado en su casa de Jerusalén, con una bomba casera que le causó heridas leves. El terrorista judío Jack Title, autor del atentado, explicó que su intención era ocasionarle un daño al “Profesor izquierdista”. Sternhell respondió que “Ese hecho demuestra la fragilidad de la democracia israelí”.
En el reportaje a Haaretz de ese año, Sternhell se pronunció claramente: “No vine a Israel para vivir en un país bi-nacional, pero tampoco vine para ser la autoridad colonialista. A mi modo de ver, el sentimiento nacional que no es universal, el nacionalismo que no respeta los derechos nacionales de los demás, es un nacionalismo peligroso. Creo que el tiempo urge. Lo que me preocupa es que la buena vida aquí lleva a la gente a vivir en una falsa ilusión. Esto no puede durar otros cien años. No estoy seguro que dure ni diez. Para mí es realmente el fin del mundo. Quisiera saber que cuando me toque retirarme, mis hijas y mis nietas podrán seguir viviendo aquí una vida de normalidad. Pero hoy, el futuro de mis hijas y mis nietas no me parece seguro. Eso realmente me persigue: que lo que existe hoy, se desintegre mañana”.

* Publicada en diario Haaretz, 21/6/2020.