Braian Janchez, historietista

Humor autobiográfico en clave judía

McKosher +Shloishim + El sábado de Sión son tres historietas guionadas y dibujadas por Braian Janchez. Las historias están basadas en su propia historia de vida. La primera de ellas es McKosher, donde relata cuando el propio autor trabajó en esa cadena de comidas rápidas. La segunda es un viaje en su etapa de adolescente a Israel. Y la tercera es sobre una parte de su infancia que comienza con el final y que se lee como en hebreo, de derecha a izquierda. Las tres historias tienen un denominador común y es que el autor se permite ironizar sobre las cosas que le sucedieron durante una etapa de su vida, sin embargo, en algunos pasajes de la historieta se refleja el dolor ante la muerte y su propia catarsis sobre esos hechos.
Por Darío Brenman

MacKosher es un relato minucioso de cómo se trabaja en esta cadena de comidas rápidas religiosa. Braian nos relata desde la llamada telefónica que le hacen para la entrevista, hasta el funcionamiento del lugar internamente. La experiencia es por momento bizarra en los requisitos que le ponen para pertenecer a la familia Mac Donald, sumado a las exigencias de los religiosos del lugar para preparar una comida Kosher.
En la reunión con el encargado del negocio le dice que necesita traer primero la “ketubà”, el certificado de casamiento de sus padres así confirman su judeidad. En otro pasaje de la historieta hay un encuentro con Esther la “mashiguaij” del local que le dice” únicamente un judío puede encender las planchas de la cocina, la huevera para cocinar huevos frito (…).  Y por último, te tenés que lavar las manos antes de cocinar”.
El relato es una ironía tanto a lo religioso como así también a un tipo de  producción fordista que llega a los límites más bizarros de la deshumanización, cuando, por ejemplo, hacia horas Braian estaba trabajando y pide permiso para ir al baño y le dicen que no puede porque no hay nadie que lo reemplace en esa parte de  la producción.
En un momento dado, Braian se cree que estaba trabajando en una verdadera multinacional, el activador no podía funcionar sin él. Pronto esa sensación se hará pedazos, ya que él se decía a sí mismo, “cómo un egresado de Ort tenía que estar trabajando en ese lugar cuando quería ser astronauta”.
Trabajar en McDonald’s no es tarea fácil. Un día se quemó un brazo cuando limpió una plancha y preguntó. “¿Tienen algo para quemaduras?” y Le dicen:”no te preocupes, le pasa a todos, ya te vas a acostumbrar”. La explotación máxima fue cuando le dicen que vaya a revisar los tomates y eran alrededor de 08.00.
Braian no tardó mucho tiempo en renunciar. Cuando lo plantea en el trabajo, le cuestionan que habían invertido mucho tiempo en él para que se vaya en ese momento. Al instante, el autor se imaginó que Ronald Mac Donald abrazaba a todos menos a él. O que el mismo dueño lo abrazaba y él se resistía.
En la otra historia denominada “El Sabio de Sión” el autor realiza un viaje a Israel, como muchos jóvenes deciden hacerlo en la etapa adolescente. Braian se permite ironizar sobre todo lo que le sucede hasta llegar a relatos que son desopilantes.
En la primer viñeta señala: “Iberia es una compañía aérea exitosa y digo exitosa porque todavía no se entiende cómo puede seguir existiendo con un servicio tan desorganizado”. Como muchas veces pasa con los migrantes apenas llegan, los llevan a lugares que no conoce ni entiende. En ese momento, lo llevan a un recital de Idan Raijel. Mientras el público festejaba sus canciones se pregunta: “¿Quién carajo es?”.
En otra parte del relato muestra cómo logra firmar su primer contrato de alquiler. En una secuencia de varias viñetas describe cómo está dividida su nueva vivienda y hace hincapié que no tiene refugio antimisiles. Sus primeros problemas fueron cómo prender el horno, cómo funcionaba la heladera. Finalizar su racha de 23 años sin tener que lavarse el calzoncillo. Dice que extraña todas las veces que no tenía que lavar los platos.
