Hitler’s Circle of Evil

Vida y muerte de los líderes nazis

Netflix incorporó a su catálogo español el documental Hitler’s, Circle of Evil, un film que trata la historia de la cúpula del nazismo, sus internas y las diferentes formas que tuvieron para traicionarse entre sí con el objetivo de acercarse más al Fuher. De todos los documentales que se hicieron sobre el nazismo, es el único que profundiza la historia individual de cada uno de los protagonistas de un momento nefasto para la humanidad.
Por Darío Brenman

El círculo íntimo de Hitler se forjó de las cenizas de la Primera Guerra Mundial, unidos por un sentimiento de traición, una ideología extremista y una gran sed de venganza. Las circunstancias del Tratado de Versalles crearon las condiciones para que los nazis puedan aprovecharse del descontento de la nación, para engañar a sus compatriotas y alcanzar el poder absoluto.
El film comienza con la historia de cómo Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, buscaba un salvador, alguien que saque al país de la profunda depresión económica y social. Hasta ese momento el documental no expresa cuestiones no conocidas.
Sin embargo, luego comienza a presentar a personajes que dieron vida al nacionalsocialismo y su referente principal, Adolf Hitler. El primero de ellos fue un poeta y dramaturgo bávaro de 50 años, llamado Dietrich Eckart, que tenía contactos con una entidad ocultista de derecha conocida como Sociedad Thule, que era un grupo excéntrico que pensaba en una raza aria de belleza y fuerza sobrehumana, y que se basaban en la idea de que el pueblo ario o teutón había sido la gran fuerza civilizadora de la historia. Los alemanes eran la mejor raza.
En la Sociedad Thule creían que los arios se debilitaron al mezclarse con razas inferiores, moralmente corruptas, las cuales ostentaban el poder. En ello se expresaba que sus enemigos eran los bolcheviques, los comunistas y principalmente los judíos. Creían que estos últimos buscaban destruir las otras culturas por dentro.
El plan de Eckart era crear un nuevo partido político que recorra cervecerías en Múnich, dado que durante los años ‘20 estos lugares fueron microcosmos de agitación política. Hasta 1919 los mensajes de esta secta no llegaban a los oídos de la gente. Esto sucedió hasta que los Aliados se reunieron en París, donde se firmó el humillante para Alemania Tratado de Versalles. Ese fue el contexto para que Eckart profundice sus ideas, pero tenía que buscar una persona con carisma para que le hable a las masas.
El 12 de septiembre de 1919, un espía es enviado al Bar Sterneckerbrau para ver qué sucede en un mitin del Partido Obrero Alemán. El joven descubre que las opiniones anticomunistas y antisemitas se parecen mucho a las suyas. En ese momento, se subió a una tarima y comenzó hablar. Esa persona se llamaba Adolf Hitler. Eckart quedó maravillado por su carisma, creyó haber encontrado al hombre que buscaba. No era el único que estaba cautivado, también en ese lugar había un joven universitario llamado Rudolff Hess que fue el primer discípulo de Hitler.
Eckart cree que su discípulo es un diamante en bruto que había que pulir, por eso le compra ropa y lo presenta a personas de alto nivel. Sin embargo, se da cuenta de su difícil personalidad ya que en las reuniones comienza con sus discursos antisemitas que escandalizan a las damas presentes.
Luego, esa sociedad comienza a funcionar. Eckart termina puliendo a Hitler y le escribe sus discursos. Crean el lema ¡Alemania despierta! Y el partido recibe un nuevo emblema, que según la Sociedad Thule tenía origen ario: la esvástica. Además, pasa a llamarse Partido Nacional Socialista Alemán. Ha nacido el Partido Nazi.

Intrigas sangrientas
El documental va presentando a los diferentes personajes del nacionalsocialismo y fue así que llegó el turno de Heinrich Himmler, una persona que la presentan como frustrada, que no pudo hacer valer su valía en la Primera Guerra Mundial, tímido, reprimido sexualmente y con un gran complejo de inferioridad, que intentaba superarlos siendo muy agresivo.
