¿Todo bien?
Pregunta ridícula en un país en donde tener trabajo no significa dejar de estar por debajo de una línea de pobreza anoréxica, carecer de él, es la maldición bíblica actual. ¿Todo bien? Sociedad fragmentada, mercado oligopólico, partidos políticos vaciados, representación política ilusoria, la política reducida a un intercambio prolífico en insultos y descalificaciones.
¿Todo bien?
Chicos que se mueren diariamente por causas evitables, desigualdad social insultante, concentración económica, derogación en la práctica de toda la legislación laboral conseguida en el siglo XX con héroes y mártires.
¿Todo bien?
Hambre al lado de cosechas record, reservas crecientes y planes jefas y jefes de hogar de $ 150, jubilados archivados con sus carencias, sectores sociales que viven una fiesta eterna, empresas que cuadriplican sus ganancias pero consideran que un aumento de sueldos arrasará con la rentabilidad.
Según datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo) publicados por el diario ‘Clarín’, la mitad de la gente que trabaja cobra sueldos de menos de $500.
“Estas cifras marcan que el alto índice de pobreza actual -40,2% de la población- no se explica sólo por la desocupación, sino también porque mucha gente no gana lo suficiente para comprar los bienes y servicios básicos”
¿Todo bien?
El paco destruyendo cerebros, chicos convertidos en sostenes de hogar, el Gobierno desaprovechando una coyuntura internacional muy favorable, la matriz de distribución de los ´90 acentuando su regresividad. ¿Todo bien?
En el cuarto trimestre de 2004, la tasa de desocupación de los jóvenes de 15 a 24 años ascendía al 26,3%, lo que significan 718.000 personas.
¿Todo bien?
El sistema provisional goza de una holgura financiera inédita. Dispone de dos mil millones que están en el Banco Nación o en bonos del Estado. (‘Clarín’ 23-07-2005)
Pero quién ganaba, dice Daniel Muchnik en ‘Clarín’ del 8 de agosto, $ 1000 como jubilado en 1996, en1998 o en el 2000, sigue ganando lo mismo, aunque los precios subieron un 60%.
¿Todo bien?
La justicia a los tumbos, las cárceles convertidas en campos de concentración, los que vaciaron el país libres, los imputados como partícipes de los incidentes de la Legislatura presos desde hace más de un año, el caso AMIA a fojas cero, la Embajada a menos de cero, Río Tercero lejos de la verdad.
¿Todo bien?
La renovación política la encabeza Alfonsín en el radicalismo. Kirchner con el 40% de los intendentes duhaldistas, sin, y contra Duhalde. Patti hace campaña como siempre contra los delincuentes de gallinas de la mano del imputado mayor Carlos Menem y del brazo de Chiche Duhalde. Macri, el más joven de los políticos con posibilidades afirma: “Si a mí me toca gobernar, yo entre la gente y los gremialistas, elijo a la gente. Y entre los piqueteros y la gente elijo a la gente”. Los gremialistas y los piqueteros no son gente.
¿Todo bien?
“En un país donde nadie rinde cuentas de lo que robaron, el Presidente tuvo que rendir cuentas de lo que ahorró” dijo Cristina Kirchner. Cree que la rendición de cuentas es una concesión del gobernante.
¿Todo bien?
Domingo Cavallo regresa, porque la patria se lo reclama -según él- y se presenta increíblemente como un adalid de la lucha contra el FMI, en defensa del salario de los trabajadores y del poder adquisitivo de las jubilaciones.
¿Todo bien?
La economía primarizada, soja y petróleo como emblemas. Los que reciben $150 considerados ocupados.
¿Todo bien?
Los dólares que generan las exportaciones de petróleo quedan en el exterior legalmente, por una ley del riojano que lo permite en un 70%. El oro exportado por puertos del sur lleva a que el país pague sobre ellos un 2%.
¿Todo bien?
La negociación de la deuda es un éxito, pero lo que queda, lo mismo que antes del défault es impagable.
¿Todo bien?
“No salimos del infierno” dice el Presidente Néstor Kirchner. Los porteños y los bonaerenses se saludan.
¿Todo bien? Todo bien contesta el interrogado.
¿Todo bien? Todo bien
Si se analiza con un poco de atención, la interrogación en forma de saludo es una falacia. A nadie en la vida le va bien en todos sus aspectos. Es una pregunta que sólo puede responderse con otra afirmación falsa: todo bien.
Este intercambio formal traduce, en el lenguaje, un vaciamiento similar al que se dio en la realidad. En los ´90 y su continuación cultural, el otro no importa. Por lo tanto la forma de acercamiento es una pregunta que traducida en su significación real es: – No me importa lo que te pasa, ni me interesa que me lo cuentes, porque mi tiempo es sólo para mí. Bastante tengo con mis problemas, para escuchar los tuyos y mucho menos ayudarte.
Preguntar ¿Todo bien? es como acercarse a alguien y preguntarle: – ¿Viniste en un plato volador? Como es una pregunta sin sentido, se simplifica con una respuesta sin sentido: – Sí, vine en un plato volador.
La formulación tiene alguna variante, con nostalgias procesistas: – ¿Todo en orden?
En su versión más generalizada es una adaptación del ¿Tudo Ben? originario del portugués. Es uno de los aportes más generalizados y menos loables del MERCOSUR, que prendió en la fertilidad perversa de un territorio arrasado.
El lenguaje es una de las conquistas más notables de la Humanidad. Devaluarlo, vaciarlo, deformarlo, es un crimen. Un crimen de lesa humanidad. Si el lenguaje traduce, como en este caso, el clima social de una época inclemente, es bueno empezar a revisar nuestros comportamientos. Volvamos a lo tradicional. Si no querés escuchar comentarios, con el ‘¡hola!’ alcanza.
Si tu aproximación no es meramente formal, el ‘¡hola!, ¿cómo estás?’ le pone ambiente a una relación humana.
Será largo y tedioso dejar atrás las pautas culturales de décadas en donde “el otro” es el competidor a destruir, el amigo a serruchar, el adversario a destruir. En donde el mundo es sólo el espacio que me alberga a mí. No es mucho, pero por algo se empieza, sin pedirle permiso al Fondo, al Gobierno, ni al que votamos.
Depende sólo de uno.
Por favor nunca más el ¿Todo bien?