Israel en víspera de elecciones:

¡La casa está patas p’arriba!

La ‘confusión’ es total. Con tanto lío y contradicciones histéricas; huidas y espantadas por la puerta de atrás; traiciones y puñaladas por la espalda; guerrillas internas ante las cámaras de televisión de todo el país, el mapa político de Israel no lo reconocería ni siquiera David Ben Gurión, padre de la patria, si apareciera de visita para fin de año.

Por Alberto Mazor (Desde Israel)

Las recientes elecciones primarias en el Partido Laborista (Avodá) han añadido esa última gota de revuelta que ha desbordado el vaso creado por los fundadores del Estado de Israel y, por efecto dominó, el de toda la escena política.
La enésima derrota del “eterno perdedor”, Shimon Peres, frente al sindicalista Amir Peretz ha dejado desnuda -en pleno otoño- a la coalición del gobierno. Las elecciones anticipadas ya son inevitables, y todavía se desconoce que partidos y que líderes se arrodillarán a la espera del pistoletazo de salida.
Una a una, estas son las perspectivas más probables en este particular desbarajuste político. O no.

Terremoto laborista

El terremoto en el laborismo sorprendió incluso a los más expertos sismógrafos. Shimon Peres, a sus 82 años, ha establecido una plusmarca inalcanzable para todos sus rivales o compañeros de filas: perder sus séptimos comicios seguidos (después de cinco candidaturas a Primer Ministro y de una a la Presidencia del Estado); en estos se le daba ganador por goleada; fue otro no.
“Para los generales no es un buen soldado; para la derecha no es suficientemente nacionalista; para la izquierda no es valiente; para los sefaradíes es demasiado polaco y para casi todos, después de 65 años en la política, ha llegado su hora”, explicaba el periodista Nahum Barnea en ‘Yedioth Ajronoth’ 24 horas después de conocerse la victoria de Amir Peretz.
La tarea de este judío marroquí, de 53 años de edad, es ardua. Rompe los moldes del laborismo tradicional. No es militar, ni ashkenazí, ni intelectual. Es hijo del pueblo más llano o, como se les llama aquí, “la segunda Israel”. Es sefaradí, pacifista, ex Alcalde de la castigada ciudad de Sderot y actual líder de la Histadrut (C.G.T. israelí).
Peretz apuesta por abortar la coalición de gobierno con Sharón, por elecciones anticipadas, por una revolución social, por una negociación totalmente abierta con el líder palestino Mahmud Abbás e incluso con nucleos palestinos extremistas si éstos reconocieran el derecho a existir del Estado de Israel.
Las esperanzas son muchas. Los primeros sondeos hablan de una crecida importante de su río electoral. Pero no hay que fiarse demasiado. La llegada, en las pasadas elecciones, del entonces Alcalde de la ciudad de Haifa, Amram Mitzna tuvo un efecto parecido y luego fue barrido por Sharón en las urnas.

Guerra de guerrillas

En el Likud, por su parte, la guerra de guerrillas viene de tan atrás que ya nadie recuerda cuándo se declaró. La evacuación unilateral de Gaza y del norte de Cisjordania ha provocado una división de tal índole en el partido y lo ha radicalizado tanto que hasta Sharón, con su curriculum a cuestas que nunca puede ni debe ser obviado, aparece como un político moderado. El lider del Likud y Primer Ministro se ha quedado muy solo.
El cada día más extremista y siempre tan oportunista, Benjamín (Bibi) Netanyahu, asoma en la distancia corta como próximo líder, siempre y cuando el más extremista todavía, Uzi Landau, no de una sorpresa al estilo Amir Peretz. Las próximas semanas serán decisivas.

“Arik” al centro

Será entonces cuando el arquitecto de la colonización de Gaza y Cisjordania; el instigador de la Guerra de El Líbano; el Ministro de Seguridad destituido por su responsabilidad en la matanza de Sabra y de Shatila; el hombre que nunca quizo estrechar la mano de Yasser Arafat, pero también el único jefe de gobierno israelí que ordenó la retirada de territorios palestinos ocupados, decidió abrir la puerta trasera del Likud y abandonar la nave, situándose en el centro del panorama político israelí creando un nuevo partido que pretende acabar con la preferencia histórica de los dos grandes bloques tradicionales (Laborismo y Likud).
Muchos observadores apuntan la posibilidad de que Shimon Peres se suba al barco de Sharón. Amir Peretz lo niega y asegura que el veterano político laborista se quedará en casa.
¡La casa, en Israel, está patas p’arriba!