Otro personaje que aparece en escena es el capitán Ernst Rhom, un soldado condecorado en la Primera Guerra Mundial, que creía que las metas se alcanzaban con la violencia. Con el Tratado de Versalles, el Ejército alemán queda muy debilitado en armas y fue Rhom quien las consiguió en el mercado negro. El mismo es atraído por el mensaje de los nazis, para él Hitler es un medio para sus propios fines.
Si bien Rhom es el creador del grupo paramilitar Sección de Asalto, que para 1921 contaba con 300 miembros, Hitler lo perfeccionó al incorporar a un soldado también condecorado llamado Hermann Göring. Si bien no concuerda con las políticas extremas de Hitler, deja de lado sus cuestiones morales para obtener el reconocimiento que tanto anhela. Vio al nazismo como un medio para su propio desarrollo. Goring se propuso transformar las SA en una fuerza imparable. En poco tiempo organizó un ejército de 11.000 hombres. Pero mientras Goring, Rohm y Hess avanzan posiciones, Eckart se siente excluido del círculo íntimo. Hitler le suelta la mano. Eckart piensa que ha creado un monstro político.
Joseph Goebbels, otros de los personajes que aparecen en el film, tenía un antisemitismo más fuerte que el de Hitler. De hecho, fue él quien propició la campaña del boicot comercial contra los comercios judíos. Era sabido que esta medida no podía hacerse sin la complicidad del pueblo alemán.
Goeebles comienza a escribir algunos artículos que eran muy fuertes contra los judíos y firma el decreto donde formula la primera medida con pretensiones de ser masiva, que fue el boicot a los comercios judíos.
En las imágenes se pueden ver soldados de las SA apostados en la puerta de los comercios judíos con carteles que decía “cómprele a los alemanes y que los judíos se vayan a Palestina”. Lo interesante es que muchas personas entraban igual a los negocios desafiando el decreto y las SA no sabían si confiscar o no la mercadería.
El Ministro de Propaganda sigue teniendo enemigos internos, su intención fue ejercer el monopolio de todos los medios de comunicación, cosa que pudo hacer, menos en Prusia, que era el lugar y el territorio de Goering. Entonces Goebbels comienza una campaña para debilitar a Goering, y para eso induce a Hitler y lo manipula diciéndole lo malo que era para el pueblo alemán la ostentación de este último. Finalmente, Hitler le pidió a Goering que entregue su medio de comunicación Ahí comienza una guerra, y dado que Goering manejaba la policía secreta, la Gestapo comenzó a investigar cada paso de Goebbles.
Goering decidió que era el momento de pasar al frente y pegarle a Joseph Goebbels donde más le dolía, exponiendo su vida privada. Al controlar los medios también controlaba la industria del cine, ámbito por el que pasaban muchas mujeres hermosas. Fue así que tuvo varios amoríos con actrices. Eso le jugó en contra, ya que Goering tenía acceso a sus escuchas telefónicas y se reía con los diálogos de sus llamadas. Desde 1936, Goebbels estaba perdidamente enamorado de una actriz checa llamada Lida Barovas. Esta actriz apareció tomando papeles sensuales. Dado que las actrices alemanas no podían personificar ese tipo de papeles, porque era degradante para las mujeres de ese país, las checas tomaban esos roles.
Goering le entregó ese informe a Hitler, que no toleraba la infidelidad marital. Hitler incluso fue el padrino de bodas de Goebbels y apreciaba mucho a su esposa Magda, quien al poco tiempo descubrió la relación de su marido con otra mujer. Ahí Magda buscó consejos de un confidente: Hitler. Por eso viajaron al sur de Alemania al refugio que el Fuher tenía en la montaña. La carrera de Goebbels pendìa de un hilo. Hitler lo citó para expresarle que o arregla su matrimonio o renuncia. Por eso, el ministro sintió que no tenía más remedio que terminar el romance con la actriz, a quien además se le prohibió actuar.
