Esas muertes y las amenazas de represalia de la Yihad Islámica pusieron fin a la tregua oficiosa que acompañó la retirada israelí de 24 asentamientos judíos de la Franja de Gaza y Cisjordania.
El Presidente palestino Mahmud Abbas pidió a los guerrilleros que no utilicen las armas y respeten la tregua que lleva seis meses, pero también acusó a Israel de una provocación premeditada. Los soldados perseguían a varios prófugos de Yihad Islámica, que en los últimos meses perpetró dos ataques suicidas en Israel.
La redada efectuada el miércoles por la noche ocurrió horas después que un palestino matara a puñaladas a un seminarista judío británico dentro de la amurallada ciudad vieja de Jerusalem.
En la redada efectuada en el campamento cisjordano de Tulkarem, ambas partes se acusaron de disparar primero.
El ejército israelí dijo que los cinco eran guerrilleros armados. Los palestinos respondieron que dos de ellos eran adolescentes desarmados.
Hamas, Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa prometieron venganza inmediata.
