Rafael Bielsa:

Ahora quiere asumir como diputado

El ex canciller Rafael Bielsa, electo diputado el pasado 23 de octubre, quien renunciara a su banca para desempeñarse como Embajador en Francia, renunció de nuevo. Bielsa, declaró sentir “agonía, dolor y mortificación" por no convertirse en legislador, pretende asumir finalmente su banca como diputado. La discusión es, ahora, si su renuncia verbal alcanza para haber renunciado formalmente al Parlamento y si puede asumir en esas condiciones.

Rafael Bielsa. De canciller a candidato, de candidato a diputado electo, de diputado electo a Embajador en Francia, y de Embajador nuevamente diputado.
El pasado lunes 5 de diciembre, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, comunicó a la prensa que Bielsa sería el Embajador argentino en Francia.
El miércoles 7, luego de ser vapuleado por la opinión pública, Bielsa declaraba que sentía “agonía, dolor y mortificación». Intentó disculparse explicando que el “proyecto” del presidente Néstor Kirchner es más importante que su propia familia y quienes lo votaron.
«No me voy a trabajar a un buque casino, los aviones me dan alergia y en la casa no hay felicidad», dijo Bielsa al enumerar incomodidades, entre ellas «dejar a los chicos en mi casa» para irse «a vivir a 12.000 kilómetros de distancia».
En Página/12, Bielsa exigió a los lectores (quizá en su mayoría votantes de él, o simpatizantes del oficialismo) que no se lo condenase. Allí contaba que una madre joven lo paró en la calle y lo tildó de “mala persona”. “Eso me destrozó”, agregó Bielsa.
Rafael Bielsa, el mismo Rafael Bielsa, dijo el jueves 8 de diciembre: «Quiero contarles que me reuní con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y le manifesté que no estoy en condiciones de ser Embajador argentino en Francia. Le dejé una carta al Presidente Kirchner explicándole las razones. Tomé la decisión cerca de las 4 de la tarde, después de salir a caminar por los alrededores de mi casa y escuchar los cuestionamientos de la gente en la calle. Fue un gran dilema moral. Tengo que admitir que no hice una lectura correcta. Sin temor a equivocarme, creo que la ciudadanía privilegia la credibilidad de la palabra pública por sobre la necesidad de la gestión. Pero he escuchado la voz del pueblo. Sigo pensando que mi deber era hacerme cargo de la Embajada».
Y ahora… ¿quién podrá defenderlo?