El gobierno de los Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 25 millones de dólares por alguna información que permita la captura de Saddam Hussein o por cualquier prueba que demuestre que está muerto.
Paul Bremer, el administrador americano para Irak, ya hizo pública esta oferta y otra (de 15 millones de dólares) por cualquier información semejante por sus dos hijos, Uday y Qusay.
Bremer declaró que tanto Saddam como sus hijos están «entre los seres más malvados que el mundo ha conocido. Pueden estar vivos o no, pero hay que reconocer que, hasta que no tengamos una certeza, sus nombres seguirán arrojando una sombra temible sobre este país».
Durante la guerra ya existieron ofertas de recompensas a los ciudadanos iraquíes para que proporcionasen información sobre el paradero de los distintos miembros del gobierno o de las armas de destrucción masiva que aún afirman dicen que Irak dispone.