Otro funcionario que entra en escena es Martin Bormann, que comenzó como secretario de Rudolp Hess. Era una persona con ambiciones políticas desmedidas. Cuando tuvo oportunidad para acercarse a Hitler, su primera tarea fue encargarse de reformar la casa que tenía el Führer en la montaña. De una modesta casa este personaje construyó algo de mucha espectacularidad. Obligó a los vecinos de alrededor a vender sus tierras e irse, pero hubo un hotel que no quería abandonar su espacio. Entonces Bormann utilizó métodos bastantes persuasivos como enviar al campo de concentración de Dachau a su dueño para obligarlo a vender.
Martín Bormann creció en su posición en el círculo íntimo de Hitler al terminar su gran obra arquitectónica. Su golpe de gracia fue requisar un orfanato local y mudarse allí. Se trataba de una de las casas más grandes del lugar, que tenía la visión de la casa de Hitler para controlar quienes entraban y salían. Luego, se transforma en el ejecutor de Hitler, se encarga de sus finanzas y del partido nazi.

 

¿Huida o plan secreto de Hess?
El documental también da cuenta de unos de los episodios más extraños de la Segunda Guerra Mundial. Rudolf Hess ideó un plan para generar expectativas en Hitler. Sabía de la idea de invadir Rusia, y la inconveniencia de abarcar dos frentes de guerra al mismo tiempo. Su idea era volar a Inglaterra y reunirse con un contacto, el aristócrata escocés duque de Hamilton, que espera le presente a Churchill. El objetivo era buscar la paz con Inglaterra. Él pensaba que eso lo pondría nuevamente en el círculo íntimo.
El 10 de mayo Hess juega su última carta. Se despide de su familia y maneja hasta el aeródromo y le pide a su ayudante que le dé una carta a Hitler al día siguiente que no sabía nada de ese plan
Hess atraviesa Alemania y vuela sobre el Mar del Norte hacia Escocia y llega hasta su destino, al sur de Glasgow. Pero comienza a oscurecer y no encuentra dónde aterrizar y decide tirarse en paracaídas. Era una situación insólita. Nunca antes se había tirado en paracaídas. Se había ido en una misión en solitario volando sobre Escocia hacia un lugar que no conocía. A pesar de todo aterriza a salvo. El estruendo del choque del avión hizo que un granjero saliera a investigar y se encontrara cara a cara con Hess, que le dice que es alemán y que tenía un mensaje urgente para el Duque de Hamilton.
El granjero lo lleva a su casa para darle un té. “Así somos los ingleses les servimos té al segundo al mando del partido nazi”. Pero la cálida bienvenida duró poco. Finalmente lo llevan a un cuartel y el prisionero es identificado como el líder suplente de Hitler.
En ese momento, él pensaba que le enviarían un auto especial para tener una reunión con Churchill y tener una discusión del alto nivel. Hess estaba muy desconectado con la realidad.
Ese mismo fin de semana Hitler se estaba relajando y su ayudante llegó con una carta de Hess. La carta decía “Fuher mío, cuando lea esta carta yo estaré en Inglaterra. Podrá imaginar que tomar esta decisión no fue fácil para mí”. Y dice que lo ha hecho por el bien de él y que si su negociación sale mal no tendría repercusión para Hitler y para Alemania. Hitler se llenó de ira, estaba destruido.
Goebbels hizo una campaña para comunicar que Hess estaba loco. Y sacan todos los cuadros de organismos públicos donde estaba su imagen. La pregunta era: ¿Hess estaba loco, cómo podría ser el suplente del Fuher?
En Inglaterra, mientras tanto, todo el mundo se regocijaba con el tema. El granjero se volvió una celebridad. Los diarios decían que se escapaba de Hitler. Para colmo, la llegada de Hess fue en un contexto donde la aviación alemana bombardeaba ese país.
A Hess lo llevaron a una casa segura fuera de Londres. Solo y deprimido, piensa que hay una sola salida para su situación e intenta suicidarse saltando desde un edificio, pero vuelve a fracasar, se rompe una pierna al caer. Rudl Hess pasó luego preso el resto de su vida.

