En el Mediterráneo conviven muchas realidades y muchas necesidades: la economía, el flujo migratorio, el terrorismo. ¿Cuál es la prioridad en Medio Oriente?
Nuestra prioridad, compartida con muchos otros, es encontrar una solución pacífica al conflicto palestino-israelí, permitir al pueblo palestino ejercitar sus derechos. Nuestra prioridad es liberarnos y tener una vida normal, como cualquier otro pueblo. Es muy importante para todo el mundo, no sólo desde un punto de vista moral, sino también desde el pragmático, darse cuenta de que la continuidad de este conflicto tiene un impacto muy negativo, incluso peligroso, sobre la paz y la seguridad en el Mediterráneo, y probablemente en otras partes del mundo.
¿Qué se puede esperar de la cumbre de Barcelona respecto al conflicto palestino-israelí?
Es evidente que no va a haber sorpresas a nivel político porque una de las reglas de la cumbre es que debe haber consenso en la resolución final, y eso significa que Israel puede bloquear cualquier avance. Sin embargo, la cumbre es útil para crear la atmósfera necesaria para avanzar.
La cumbre es un foro impulsado desde Europa. ¿Es una prueba de que la Unión Europea (UE) tiene algo que decir en Medio Oriente?
Por supuesto. Los palestinos siempre hemos reclamado un papel más activo y efectivo, de Europa en el proceso de paz en particular y en toda la región en general. Sentimos que hay una sintonía entre nosotros y Europa basada en el respeto a la legalidad internacional. Pero, para ser franco, depende de la voluntad de Europa jugar o no un papel efectivo. No somos nosotros los que queremos que Estados Unidos actúe solitariamente. A veces es Europa la que dice que no tiene influencia, pero sí la tiene. Por ejemplo, la balanza comercial entre Europa e Israel es superior a la de Israel con Estados Unidos, por no hablar de acuerdos educativos, tecnología… La pregunta es si Europa quiere usar su influencia.
Un año después de la muerte de Arafat el discurso diplomático sigue siendo de paz, pero la vida diaria de los palestinos, excepto en el caso del dificultoso acuerdo de Rafah, no ha mejorado: sigue el muro, siguen los controles, los bloqueos…
Es cierto. Se ha demostrado sin ninguna duda, para quien necesitara pruebas, que todas las cosas negativas que se dijeron sobre el Presidente Arafat eran mentira y desinformación. El problema es la posición política israelí. Ésa es la razón por la que es tan difícil lograr cualquier progreso. El problema es que nos esforzamos en arreglar síntomas, no intentamos arreglar los asuntos importantes. Y las cosas importantes son que Israel acepte la solución de los dos estados basada en las fronteras de 1967. No hemos afrontado este hecho, ni la continuación de los asentamientos, ni la construcción del muro a pesar de la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia (de La Haya). ¿Cómo puede haber progresos mientras Israel sigue colonizando, tomando tierra palestina?
Ariel Sharón ha creado un partido político nuevo. ¿Qué significa esto para los palestinos?
Lo que ha sucedido con Sharón y la inesperada elección de Amir Peretz, en el Partido Laborista, son acontecimientos importantes e interesantes porque pueden cambiar el panorama político en Israel. Pero aún es pronto para decir qué resultados concretos van a deparar.
Sharón dice que quiere fijar las fronteras permanentes de Israel…
Si Sharón insiste en políticas unilaterales, obviamente no habrá negociaciones fructíferas, a no ser que ese unilateralismo lleve a Israel a cumplir la legalidad internacional e irse del territorio ocupado.
Si Hamás logra un buen resultado en las elecciones legislativas de enero, ¿hay riesgo de que se bloqueen las negociaciones con Israel, que se opone a que los islamistas concurran a los comicios?
La participación de grupos como Hamás y la Yihad Islámica permite continuar su transformación interna para que respeten la ley y aumente su sentido de la responsabilidad. Hay que introducirlos en el juego democrático. Si Israel decidiese obstaculizar la votación en Jerusalem o limitar la libertad de movimiento de ciertos candidatos, sería muy peligroso para el propio Israel. La comunidad internacional está convencida de nuestra lógica de que todo el mundo debe participar en las elecciones.