Elecciones 2019

Meretz en terreno: no tengamos miedo a ser de izquierda

Bajo la amenaza de ser acusada de traición a la patria, promovida por la propaganda del gobierno derechista de Netanyahu, la izquierda tradicional israelí se encuentra en una especie de clandestinidad autoimpuesta. Ante esta realidad, el progresismo debe perder el miedo, organizarse, salir a la calle y por último, gritar fuerte.
Por Afro Remenik

Desde hace un mes me dedico a recorrer distintos kibutzim y moshabim con un solo mensaje: “No tengamos miedo a ser de izquierda”. Y es que el miedo se ha apoderado de los viejos militantes, debido a la constante propaganda del gobierno derechista de Netanyahu. Se ha instalado en el consenso israelí la idea de que ser de izquierda es algo muy cercano a ser un traidor a la patria.
Estas acusaciones no paran de sorprendernos, ya que en la izquierda sionista nos habíamos acostumbrado a ser respetados como los creadores de la patria, sus principales defensores en el Ejército hasta el día de hoy, sus impulsores económicos, culturales y sociales.
Pero bajo esta amenaza, la izquierda tradicional israelí se encuentra en una especie de clandestinidad autoimpuesta. Los carteles con propaganda de izquierda han desaparecido del ámbito público. Los autoadhesivos con mensajes pacifistas ya no se ven en los parabrisas de los autos. Las redes sociales están inundadas de mensajes de odio y violencia contra los que osan ser críticos al gobierno.
Era común en las pasadas elecciones que grupos de izquierdistas salieran a hacer propaganda electoral en los semáforos y cruces de caminos. Ahí se encontraban con otros grupos de propaganda y se gritaban desde un costado de la avenida al otro. Ahora el miedo es más fuerte. Ya nadie de la izquierda parece arriesgarse a ser golpeado por presentar sus ideas. Y es que la violencia política hacia los “traidores de izquierda” es legitimada y hasta bienvenida por crecientes sectores de la sociedad israelí.
Es esta la realidad en que Meretz debe enfrentarse. Primero, perder el miedo. Segundo, organizarse. Tercero, salir a la calle. Cuarto, gritar fuerte.
Para esto Meretz ha compuesto una lista de candidatos al parlamento valiente y variada. Como jefa de Partido, Meretz eligió a Tamar Zamberg, una joven y prometedora política que se distingue por su coraje, inteligencia, lenguaje simple y juvenil.
En segundo lugar, un combatiente de muchas batallas: Ilan Gilon, que este año lideró la lucha de los minusválidos, consiguiendo la única reforma social favorable a los necesitados y no a los superpoderosos.
En el tercer lugar de la lista de candidatos se encuentra Mijal Rosin, feminista y defensora de los inmigrantes de África. En el cuarto, Isawi Farij, representa del mundo árabe. En el quinto, Ali Slalja, mítico educador druso. En el sexto, Maarta Baruj Ron, luchadora por los derechos sociales y representante de la comunidad etíope. Séptimo va Mosi Raz, incansable luchador contra la ocupación. Octavo Abi Buskila, representante de la comunidad LGBT y la periferia social. Y novena, Gaby Lanski, incansable abogada de los derechos humanos.
Así, Meretz modelo 2019 se ha transformado de una federación de comunidades. Comunidades de diferentes ámbitos de la sociedad israelí que han sido golpeados por el modelo neoliberal y ultranacionalista. Comunidades que han aprendido que solo juntos es posible derrotar al miedo y a la violencia.
El desafío es gigante para Meretz en las elecciones del 9 de abril. Pero estamos convencidos de que el corazón de muchos israelíes se encuentra a la izquierda, y que solo hace falta una llamada para que vuelva a latir con fuerza.