Opinión:

Choque de civilizaciones

Han pasado más de cuatro meses desde que el diario danés ‘Jyllands-Posten’ publicara las caricaturas del profeta Mahoma que, presuntamente, provocaron la actual confrontación entre Occidente y el mundo islámico. Sin embargo, mientras que muchos canales mediáticos se han centrado en las importantes cuestiones de la libertad de expresión y la incompatibilidad entre los valores islámicos y la sociedad occidental, muchos no se han preguntado porqué tardaron tanto tiempo los musulmanes en iniciar sus virulentas y violentas protestas, especialmente si su profeta y su religión habían sido tan severamente insultados.

Por Stephen Brown (GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

En primer lugar, ha de comprenderse que la presente crisis no va tanto de herir sentimientos religiosos como del presente conflicto entre Occidente y el mundo islámico. Samuel Huntington, autor de ‘El choque de civilizaciones’, dijo una vez que el choque occidental – islámico «tendría lugar en muchos frentes: político, diplomático, económico, militar, ideológico». Hasta la fecha, las actuales vicisitudes han indicado en su mayor parte agresiones islámicas en todas las categorías excepto en la militar.
Los gobiernos de países musulmanes son ahora acusados de incitar la presente violencia, y podrían, incluso, haberla orquestado desde el principio. La Secretaria de Estado Condolezza Rice afirma no tener dudas de que tanto Irán como Siria están incitando las manifestaciones en beneficio propio.
Pero todas las ofensas están sincronizadas con un propósito, y tienen objetivos. La sincronización de que este ataque islámico más reciente contra Occidente cuatro meses después de la primera aparición de las caricaturas nos dice que principalmente se trata de una tentativa de neutralizar a una Europa anti-armas nucleares que estaba dispuesta a ayudar en el escenario diplomático y militar americano-israelí con Irán acerca de los continuos esfuerzos del país por adquirir arsenal nuclear.
En cierto sentido, la presente crisis podría calificarse como de un ataque preventivo.
Sin embargo, debido a la presente ofensiva islámica, está por ver si países como Francia, que inicialmente estaban dispuestos a ayudar a los Estados Unidos y a Israel militarmente contra el programa nuclear de Irán, perseverarán aún, y si otros estados europeos pueden hacer frente a esta intimidación musulmana y contribuir, aún en Naciones Unidas y en la Unión Europea, a la muy necesaria causa de evitar que Irán adquiera armas nucleares. Cualquiera que sea el resultado, definitivamente será difícil tomar medidas contra Irán mientras las emociones estén tan desatadas y continúe la controversia, especialmente si se permite que escale.
Además de ayudar a Irán a adquirir armas nucleares para contrarrestar el arsenal nuclear de Israel, los países islámicos esperan lograr otros objetivos con la presente crisis manufacturada.
Ya ha provocado que la noticia de las elecciones de Hamas desaparezca de las portadas de la mayor parte de los diarios y, en menor medida, la propia crisis nuclear iraní. Esto ha aliviado la presión diplomática y la de la opinión pública contra estas entidades.
Los islamistas también están utilizando las caricaturas para reunir al mundo musulmán contra Occidente, también como medio de reclutamiento para su causa. Los fundamentalistas musulmanes también esperan que la crisis ayude a lograr otro de sus objetivos tanto tiempo perseguidos, léase debilitar a los regímenes de países árabes como Arabia Saudita o Egipto a su favor, de modo que puedan hacerse con el poder.
El temor a los fundamentalistas y a aparentar ser no musulmanes, o no lo bastante musulmanes, ante sus propios pueblos también ha provocado que los políticos en gobiernos de los países de la Liga Árabe se lancen a pedir disculpas, boicots y castigos a aquellos que en Europa dibujaron y publicaron las caricaturas.
En cierto sentido, los dibujos representan un tema de hermandad musulmana. Los comentaristas de temas de Medio Oriente afirman que estos mismos gobiernos utilizan también esta crisis internacional igual que han utilizado otras antes, con el fin de desviar la ira de sus propios pueblos de temas internos.
Pero igual de importante quizás que ayudar a Irán a adquirir armamento nuclear, los países islámicos utilizan la confrontación de las caricaturas para lograr su objetivo a largo plazo de reducir Europa a un estado de servidumbre humillante que el Islam reserva para los no musulmanes.
Por ejemplo, no sólo han exigido disculpas del gobierno danés y del editor del ‘Jyllands-Posten’, también se pide una disculpa a la Reina de Dinamarca, el símbolo de la tradición danesa y de la integridad nacional
Es absolutamente imperativo que Europa persevere a la hora de ayudar a detener el ascenso de un Irán armado nuclearmente. El propio Occidente también tiene que hacer frente y apoyar a Dinamarca en esta crisis, con el fin de evitar que el abuso por parte del mundo islámico le granjee su objetivo de aplastar los valores liberales occidentales y las tradiciones democráticas, un objetivo islamista largamente deseado. Y puesto que Huntington afirmaba que este conflicto entre Occidente y el mundo islámico durará muchos años, una postura firme ahora detendrá, y tal vez incluso invertirá, la caída de Europa en esa servidumbre y frustrará hasta los peores ataques del chantaje islámico en el futuro.