Vicepresidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo

Rosa Roisinblit cumplió sus primeros 100 años

Protagonista de una historia marcada por el dolor y la valentía, Rosa Roisinblit nació hace un siglo en Moisés Ville, y desde 1978 milita activamente por los derechos humanos en la primera línea de las Abuelas de Plaza de Mayo, en una lucha que posibilitó la recuperación de 130 nietos, entre ellos el propio.
Por Pablo Gorodneff

Rosa Tarlosvsky nació un 15 de agosto de 1919, en una Argentina donde, meses antes, durante los hechos de la “Semana Trágica”, un pogromo se había desatado sobre los barrios de Once y Villa Crespo, y todo el que fuese o parecía judío era un blanco potencial. Las noticias sobre la Revolución Rusa se expandían por el mundo, y los fascistas locales temían la instalación de un soviet en el pais.
Rosa creció en ese contexto de entre guerras. Como si el destino se le hubiese presentado en sueños, decidió que su futuro sería traer vida a este mundo, para lo cual estudió obstetricia en la Universidad Nacional del Litoral. No sabía, no podía saber, que lo aprendido no bastaría.
Rosa Roisinblit cumplió cien años que parecen muchos pero son pocos cuando se tienen las tareas que la vida le encargó: le llevó 41 años lograr que condenaran al responsable del secuestro de su hija, el brigadier Omar Grafigna; necesitó 22 años para encontrar a su nieto, Guillermo Rodolfo Pérez Roisinblit, y 15 años más, según ella mismo contó, reconstruir la relación.
En estos 42 años de vida de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, participó de la recuperación de 130 nietos, y sigue participando de la búsqueda de 400, incluyendo ya a una segunda generación. Tiene mucho trabajo por delante.

Rosa siente que los dirigentes de la comunidad judía. por miedo o por convicción, no hicieron lo suficiente para ayudarla en su búsqueda. Entrevistada para el libro “Ni silencio ni olvido”, de Abraham Bargil, dijo: “Ellos creían, la AMIA, la DAIA, todas las instituciones judías, que si no se ocupaban de los nuestros, que eran, entre comillas, los ‘subversivos’, con eso iban a defender a toda la comunidad judía. Y cuán equivocados estaban, seguían desapareciendo chicos, porque sabemos que los chicos desaparecidos judíos eran más sacrificados, fueron más torturados, fueron más maltratados que cualquiera de los otros”.
Le tomó tiempo a Rosa hacerse una idea de la situación. En un primer momento todo era confusión, dolor, y sobre todo soledad: era viuda, y la familia y los amigos mantenían la distancia que aconseja el miedo.
Pero finalmente, desde el dolor pudo pensar y rescatar el legado de aquellos “chicos”, como le gusta decir, y de tener, de alguna manera, a Patricia Roisinblit más cerca.
“No nos engañemos: los chicos eran idealistas, los chicos eran inteligentes, eran seres pensantes y sabían lo que estaban haciendo. Eso de que ‘estaba en una libreta de teléfonos’ es un cuento chino. Sí, nuestros chicos eran seres pensantes, eran chicos que tenían ideales, eran chicos que dieron su vida para combatir la dictadura”, expresó Rosa en “Ni silencio ni olvido”.