Aparecido en ‘El Periódico’ -19 de octubre de 2005-:

Manuel Valls, Alcalde de Evry: «El laicismo no es justo con el Islam»

De su experiencia durante 15 años como cargo electo en varios suburbios de París y actualmente alcalde de Evry, ciudad multicultural y multirreligiosa de 50.000 habitantes donde conviven 10 religiones de 50 orígenes distintos, Manuel Valls ha llegado a la conclusión de que "el laicismo sigue siendo un valor moderno", pero piensa que "la religión, como elemento de la sociedad civil", es también muy importante. Una reflexión que recoge en su libro ‘La laicité en face’ (editorial Desclée) y que constituye, por sí misma, un proyecto para la izquierda.

¿Cómo explica el rebrote del problema de la religión?

Se trata del final de un largo proceso que encuentra sus raíces en la mala conciencia de los franceses frente a la colonización, del trauma argelino y de una inmigración que no encuentra su puesto en la sociedad. Es decir: del fracaso de la integración de las poblaciones de confesión o cultura musulmanas.

La izquierda tiene gran parte de responsabilidad en esta crisis.

El combate antirracista y el derecho de voto para los inmigrantes prometido en 1981 han sido insuficientes y han fracasado. La izquierda ha fracasado globalmente en la cuestión del pacto republicano. De ahí la necesidad y la importancia de organizar mejor el Islam en Francia. Si se hace bien podría constituir un ejemplo para el mundo.

Ha habido ya varios intentos en Francia, pero sin resultado.

Es cierto y fueron ministros de izquierda, como Pierre Joxé y Jean-Pierre Chevènement, los que intentaron canalizar el islam, pero no llevaron el proyecto hasta el final porque es difícil y complicado para un Estado laico. Estoy a favor de organizar el culto musulmán y la creación de un Islam francés, porque si el Islam en un país europeo puede demostrar que es compatible con la democracia, los Derechos Humanos y la emancipación de la mujer, moverá por sí mismo un ejemplo muy importante para el mundo.

¿Hay que crear un centro de formación de imanes franceses?

Naturalmente. Y lamento profundamente que la Sorbona haya rechazado la idea de crear una cátedra de teología porque habría sido el marco ideal para esta formación. Al Estado, las regiones o los ayuntamientos les corresponde subvencionar la construcción de las mezquitas para evitar que lo hagan países extranjeros y hacer que los musulmanes dejen de tener la impresión de que son ciudadanos de segunda.

¿Cuál es el riesgo?

Pues simplemente que se exporten las condiciones de enfrentamiento entre el islam y un cristianismo radical que se está fomentando actualmente en África. El islam con el apoyo de Arabia Saudí se está imponiendo en los países del Sahel (Senegal, Mali y Níger) y el cristianismo evangelista está ganando terreno en África del Sur, Costa de Marfil, Benin y Liberia con la ayuda de EEUU y las grandes iglesias evangelistas.

¿La idea es evitar la politización de la religión?

Exactamente. El laicismo es esencial siempre y cuando sea justo, pero por ahora no lo es, por lo menos con el Islam. Así pues, hay que favorecer la construcción de mezquitas para que se consiga el equilibrio. La izquierda se ha equivocado siempre al abordar la religión y es hora de que acepte e integre el cargo que debe ocupar en la sociedad, pero al mismo tiempo mantener los ojos bien abiertos para evitar la histeria identitaria y la comunitarización. La discriminación positiva es esencial para facilitar una integración que actualmente está bloqueada tanto en el campo social como en el político.

Manuel Valls nació en Barcelona, tiene 43 años y fue responsable de Comunicación del Primer Ministro socialista Lionel Jospin (1997-2001). Es miembro de la dirección del Partido Socialista y diputado de Essone desde 2002.