Luego comenta algunos otros detalles: cómo funciona el inodoro, el boiler que hay que prenderlo como una semana antes de bañarse. Asimismo, habla de un programa de televisión denominado Isardut, una especie de expedición Robinson de Argentina. “A pesar de que la gente no se da cuenta que están más limpios que el primer día que entraron a la isla… El capo es Bishenkim, es Ben Gurión pero con músculos”.
Explica que, “la prostitución es ejercida en su mayoría por rusas de Rusia, y no rusas por ser judías únicamente (…).Para que tengan una idea: el israelí es como un ruso que vive el desierto y quiere ser yanqui vistiendo una camiseta del Barcelona”.
En otra parte del la historia, Braian participa de un taller literario con gente de la edad de sus abuelos. En un momento dado aparece una discusión sobre un soldado a quien obligaron a ametrallar a una mujer mayor palestina en la última guerra en Gaza. -“Estamos en guerra dice uno”, -“Eso no justifica hacer mierda a una vieja de mierda”. Braian se va al baño para escapar de aquella discusión, y cuando llega los mismos personajes  estaban hablando de “cosas de viejos, como la próstata y pañales para  adultos”.
Braian Janchez pasó siete días donde todo estaba medio abierto y medio cerrado en “Migdal Haemek”. “La biblioteca cerrada. No hay ni transporte, me quedé leyendo a León Uris y barriendo toda la arena que se pueda barrer”. Asimismo, se permite ironizar también con conmemoraciones  como Iom Hazikaron donde se recuerda a los caídos  en las distintas guerras. “En la tele se pasan especiales de gente contando historias: (…) y a pesar de que perdí a mis hermanos, mi tío,  tres sobrinos, siete vecinos, un remisero, mi heladero perdió la mano con la que me hacía el cucurucho, mi vida pudo salir adelante”. “Ni bien termina la tristeza de Iom Hazikaron empieza la alegría de Iom Hatsmaut”, expresa el autor.
La historieta también tiene un diario de viaje donde el autor relata día a día su estadía en Israel. A continuación, algunas frases:
“(…) ese preconcepto de que Israel es sopa de muerte es algo que ya me está empezando a joder. Y no porque no hay cosas feas de esa índole, sino que las hay peores. El queso, por ejemplo, no tiene gusto a nada, ¿Cómo un país tan avanzado tecnológicamente no puede tener algún PUTO laboratorio que fabrique algún queso de sabor saladito?”.
“(…) Desde que me mudé, tuve que afrontar varios desafíos, como, por ejemplo, la paciencia. Ayer tuvo que venir un técnico a arreglar una manguera que riega. Acá todo es manguera. El tipo me dice a las 9 de la mañana que en una hora venia. Vino tres horas más tarde”.
“La siguiente historia, dice el autor, esta dibujada en el sentido de lectura en hebrero Se comienza a leer por el final del libro e, internamente entre cuadritos de derecha a izquierda, al revés que en Occidente”.
Esta historia  tiene que ver con su propia infancia y como, en las demás historias, ironiza sobre su propia vida, es decir, sus intentos con la música, sus fracasos deportivos, sea por problemas de salud o por sus propias limitaciones para realizarlos. La compleja relación con su padre hasta su muerte. Y el momento donde decide hacer su primera historieta.
La primera vez que lo llevan al cine a ver la película “Rey León” su padre le dice que el mensaje en esa película es lo importante: “Que incluso entre los animales la familia te caga”.
Braian también se permite ironizar sobre la muerte y las costumbres de AMIA con los fallecidos “La diferencia con otras costumbres es que la estadía en este cementerio es para siempre, nadie vuelve a su casa en una urna; esta mutual ofrece un excelente servicio funerario con el más frio trato humano donde lo importante es el ‘cuanto”’.