El inicio de los derribos se produjo horas después de que el último soldado israelí abandonara la franja, tal y como aprobó de manera unánime el Gobierno de Sharón, tras 38 años de ocupación.
Antes de las maniobras de la excavadora, miles de palestinos ‘celebraron’ la retirada incendiando las 19 sinagogas que el Ejecutivo israelí decidió no destruir a su salida, decisión que provocó el disgusto de la Autoridad Palestina, que temía que éste asunto se convirtiera en un motivo de fricción más entre árabes y judíos.
El fuego provocó pocos daños estructurales en los templos de Netzarim, Neve Dekalim, Morag y Kfar Darom, pero el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, aseguró después que serían destruidas.
La oficina del Primer Ministro israelí solicitó a la Autoridad Palestina que impidiera los incendios provocados. El ministro de Asuntos Exteriores, Silvan Shalom, -por su parte- condenó estos incendios calificándolos como de “actos bárbaros”.
«Israel espera que la Autoridad Palestina mantenga la dignidad de las estructuras de las sinagogas», indicó un miembro de la oficina de Sharón, David Baker, citado por el diario israelí ‘Haaretz’. «Desafortunadamente, no ha ocurrido, y se espera que la Autoridad Palestina tome la medidas necesarias para impedir estos incendios provocados», agregó.
Abbas aseguró que todas las sinagogas serían derruidas, y reiteró que no considera que se trata de lugares santos, ya que han sido vaciados de objetos sagrados. «Dejaron edificios vacíos que utilizaban como lugares sagrados, pero sacaron todos los símbolos religiosos, y ya no son sitios religiosos», agregó.
«El mundo está mirando a Mahmud Abbas para ver si puede controlar este territorio y la anarquía con la que podemos encontrarnos hoy no nos anima para el futuro», añadió el canciller Shalom.
El ministro era uno de los partidarios de dejar las sinagogas intactas, pese a que los responsables de seguridad habían advertido de que se esperaba que los palestinos las demolieran. Los detractores de la demolición de los templos sagrados judíos argumentaban que Israel no debía ser responsable de su destrucción, sin tener en cuenta lo que hicieran los palestinos.