A los efectos de controlar los alcances de la protesta, el ejército y la policía han limitado la circulación en la ruta 232, vía de acceso a Gvulot, Nirim, Nir-oz, Nir Itzjak y múltiples poblaciones que lindan con el límite entre la Israel soberana y los territorios bajo administración militar.
Centenares de militantes de la derecha nacionalista -los ‘anaranjados’- lograron burlar el cerco de seguridad y se plegaron a las colonizaciones, dispuestos a resistir la evacuación.
Pero -contrariamente a lo que muchos suponían- los sectores de identificación religiosa ortodoxa no presentan un frente hermético e intransigente: las autoridades rabínicas de la Corriente Lituana, influyente sector jerosolimitano, se oponen a la participación de los discípulos de sus establecimentos de alta enseñanza en los actos de protesta contra la desconexión territorial. Analistas políticos aventuran distintas interpretaciones a esta actitud. El matutino ‘Haaretz’ sostiene que estos dirigentes pretenden evitar que -bajo el manto de la oposición al fin de las anexiones territoriales- se produzca otra «anexión»: la de sectores religiosos no sionistas del campo ortodoxo lituano con los promotores de las protestas, embanderados con el Partido Religioso Nacional y grupos similares.