Se presentó el libro en mayo en la histórica ciudad entrerriana

Los judíos de Concepción del Uruguay

“Los judíos de Concepción del Uruguay” es un intento de reconstruir los primeros pasos de los israelitas de la ciudad entrerriana, tratando de indagar como se fue dando la conformación comunitaria hasta convertirse en una kehilá desde la cual pudieran convivir e integrarse a una sociedad diversa, "extraña", y en la cual pudieran llevar adelante su “vida judía”. Su autor, el profesor Gustavo Sirota -quien comenzara sus investigaciones hace más de 13 años con su padre hoy fallecido, Benito Sirota-, escribe en primera persona para Nueva Sión.
Por Gustavo Sirota *

Este libro comenzó a gestarse una tarde de febrero de 2004. En el camino de regreso desde Gualeguaychú, charlábamos con mi padre sobre el diagnóstico médico que había recibido aquel día, y cómo enfrentar una enfermedad que en el imaginario aún es sinónimo de muerte. Cómo llevar el tratamiento y cómo poder encontrar actividades que permitan sobrellevar contratiempos y terapias. Desde aquel momento iniciamos un largo trabajo que lo tuvo como protagonista central, recabando datos, buscando en archivos, rastreando en periódicos, relevando testimonios y tratando de ordenar y sistematizar datos y fuentes dispersas.
Fueron seis años hasta su fallecimiento, donde la historia de los judíos de la ciudad, sus orígenes, cómo llegaron a esta tierra, sus actividades particulares, la vida comunitaria, estaban presentes en cualquier momento de la vida familiar.
Como pasa por lo general en el interior, los estudios sobre hechos y cuestiones lugareñas aúnan dificultades. Desde la ausencia de archivos y reservorios adecuados –en muchos casos inexistencia de los mismos– hasta la falta de interés de autoridades e incluso instituciones académicas para impulsarlos y darle aliento.
En el caso de esta primera aproximación a la saga de los judíos en la ciudad, casi no hay documentación y la que hay no está clasificada ni tampoco cuidada. La mayor parte fue recopilada de periódicos –“Los Principios” y “La Juventud”- y archivos locales, a los que sumamos testimonios orales y lo poco que se conserva en los ámbitos comunitarios.
La ciudad, por ser cabecera departamental, tener un puerto de ultramar de fuerte actividad entonces y sobre todo por sus establecimientos educativos de nivel medio –el Colegio del Uruguay, la Escuela Normal de Profesores y la Escuela Nacional Profesional de Mujeres– fue un ámbito propicio para el asentamiento de israelitas. Muchos llegaban de las colonias de la Jewish Colonization Asociation (JCA) –cercanas geográficamente- siguiendo la huella de sus hijos.
Muestra de esto lo tenemos en los registros de ingresantes al histórico colegio de Urquiza, donde ya en 1897 hallamos a Jacobo Tieffenberg e Isaac Rappaport. Desde entonces, cada año hallamos jóvenes judíos, en su mayoría provenientes de las colonias de la JCA, que ingresan al mencionado colegio sumando más de un centenar en las dos primeras décadas del siglo XX.

Los primeros hebreos en la zona
No son las primeras huellas de presencia hebrea. Mardoqueo Navarro, Mordejai como a veces firmaba haciendo alusión a su “probable origen sefaradí”, “el más capaz de los colaboradores que tuvo Urquiza” como señala Manuel Macchi puede ser un punto de partida; lo mismo que algunos nombres apuntados entre los adherentes a la Logia Nº 44 “Jorge Washington” de la masonería uruguayense, entre los que hallamos en 1894 al doctor Noe Yarcho, el médico de las colonias de la Jewish; el maestro José Sabah en 1896; o Abraham Magasaniks al año siguiente.
Tampoco pasa desapercibido en esta reconstrucción el paso de los “pampistas” (los venidos en el vapor Pampa, provenientes de Rusia), que trajo inmigrantes que arriban al puerto de la ciudad en abril y junio de 1892, pernoctando algunos días en Concepción antes de seguir a su destino rumbo a las colonias que la JCA llevaba adelante en Entre Ríos.
Así fuimos enlazando datos y sumando fuentes que nos permitieron recorrer las tres primeras décadas del siglo XX, donde se instituye la kehilá uruguayense con sus instituciones. Desde la primera de ellas, el Centro Kodimo –controversia aún no terminada acerca de si fue creado en 1912 o 1917-, surgido para aglutinar a la creciente comunidad y especialmente “procurar el bienestar moral y material de los estudiantes israelitas”, que admitía como socio del mismo a “israelita, mayor de 12 años” hasta la definitiva configuración comunitaria con la creación del Centro Social Israelita Argentino, creado, suponemos, en 1925, aunque no se conserva ni el acta fundacional ni registro de documentos de comisiones directivas o similares para acreditar esta fecha, que es la que aparece en la placa que está en el frente del edificio comunitario que aún aglutina el quehacer judaico de la ciudad.
Vivían entonces, suponemos los autores, unos 400 o 500 judíos al menos en la ciudad, que contaba poco más de 16 mil habitantes, siendo una presencia que seguramente no pasara desapercibida entre los uruguayenses.
Lugares de culto; bibliotecas; veladas culturales –en idish muchas de ellas-; reuniones y mitines -por ejemplo, celebrando la Declaración Balfour o denunciando los “sucesos de Palestina” o la irrupción del nazismo ya a comienzos de la década del treinta – han sido parte de este trabajo de recopilación y búsqueda.
Podríamos agregar en esta enumeración los inicios de la Escuela Hebrea, que aún pervive, de la Caja de Créditos Israelita o de las primeras agrupaciones de mujeres como la Sociedad de Damas. Todas instituciones que aportaron a la construcción de la kehilá uruguayense.
Como decía en el acto de presentación, esta pequeña publicación viene a llenar un vacío no solo en el quehacer judío, sino en una ciudad, que hace más de 120 años cobija a una significativa comunidad israelita que ha dejado su impronta y que ha dado mucho al acervo de Concepción.

* Profesor de Historia. Autor del libro “Los judíos de Concepción del Uruguay”.