Documental sobre los archivos del gueto de Varsovia

Quién escribirá nuestra historia

Cajas metálicas y tarros para guardar la leche fueron los contenedores de los archivos Óneg Shabat, parte del sistema de resistencia documental que organizó el historiador polaco Emanuel Ringelblum junto con un grupo de colaboradores, viviendo en las peores condiciones en el gueto de Varsovia, durante el nazismo. Y la crónica de esta militancia a favor de la vida se convirtió en la película ¿Quién escribirá nuestra historia? (Who Will Write Our History), de Roberta Grossman, que se proyectó hace unas pocas semanas en el Malba a sala llena.
Por Laura Haimovichi

¿Quién escribirá nuestra historia? fue producido por la hermana menor de Steven Spielberg (La lista de Schindler), Nancy, y está basado en el libro del historiador Samuel Kassow. Es un documental, aunque incluye escenas recreadas con actores. Tal como lo quiso el maestro, trabajador social y militante Ringelblum, con Óneg Shabat (que significa celebración o alegría del sábado), este filme está destinado a que las vidas que devoró el Holocausto no se olviden y a que los jóvenes las conozcan y entiendan las razones del no olvidar, no perdonar. Es una manera de preservar la memoria del horror y vencer a la muerte, imprescindible en tiempos como los de hoy en que el fascismo y la derecha volvieron a ganar poder en distintas partes del mundo, incluida la Argentina.
Eran casi medio millón de judíos los que vivían en Varsovia cuando el ejército alemán creó el gueto y hoy no son más de 25 mil. Pero la barbarie encabezada por Hitler, como todos los genocidios que se siguen perpetrando en el planeta, no es un problema específico judío sino de la Humanidad entera en tanto crimen contra la especie. Y así lo entiende Ringelblum, judío y polaco, quien en 1939 empieza a escribir el relato escalofriante de lo que sucede en la Segunda Guerra Mundial y el mundo ignora. Por eso trabaja en forma incansable reuniendo testimonios orales y escritos de la vida cotidiana y de la gente común de Europa del Este en tiempos de totalitarismo nazi extendido fuera de Alemania. Son documentos que consignan intentos heroicos de supervivencia cuando oleadas de crueldad se apoderan de la existencia de millones de personas. Y estremecen: “Ya no tenemos nada que perder. El plan de exterminio se está ejecutando de forma planificada y sistemática siguiendo un esquema prefijado”, escribe este intelectual que a los 12 años ha perdido a su madre y vive hasta emanciparse con su padre comerciante de cereales, la mujer de éste y sus tres hermanos.
Antes de la guerra, Ringelblum (nacido en Buchach, Ucrania, en 1900) será maestro y director de escuelas nocturnas para trabajadores y activo participante de un círculo de autodidactas embanderados en el movimiento Poale Sion, de ideas socialistas. Casado con una maestra y padre de un niño, murió con su familia en el gueto.
Sabemos de él por el archivo Óneg Shabat, de 1600 partes, que enterraron en distintos lugares entre las ruinas del gueto y que se custodian en el Instituto de Historia Judía de Varsovia. Esta memoria fue declarada Patrimonio documental de la Humanidad por la Unesco en 1999 y también contiene pinturas de artistas de la época y escritos sobre las actividades clandestinas de la resistencia armada de la que Ringelblum también participó.
Algunas de las informaciones que la BBC transmitía contemporáneamente al imperio del nazismo provienen del archivo impulsado por Ringelblum. Es la tarea profunda, vital y comprometida contra la banalidad del mal.
Óneg es el trabajo imprescindible que se pone en marcha los sábados durante las reuniones del grupo de archivistas en torno a una taza de té para preservar las historias destinadas a desaparecer.