Una apuesta feminista e inclusiva en la TV

Una telenovela, una revolución de género

“100 días para enamorarse” es una propuesta de la televisión argentina muy a tono con el contexto actual, en el que la igualdad de género derrumba los mandatos sexistas del amor romántico y la diversidad triunfa sobre la discriminación. Por AndresPascaner *

Hay ficciones que marcan un antes y un después en la televisión argentina, y 100 días para enamorarse** es una de ellas. Emitida de lunes a jueves por Telefe en el horario central, la telenovela líder en rating parte de la historia de Laura y Gastón (Carla Peterson y Juan Minujín). Ellos están casados hace 18 años, tienen dos hijos y son socios en un estudio de abogados. Infelices en su matrimonio, se toman un impasse de 100 días para evaluar si quieren volver a estar juntos o divorciarse definitivamente. Antonia (Nancy Dupláa) sigue el ejemplo de su amiga y se separa de su marido para probar suerte con Diego (Luciano Castro), el padre de su hijo Juani (Maite Lanata) – un chico trans.
Una telenovela, además de un formato, es un género: es la historia de un amor imposible. Mientras más imposible resulta ese amor, más atrapa a los espectadores, que quieren que los protagonistas venzan todos los obstáculos y terminen juntos como sea. Pero el amor cambia con la época y 100 días para enamorarse es innovadora porque acá el imposible no se da por factores externos. No hay un villano que impide que los personajes estén juntos, ni una venganza, o un secreto terrible. Laura y Gastón se separan porque ya no se aguantan. A Antonia y Diego les cuesta acercarse porque no se aceptan tal y como son. Este imposible está vinculado al conflicto interno de los personajes. Y por primera vez, el público no está tan seguro de querer que terminen juntos.
El primer capítulo plantea que Gastón es un hombre machista, egocéntrico, adicto al trabajo. No valora del todo a su esposa Laura, se desentiende de las tareas domésticas y en cierta medida también de la crianza de sus hijos. Diego, por su parte, siempre estuvo enamorado de Antonia. Pero él es una persona libre que no cree en el compromiso ni en las relaciones monogámicas. Antonia nunca pudo aceptar esa filosofía de vida de Diego, así que renunció a él y le ocultó durante dieciocho años que era el padre biológico de su hijo. Este secreto, que en otra telenovela podría haber sido guardado hasta el hartazgo, se devela en los primeros episodios sin generar mayores resentimientos.
100 días para enamorarse está perfectamente a tono con el contexto actual en el que la igualdad de género derrumba los mandatos sexistas del amor romántico, y la diversidad triunfa sobre la discriminación. Es una novela feminista, inclusiva y revolucionaria. Arranca con Laura y Antonia adolescentes yéndose de viaje solas en auto. Y el primer capítulo cierra con ambas abrazadas bajo la tormenta, dieciocho años después, con sus vidas patas para arriba y el auto de su juventud reventado por un rayo. Ese inicio y ese final dejan en claro que no estamos ante una historia de amor de parejas, sino ante la historia de dos amigas, mujeres empoderadas. Esto se ve reforzado desde los créditos, donde Nancy Dupláa y Carla Peterson comparten la primera placa mientras que sus respectivos galanes aparecen en tercer y cuarto puesto.

Aborto legal, tomas escolares, acoso sexual, inclusión trans…
La noche que se debatió el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el Congreso, 100 días para enamorarse sorprendió con un capítulo en el que los hijos de los protagonistas reflexionan en la escuela sobre el proyecto de ley. En otros episodios la ficción se expresa a favor de las tomas escolares, denuncia la problemática del acoso sexual en el trabajo, y principalmente muestra la transformación de Juani – un chico trans que nació mujer pero se identifica con el género masculino-. Juani cuenta con el apoyo casi total de sus familiares y compañeros. Excepto por un abuelo chapado a la antigua y el típico bully de la escuela, todos lo aceptan incondicionalmente. Con su postura inclusiva, 100 días para enamorarse expone los beneficios de vivir en una sociedad tolerante y abierta. Es televisión que entretiene y a la vez enseña.
Volviendo a los protagonistas, ellos no pueden estar juntos hasta que aprendan lo que deban aprender, maduren, se reivindiquen. 100 días para enamorarse es la historia de un amor imposible. Pero el imposible acá se da porque en este presente ya no esposible amar con los mandatos del pasado. Una parte del público no quiere que Laura vuelva con Gastón porque sería un desenlace demasiado moralizante en un contexto en el que el divorcio no escondenable. Otros quieren que se reconcilien, siempre y cuando Gastón supere su machismo, valore más a Laura, la trate con igualdad. Para que Antonia y Diego terminen juntos sería ideal que Antonia se deconstruya y acepte la filosofía de Diego de persona libre. Un final en el que Diego renuncie a su esencia por amor a Antonia, no sería lo más revolucionario en una telenovela que se animó a ser revolucionaria en tiempos en los que la revolución se necesita tanto.

* Guionista de series de televisión. Sus últimos trabajos fueron El Marginal 2 y la serie biográfica de Maradona, producida para Amazon Prime.
** Escrita por Ernesto Korovsky, Silvina Frejdkes, Alejandro Quesada, Javier Rozenwasser, Sol Rodríguez Seoane y Martín Vatenberg.