Unos 200 agentes de la policía palestina irrumpieron en las oficinas del Gobierno en la ciudad de Rafah para protestar por la falta recursos destinados a poner fin a la anarquía. Poco después, varios centenares de jóvenes se manifestaron de nuevo ante los organismos de seguridad en la misma ciudad, pero esta vez para exigir empleo.
Entre dos fuegos, y en plena lucha por mantener el control, el Presidente palestino, Mahmud Abbás (Abú Mazen), resiste a las crecientes presiones, incluso desde las propias filas de su partido Al Fatah, para que aplace las elecciones.
Abú Mazen se encuentra de gira por el Golfo Pérsico para lograr los apoyos financieros que le permitan afrontar los gastos de su Gobierno.