La solución final
Con un hombre menos, en el entorno de Hitler comenzaron a reposicionarse. Goring hasta ese momento era el más vulnerable, mientras Goebbles y Himmler mantuvieron sus lugares. Bormann les sacó ventaja a todos sus rivales.
Otro foco de conflicto se avecinó cuando Hitler dio un discurso en conmemoración del Putsch de Múnich, el fallido intento de golpe de Estado del 8 y 9 de noviembre de 1923. Hitler se fue quince minutos antes de lo previsto de la cervecería, donde al rato estalló una bomba que dejó múltiples heridos y muertos. Goebbels culpó de todo a los servicios secretos ingleses.
Después de ese atentado, Himmler trató de implantar su programa racial. Para eso, eligió a la persona de las SS más despiadada, Reinhard Heydrich, para crear un Estado Policial. Así, se convirtió en el maestro de los espías. Su primer trabajo fue la purga de las SA, el primer escuadrón paramilitar del partido nazi. Lo que se denominó la Noche de los Cuchillos Largos. Este suceso puso a las SS como la agencia de seguridad, vigilancia y terror principal del partido.
En enero de 1939 Heydrich recibió una carta confidencial para que formule una solución al “problema judío”, forzándolos a emigrar o desalojándolos. Heydrich tenía el aval del mismísimo Hitler para tomar medidas. El 21 de septiembre de 1939 el destino de los judíos polacos ya estaba planeado, eran encerrarlos en guetos urbanos listos para ser deportados.
Mientras en el círculo íntimo se planeaba la invasión de la Unión Soviética, Heydrich comanda un ataque contra los judíos. Fue en ese momento que buscando una solución territorial implementó un genocidio.
En 1941, durante la invasión a Letonia, probó que era capaz de todo. La solución final de Heydrich se perfeccionó en una campaña de asesinatos en masa que sus tropas desarrollaron con una metodología brutal. Obligaban a los judíos a cavar una trinchera profunda y luego le disparaban en la nuca. Repetían esto hasta que el foso se llenaba, para luego taparlo con tierra y cal. Lugares como un barranco cerca de Kiev, la capital de Ucrania, serán para siempre símbolos del asesinato en masa. El Holocausto comenzó con ejecuciones como la de Babi Yar. En dos días de septiembre de 1941 más de 33.000 judíos fueron asesinados y arrojados al abismo.
El 20 de enero de 1942 hubo una reunión secreta en Villa de Wannsee, al sudoeste de Berlín, entre servidores públicos de alto rango, funcionarios del partido y miembros de los servicios de seguridad. Fue presidida por Heydrich y se las considera una de las reuniones más infames de la historia, porque se planifica la solución final. Además, Heydrich logró tener el control de todas las políticas antisemitas. Le atraía la idea de crear campos para asesinar con un criterio industrial. El 17 de marzo de 1942 se instaló la primera cámara de gas en Belzec, Polonia.
Dos meses antes Alemania intentó invadir la Unión Soviética y se encontró con un poderío importante. Alemania no estaba preparada para una guerra larga. Ante ese fracaso, Hitler deja de lado a Goring y se acerca al arquitecto Albert Speer, un funcionario menor a quien nombra ministro de Armamento y Guerra. Este no sabía nada del área, pero a su vez no cuestionaba ninguna decisión de sus superiores, especialmente de Martín Bormann.
Speer tenía un problema: dado que los hombres iba luchar contra la Unión Soviética, la idea era promover que las mujeres trabajaran en las fábricas. Su principal inconveniente era convencerlo a Hitler, quien pretendía que las mujeres se concentraran en sus hijos para generar una nueva generación de arios. Finalmente, el Fuher cede, pero ordena articular el proyecto con Martin Bormann. Esas son noticias terribles para Speer, porque Bormann enterraba cualquier proyecto que no venga de él mismo.
