Especialmente si serán capaces de ventilar las órdenes de ocultamiento, las actividades de entorpecimiento, la elaboración de informes distractorios o tendientes a involucrar “perejiles” o integrantes de fuerzas antagónicas y fundamentalmente, de donde emanaron esas órdenes.
Seguramente algunos agentes deberán recibir inmunidad y protección para poder, de ese modo, garantizar que surjan nuevas evidencias de las estrategias de ocultamiento que posibilitarán, por el camino inverso, llegar a los culpables, saber a través de quiénes dieron las órdenes de “embarrar la cancha”, la identidad de los culpables del ocultamiento desde el poder y, una vez identificados y detenidos éstos, llegar a los verdaderos culpables del atentado.
La trama interna
Pero si la cosa avanzara (y debo con sinceridad decir que tengo un gran escepticismo) se llegaría al punto donde, para continuar por ese camino, sería necesario que la dirigencia comunitaria judía dé señales inequívocas al gobierno de su real intención de poner al descubierto la verdadera trama de encubrimiento que, sin lugar a dudas, involucra también a algunos dirigentes comunitarios y abogados de la querella. En otras palabras, si la propia comunidad, o, mejor dicho, los dirigentes que se arrogan la representatividad de la comunidad judía y los abogados querellantes no quieren que se avance por razones obvias, es probable que el gobierno de Kirchner, por prudencia, no quiera ir más allá.
También puede ser que me equivoque y que Kirchner prefiera esclarecer el hecho a pesar de algunos miembros de la dirigencia, ya que podíamos no sólo llegar a la verdad, sino que también comience, en la propia comunidad judía, como en el resto de la sociedad argentina, una depuración de dirigentes corruptos que forman parte de la misma cultura menemista que sumió al país en la más profunda oscuridad moral.