“El Likud ha girado hacia la extrema derecha del mapa político, hacia un camino que no es el mío”, continuó Mofaz. La decisión del actual Ministro de Defensa sacudió a la opinión pública y a los círculos políticos, ya que hasta el viernes aún aseguraba que no abandonaría su “casa ideológica” para seguir a Sharón. Kadima, la nueva formación de Sharón, tiene buen augurio según las últimas encuestas. “El Likud es mi casa, una casa que no se abandona”, subrayó el ministro el pasado viernes, una frase que se ocuparon de recordarle todos los medios.
Las últimas encuestas le dan a Kadima 39 diputados en la próxima legislatura, mientras que el Partido Laborista obtendría 23 y el Likud, muy por detrás, sólo 13.
“Frente a los retos diplomáticos y de seguridad que afronta Israel es necesario un liderazgo razonable y con experiencia”, subrayó Mofaz para referirse a Sharón, a quien la semana pasada acusó de haberle tendido “una sucia trampa” por haber osado pedir más presupuestos para Defensa cuando se necesita para los pobres.
Según los analistas, esta deserción “es otro clavo en el ataúd del Likud” que, de hecho, según las encuestas, ha quedado en manos del ex primer ministro Benjamín Netanyahu.