Con Alemania perdiendo la guerra, Speer se internó en una clínica por su stress. El lugar era dirigido por un médico de dudosa reputación, que lo único que le hizo es un masaje con veneno de abejas. Speer se deprime. De repente, siente rumores que tiene una enfermedad incurable. A medida que su condición empeora surgen rumores que sus rivales intentan asesinar más que su carrera. Entró por un dolor de rodilla y ahora está escupiendo sangre. Cómo fue que Speer estuvo cerca de la muerte es un misterio. Su secretaria escuchó una conversación entre dos hombres y se sorprende que una de las voces era de Himmler que decía: “¿Ya está muerto?”. Sin embargo, logró sobrevivir.

Derrota y desbandada
Goring pensaba que la derrota en la guerra ponía al filo del abismo a Hitler, y que él era el hombre para sucederlo. El temor era que Hitler arrastrara al país a su aniquilación. La propaganda alemana decía que si Alemania perdía, el pueblo sería destruido por los rusos.
En ese momento existía la denominada “Guarida del Lobo”, ubicada en Prusia Oriental una fortaleza camuflada repleta de agentes de las SS a la que solo se llegaba en tren. Hitler controla la guerra desde ahí, pero en ese lugar explota una bomba en la sala de conferencias. Parecía que nadie podía haber sobrevivido a ese atentado. A Hitler le explotaron los tímpanos y sufrió cortes y quemaduras. La bomba vino de adentro y todos comenzaron a echarse culpas. El partido es un revoltijo de envidia, avaricia y luchas por el poder. Se puso en marcha la Operación Valquiria.
Himmler, que estaba a cargo de la guerra, debió renunciar porque Alemania estaba siendo derrotada, pero no se anima a enfrentar a Hitler. Por eso viaja 100 kilómetros hacia una clínica con la excusa de internarse por dolor de estómago y stress. Himmler decide reinventarse y para eso debe dejar atrás su imagen de homicida. Solo unos meses antes había dado la orden de cerrar las cámaras de gas y crematorios en los campos de concentración. Buscaba una vía de escape tratando de negociar su libertad con los Aliados con vidas judías. Al enterarse, Hitler toma este tema como de alta traición.
En 1945 Bormann acompañó a Hitler a Berlín, quien se horrorizó por la destrucción de la ciudad. La cancillería, que estaba reacondicionada a nuevo, ya casi no existe. Para principios de 1945, luego del atentado, Hitler era una sombra de lo que fue. Su círculo íntimo estaba paralizado de miedo y no hacía nada.
Cuando se acerca el cumpleaños de Hitler, en el mes de abril, aun los que planeaban traicionarlo van a la celebración. Llegar al convite era muy peligroso en una ciudad que los soviéticos no paran de bombardear. Himmler, por ejemplo no solamente debe cuidarse de sus enemigos sino también de sus amigos, que castigaban a los desertores. Las SS y otras policías militares estaban colgando personas. Aun siendo arriesgado, Sperr viajó a Berlín. Tuvo que volar sobre territorios que estaban ocupados por el Ejército Rojo. La motivación de Sperr para arriesgarse a un viaje tan peligroso es un misterio.
Lo más extraño es que se reunieron en una sala que estaba muy dañada por las bombas, a tal punto que se movían los cimientos de cada explosión que había en la zona. En un momento dado, Hitler y Eva Braun hicieron su aparición en el salón. En el medio de la reunión, Bormann anunció que Hitler se iba a quedar en el bunker en Berlín y que si es necesario moriría en ese lugar.
El 22 de abril de 1945 se realizó una reunión crucial, en a que Hitler y los miembros del círculo íntimo llegaron a la conclusión de que la situación militar no tenía futuro. En ese momento, todo el equipo de Hitler recibe cápsulas de cianuro. Bormann se da cuenta de que se espera que muera por la causa, pero él no tenía la intención de morir.
