Coronavirus, desigualdad y pobreza

No es novedad que los efectos de una crisis global como la provocada por el coronavirus se cortan por lo más delgado del hilo. Asombra, sin embargo, la magnitud de las consecuencias que ya están sufriendo los más desfavorecidos. Según estimaciones de diferentes organismos supranacionales, la pandemia, además de afectar con más fuerza a los sectores vulnerables de la población, llevará a la pobreza a aproximadamente 500 millones de personas más debido a la pérdida de empleos generada por el aislamiento social implementado para enfrentar a la enfermedad.
Por Bernardo Kliksberg *

Las cifras de la pandemia muestran una clara tendencia. Los registros de contracción del virus, y mortalidad de los pobres son marcadamente mayores a las cifras promedio. En Nueva York, hoy epicentro de la misma, son los barrios más desfavorecidos donde viven principalmente personas de color y los latinos los más afectados. Lo mismo está sucediendo en Chicago, New Jersey y otras grandes ciudades de EE.UU. Igualmente en Delhi en la India, en San Pablo y Río en Brasil, y en otras extendidas concentraciones urbanas.

Las investigaciones coinciden que los pobres son los más vulnerables por diversas razones. Entre ellas:
• En el mundo hay 4.000 millones de personas viviendo en ciudades. Un tercio de ellos habita en viviendas precarias, tugurios o slums. La estrategia central de lucha contra la pandemia, el aislamiento social, dirigido a impedir el contagio, es de aplicación muy difícil en esas condiciones. La densidad poblacional en zonas como las áreas marginales de Delhi, es de 10 a 100 veces la de otras zonas de la ciudad. Ya como antecedente, en 2018 la incidencia del virus de la influenza fue 44% mayor en esas áreas.
• La mortalidad sube en personas con precondiciones. Muchos pobres las tienen. Tienen tasas más altas de obesidad por el consumo de comida de mala calidad, y ello lleva a diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y otras.
• Carecen de agua limpia jabón, e instalaciones sanitarias adecuadas.
• Cocinan con métodos que producen polución que aumenta los riesgos de enfermedades respiratorias.
• La pérdida de trabajos, los afecta muy agudamente. 2.000 millones de personas la gran mayoría pobres viven de la economía informal. No tienen seguros de desocupación. Solo 1 de cada 4 personas en el mundo los tiene.
• Tienen acceso limitado a la red hospitalaria.
• Las mujeres en general y las pobres en particular están siendo las más impactadas. Son despedidas en mayor proporción. Según la ONU se están perdiendo los avances en desigualdad de género de las décadas recientes. Hay un aumento de un 25% en las tasas de violencia doméstica.

Según la ONU, la pandemia y su obligada respuesta, el aislamiento, están arrojando a la pobreza a 500 millones más de personas. En África pueden desaparecer la mitad de los empleos. En América Latina los nuevos estimados de la CEPAL refieren que el PIB caerá un 5.3% en el 2020, y la pobreza subirá en 29 millones, alcanzando los 220 millones. Se elevara de 30.3% a 34.7%. La pobreza extrema pasara del 11% al 13,5%.
Ya no hay más tiempo para demagogias ultraderechistas. Así, por ejemplo, un columnista de O globo de Brasil dice que con la negación del problema de su presidente Bolsonaro y su rechazo a las políticas de salud necesarias, “está actuando como un líder místico llevando a sus seguidores a un suicidio colectivo”.
El Papa Francisco exigió al mundo “solidaridad” con los más vulnerables. Entre las soluciones concretas grandes sectores de la opinión pública mundial piden a los países ricos: expandir los programas de transferencias a los vulnerables, y condonar a las naciones pobres la deuda externa del 2020. Por ejemplo, si a Ghana se le condona, puede montar con esos recursos un programa que proteja a 16 millones de niños y mujeres pobres con una transferencia mensual. Etiopia, por su parte, podría más que doblar su presupuesto de salud.
En el 2019, 64 países pobres gastaron más en los servicios de la deuda que en salud. Por ellos es necesario dar mucho más ayuda internacional para salud pública, así como posibilitar la creación de un ingreso mínimo garantizado.
El tiempo apremia. Está en juego el derecho más priorizado por la Biblia, el derecho a la vida.

*Asesor de diversos organismos internacionales.