Nueva ola de violencia en Israel, tras el autoproclamado “Acuerdo del Siglo”

Atentados que refuerzan la posición de Bibi

La escalada podría favorecer la posición de Netanyahu en el contexto de la campaña electoral para las elecciones de marzo, ya que el terror en las calles siempre ha fortalecido a los sectores más duros de la política israelí.
Por Damián Szvalb

Los primeros y rápidos análisis que se hicieron tras los tres ataques terroristas que se registraron en Israel en las últimas horas coinciden en que se trataron de la respuesta de la dirigencia palestina (ANP y Hamas) al “Plan del siglo” presentado por Trump y Bibi hace una semana. Más allá que aún es prematuro sacar conclusiones definitivas, esos mismos análisis no descartan que estos ataques sean el comienzo de una ola de violencia aún mayor.
Parece que otra vez recurrir a la violencia terrorista es la respuesta que eligieron los sectores radicalizados de la “calle palestina” ante ese acuerdo que no contempla ninguna de las exigencias que todas las dirigencias palestinas, desde Oslo hasta acá, han planteado como mínimas: Jerusalén, refugiados y fronteras del ‘67.
Pero esta estrategia está condenada al fracaso. Solos, más allá de que Hamas y la ANP se junten para generar caos, no podrán mover ni un milímetro la posición de Bibi. Es más, corren el riesgo de favorecer su posición en medio de la campaña electoral para las elecciones de marzo. Siempre, el terror en las calles israelíes ha fortalecido a los sectores más duros de la política israelí.
Bibi lo sabe muy bien y no va a querer que nadie lo corra por derecha. Por eso endurecerá más su posición contra los palestinos en términos políticos y militares. “En nombre de todos los ciudadanos de Israel, envío deseos de una rápida recuperación a los soldados heridos. Es sólo una cuestión de tiempo, y no mucho tiempo, hasta que encontremos al atacante. El terrorismo no nos vencerá; nosotros triunfaremos», dijo tras los atentados y ordenó que el Ejército refuerce su presencia en Cisjordania, en previsión de un estallido palestino a gran escala.
Desde que asumió en 2009, Bibi se ha dedicado a “administrar” el perpetuo conflicto con los palestinos. Ha tenido éxito en su estrategia y desde hace por lo menos seis años ni siquiera se han sentado en una misma mesa dirigentes de ambos países.
Hoy la situación de los palestinos es mucho peor que hace 10 años: están atravesando un momento de extrema debilidad, producto de su división interna, del aislamiento dentro del mundo árabe y, sobre todas las cosas, de la dupla Trump-Netanyahu, quienes no han dejado nada por hacer para imponer las condiciones en la relación entre los palestinos y los israelíes.
Tampoco cuentan con una dirigencia política capaz para recuperar aliados que los han acompañado en otros momentos, como algunos países europeos importantes. El mundo árabe también les da la espalda, más allá de la tibia declaración de la Liga Árabe condenando el acuerdo de Trump. Bibi se encargó de generar lazos políticos y comerciales con varios países árabes y, si bien no pueden blanquear su vínculo con Israel porque la «calle» árabe no lo soportaría, ninguno de ellos pondrá en juego esa relación por salvar a los palestinos.
En este contexto, Bibi vuelve a mostrarse como un líder fuerte y como el único capaz de garantizar la seguridad de Israel en una región turbulenta. Si no fuera por las causas de corrupción que lo acechan, nadie podría dudar de que en Israel hay Bibi para rato.