Goring estaba disfrutando del aire fresco en las montañas cuando se enteró que Hitler aceptaba la derrota. Intentaría ser el líder de Alemania. Entonces envía un mensaje a Hitler para ser su sucesor. Como siempre, Bormann es el primero en recibir el dato y se asegura que nadie más se haga con el poder, porque si Hitler muere se intensificaría la mala relación que tenía con Goring. Entonces convence a Hitler de que ese telegrama era traición. Fuher le envía otro telegrama en el que le prohíbe que vaya en la dirección indicada. Goring percibe la amenaza real de que lo maten. La SS lo arresta por orden de Bormann, pero justo cuando lo van a fusilar aparece una unidad de la Luftwaffe. Así que la suerte estuvo al lado de Goring y sobrevivió un día más.
Bormann también estaba investigando a Himmler, aunque no encuentra nada concluyente. Pero los aliados lo ayudan y publican en un diario de Estados Unidos una nota sobre los acuerdos clandestinos con ellos. Hitler ordena su arresto. No podía creer que alguien a quien confiaría su vida lo traicionara. Bormann fue destruyendo a sus rivales uno por uno. Solo quedan él y Goebbels.
Entonces Bormann intentó persuadir a Hitler de irse, pero no lo logra. Sabe que se enfrenta a su propia muerte. En cambio, Goebbels piensa que todo lo que tiene se lo debía a Hitler, y que sería un acto de deslealtad no quedarse a su lado hasta su muerte.
Poco después de la medianoche del 29 de abril ocurre una de las bodas más surrealistas y extraña de la historia, que es el casamiento entre Hitler y Eva Braun. Previamente, el Fuher le propuso a Eva que escapara, pero ella se negó. Para su casamiento se puso un vestido negro, consiguieron anillos de oros de víctimas judías y celebraron.
Un día después, Hitler y Eva Braun se retiraron a la sala de estar con cápsulas de cianuro y un arma. Bormann se encuentra con ese panorama sombrío. Su primera misión fue deshacerse de los cadáveres de Hitler y Eva. Los llevaron hacia el jardín de la cancillería del Reich para quemarlos.
Para Goebbels y su esposa escapar no era una opción, solo les quedaba el suicidio familiar. Y eso fue lo que sucedió. Como todos los demás murieron o escaparon, el único que quedaba era Martin Bormann, que en realidad era el líder de un partido que ya no existía. Tras guardar la última voluntad y testamento de Hitler, Intentó una fuga. Su idea era llegar al norte atravesando las líneas rusas. Lo cierto es que jamás estuvo cerca de llegar a su destino. Algunos testigos dicen que estuvo aterrado y desorientado. Se cree que vio a las tropas soviéticas acercándose y se suicidó.
Por su parte, Himmler estaba prófugo. En mayo de 1945 los británicos lo capturaron al norte de Alemania, pero durante una revisión médica mordió una pastilla de cianuro.
Goring también fue capturado por los aliados. Se ofende cuando le piden que se desvista porque él se considera un soldado y líder de la Fuerza Aérea. Piensa erróneamente que podría llegar a un acuerdo con los aliados y los trata como si fuesen diplomáticos igual que él, pero se equivoca.
El 20 de noviembre de 1945 comienza el juicio de Núremberg, en donde los acusados, entre ellos Goring y Rudolph Hess, estaban sentados juntos. Hess había estado prisionero en Gran Bretaña.
Con su carácter habitual, Goring negó rotundamente haber sabido lo que pasaba en los campos de concentración nazis. Se describe como inocente y un diplomático pacífico. A pesar de su defensa es condenado a muerte por crímenes de guerra, pero dos horas antes de cumplir su sentencia una ampolla de cianuro que se piensa fue provista por un guardia le permite escapar de la horca.
En el caso de Sperr, negó haber sabido del Holocausto y denunció los crimines de Hitler y del régimen nazi. Su sentencia fue de 20 años, y al salir se mostró como el nazi bueno. Murió a los 76 años.
La imagen final de Hitler’s, Circle of Evil es la del último nazi del círculo íntimo que quedaba vivo: Rudolf Hess, que purgó cadena perpetua en la cárcel de Spandau, Berlín. En 1987, a la edad de 93, años se ahorcó en la pérgola de la prisión.