Los condenados, en su mayoría jordanos o descendientes de palestinos, también estaban acusados de planear otros ataques, incluido uno contra un hotel en la ciudad jordana de Irbid donde había numerosos israelíes alojados, y de planificar un ataque a la casa del director de un festival cultural y a una compañía de teatro estadounidense que actuaba en Jordania.
Con barba y vestidos con uniformes de prisión, los acusados escucharon de pie sus sentencias. Una vez escuchados los veredictos, empezaron a elogiar a gritos el cuarto aniversario de los ataques de Al Qaeda en Estados Unidos. «Nuestros hermanos hicieron llorar a Estados Unidos en este día», gritó uno de ellos desde la jaula de seguridad donde estaban encerrados dentro del tribunal.
El líder del grupo, Abed Shihadeh al Tahawi, afirmó que el juicio y la condena eran «un complot para satisfacer a Estados Unidos e Israel».
«Este veredicto no nos disuadirá de seguir el camino de la yihad (guerra santa)», vociferó. Al-Tahawi, de 50 años. Dos prisioneros más fueron condenados a tres años de cárcel por dirigir la conspiración, recaudar fondos, reclutar milicianos, hacer planes y enviar hombres a recibir entrenamiento en Yemen e Irak. Otros dos recibieron condenas de dos años y los siete restantes de un año y medio.