La larga colaboración del partido Laborista con la política de Sharón ha ido borrando gradualmente sus señas de identidad y acabó con su papel como alternativa. La elección de Pertez, por lo tanto, significa que el público Israelí tendrá de nuevo la posibilidad de elegir entre dos rumbos políticos distintos y no limitarse a ser testigo de cómo el Partido Laborista es arrastrado por Sharón. Las encuestas que se hicieron tras saber los resultados del voto demuestran, en efecto, que el Partido Laborista crece de una manera significativa y la mayoría piensa que su elección aumenta la posibilidad de que vuelva a liderar el país. Peretz, por su parte, ha cumplido su promesa de acabar con el gobierno de coalición y ya se habla en Israel de las elecciones generales del próximo mes de marzo.
Sin embargo, los resultados de las primarias dentro del Partido Laborista son más que un evento político. La nueva presidencia de Peretz simboliza tanto un cambio substancial en el discurso público israelí sobre temas económicos como una autentica revolución en el liderazgo del país. Se trata por lo tanto de un suceso que, incluso, si no cumplieran las expectativas políticas depositadas en él, ya ha cambiado en algo la historia de la política israelí.
Perfiles
¿Quién es ese hombre cuya mera elección sacude la vida pública en Israel? Amir Peretz es un líder sindicalista, relativamente joven, procedente de una familia de origen marroquí de una ciudad de trabajadores al sur del país. El hecho de que Peretz, de 52 años, haya vencido al viejo líder Shimon Peres de 82 años implica un claro cambio generacional. Pero hay que tener en cuenta que en los últimos años ya han aparecido otros ilusionantes líderes jóvenes que al final provocaron una gran decepción. El último ejemplo ha sido el ex general Amram Mitzná, también elegido como Presidente del Partido Laborista, que renunció a su cargo tras haber perdido las elecciones frente a Sharón a principios del 2003.
Más importante que este cambio generacional, es que Peretz no ha hecho su carrera pública en las Fuerzas Armadas israelíes ni en las organizaciones vinculadas a las instituciones de seguridad. La ausencia de un pasado militar portentoso es poco habitual entre los aspirantes políticos en un país que se caracteriza por la alta presencia de ex militares entre quienes ocupan los puestos de poder. Peretz, sin embargo, viene de otro trasfondo, siendo una de sus cumbres su cargo como Presidente de la Histadrut (Central de los Trabajadores en Israel). Su elección, pues, significa el desplazamiento del foco de atención desde los problemas de seguridad, que naturalmente se viven en Israel de una manera intensa, hacia los problemas socio económicos, que en los últimos años han agitado el país. Dentro del Partido Laborista israelí, Peretz es el más identificado con los temas sociales y mantiene el discurso socialista más claro hablando, por ejemplo, de la necesidad de subir el sueldo mínimo, bajar la edad de jubilación, etc.
El cambio
Sin embargo, el rasgo más importante del nuevo líder laborista, y que da a su elección un tinte de revolución social, es su origen de familia marroquí. Es necesaria una rápida revisión de la historia social de Israel para entender el significado de este dato. El Partido Laborista lideró a Israel en sus primeros años desde 1948 hasta 1977 y en sus filas militaron los padres fundadores del país, quienes establecieron sus institutos culturales, académicos, médicos, militares etc. El joven país fue en buena parte diseñado por ellos y reflejaba tanto sus ideas políticas como sus tendencias culturales.
En los años cincuenta llegaron a Israel refugiados judíos que fueron obligados a dejar los países árabes donde vivían. Al llegar encontraron condiciones muy difíciles y la mayoría acabaron instalados en barrios o ciudades marginales ocupando las capas más bajas de la sociedad. El abismo entre los nuevos inmigrantes denominados “Mizrajim – los del este” y los judíos procedentes de Europa denominados “ashkenazim” que ya estaban establecidos económica y socialmente, fue aumentando con los años. Además de estar económicamente marginados, los judíos procedentes de los países árabes sufrieron un despreció hacia su cultura y costumbres.
La rabia hacia las elites del país y el Partido Laborista que las representaba se manifestó en las elecciones del año 1977, en la que los Mizrajim votaron al Likud, el partido de la derecha, expulsando por vez primera a los laboristas del poder. A pesar de que el Licud también estaba liderado por la misma elite “ashkenazi”, no estaba identificado con la discriminación hacia los “mizrajim” y encarnó el rechazo al Partido Laborista. El resultado fue que los “mizrajim”, que conforman la mayoría de la clase trabajadora, se alejaron para siempre del Partido Laborista. Sus opiniones con respecto a los problemas de seguridad también se inclinaron hacia los de la derecha israelí, decantándose por una postura de mano dura hacía los vecinos árabes.
Amir Peretz, el nuevo líder del partido laborista es un “Mizraji”. Nacido en Marruecos, llegó con su familia a los 4 años y vivió toda la evolución de este grupo étnico. Sin embargo, al contrario de la mayoría de ellos, vio su futuro en la izquierda y desarrolló su carrera política en el laborismo. El hecho de que ahora haya ganado las primarias del partido laborista significa que el corazón de la elite “ashkenazi” ha sido conquistado por un representante del grupo más alejado de ella. Un acontecimiento tanto para el partido como para los “Mizrajim”. Algunos miembros de la antigua guardia del partido inmediatamente expresaron su temor hacia el nuevo Presidente, mientras que entre los votantes tradicionales del Likud ya se oyen manifestaciones claras de apoyo a Peretz a pesar de su liderazgo del partido rival.
El desafío
Además de su origen, lo que aumenta la posibilidad de Peretz de devolver al partido laborista el liderazgo del país son su experiencia y carisma. Contrariamente a otros líderes jóvenes que vinieron para “salvar” el partido, es un hombre con un variado recorrido político: fue alcalde, miembro del parlamento, presidente de un partido pequeño de trabajadores y jefe de sindicato. Asimismo se trata de un hombre carismático que ya demostró una gran capacidad para ilusionar a su gente. Sin embargo, con todo el entusiasmo de este cambio histórico dentro del laborismo, hay que recordar en que condiciones va a tener Peretz que desarrollar su liderazgo. Mientras que para muchos de los votantes del Partido Laborista -y sus miembros de base- su elección significa la resurrección de un organismo político moribundo, los ministros del partido así como la mayoría de los miembros laboristas del Parlamento, no votaron por él. Su victoria esta basada en el 42% que lo apoyaron, pero no hay que olvidar que un 57% votaron por los otros candidatos. Además, su entusiasmo e imagen populista ya ha comenzado a provocar rechazo en su propio partido.
De cualquier manera el mensaje que trae Peretz a la sociedad israelí sobre la necesidad de prestar atención al creciente desequilibrio entre ricos y pobres en el país, un tema agravado por el gobierno de Sharón, ya cambia la agenda política en Israel. En su llamada a la urgencia de volver al dialogo con los palestinos también manifiesta una actitud diferente del actual Gobierno. Sin embargo lo más innovador de Peretz no es tanto el mensaje como el mensajero: un político procedente de los grupos tradicionalmente más distanciados del Partido Laborista, liderándolo a volver a algunos de sus propios valores y presentar una oposición a la política de Sharón.