El pasado martes 1 de noviembre, un activista de Hamas y un prófugo perteneciente a otro grupo armado murieron a raíz de un ataque aéreo israelí a un campamento de refugiados en Gaza.
«Frente a la agresión sionista, que nadie sueñe con la renovación de la tregua», dijo el vocero de Hamas, Mushir al-Masri. Hamas se reserva el derecho de contraatacar”.
Por su parte, Israel reiteró enérgicamente sus reclamos de que la Autoridad Palestina (AP) y su líder, Mahmud Abbas, no se limiten a desarmar a los milicianos sino que debe arrestarlos.
En Cisjordania, un soldado israelí murió durante una redada de milicianos en las cercanías de Jenín, dijo el vocero militar. En la misma operación, un miliciano de Yihad Islámica que participó de un ataque suicida en Israel la semana pasada fue detenido, dijo el ejército.
El martes, misiles israelíes alcanzaron el auto en que viajaba Hassan Madhoun, dirigente de las Brigadas de los Mártires Al Aksa, el brazo armado del partido Al Fatah, quien había participado de un ataque con bomba en el aeropuerto israelí de Ashdod.
El otro muerto fue el especialista en cohetes Fawzi Abu Kara, de Hamas quien, según militares israelíes, no era blanco del ataque.