Chile:

Periodista amenazado por grupos nazis

El Colegio de Periodistas de Chile se solidarizó con un periodista de televisión amenazado de muerte al que las autoridades otorgaron protección especial de Carabineros. La vida cotidiana de Mauro Lombardi y su familia se alteró desde que recibió amenazas de muerte formuladas por grupos neo nazis, tras la emisión de un reportaje del programa Informe Especial de Televisión Nacional (TVN). La televisión pública introdujo, además, un recurso de protección en Santiago, mientras se tramitan querellas criminales en los tribunales de la V Región (Valparaíso).

Por Ernesto Carmona

‘Mauro Lombardi estay muerto’ rezaba un graffiti que apareció en los muros de la sede Valparaíso del canal de Televisión después que se transmitió el reportaje. El equipo de Informe especial infiltró la organización neo nazis para dejar al descubierto el nivel de preparación paramilitar y el culto a la violencia de estos grupos juveniles que operan en Chile.
El Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas rechazó las amenazas, a la vez que su solidaridad y apoyo al periodismo de investigación que algunos profesionales realizan a riesgo personal en beneficio de una sociedad auténticamente democrática, según una declaración suscrita por Ethel Pliscoff, Presidenta, y Patricio Martínez, secretario general.
‘Los periodistas no nos movemos por amenazas, especialmente cuando están en juego los principios de autonomía del periodismo’, manifestó Lombardi. ‘Nos llegaron unos datos medios dispersos pero que llevaban a pensar que existían unos supuestos grupos de neonazis en la Quinta Región; pero no eran supuestos, eran verdaderos y bastante grandes y organizados’, explicó Felipe Gerdtzen, editor del programa que conduce Santiago Pablovic.
‘Poseían muchas armas con las cuales realizaban hechos de sangre. Incluso hay un niño que murió en Quillota en mayo pasado producto de una golpiza de uno de estos grupos. Nosotros, en nuestra investigación, contamos la historia de este niño de 16 años y de otro joven que mataron en Curicó’, explicó Gerdtzen al diario La Nación.
Los periodistas iniciaron su investigación a partir de los numerosos sitios webs, foros y chats que poseen los grupos neonazis chilenos para conectarse entre ellos. Se comunicaron, pasaron las pruebas de confianza y comenzaron a asistir a sus reuniones.
Gerdtzen relató que ‘así nos fuimos metiendo y logramos ganarnos la confianza de los tipos que nos contaron muchas cosas. Grabamos sus actividades y logramos demostrar el nivel de organización que tienen, las armas que portan, las cosas que hacen, cómo funcionan, las edades de los involucrados’.
Se trata de jóvenes reclutados en la enseñanza media y en los primeros años de la universidad. ‘Por ejemplo, en el caso de Quillota, el joven asesino imputado como homicida tiene 16 años y andaba con armamento pesado’, relató. ‘Además, pudimos apreciar que estos grupos no son de dos o tres niñitos medio rayaditos que andan en las plazas. Son gente organizada y armada, capaz de agredir e incluso a matar a gente común y corriente. Sus víctimas no son sólo travestis. Hablamos de jóvenes de 16 años, por ejemplo, que estaban sentados en una plaza y los miraron feo y le sacaron la mugre. Tenemos grabados actos de agresión, lo que ellos llaman barridas o acciones directas’.
Por lo menos una vez al año se conocen en Chile amenazas de muerte contra periodistas, como las recibidas en agosto 2004 por Francisco Martorell, director de la revista El Periodistas, un mes antes de que fueran asaltadas en septiembre las oficinas del quincenario y sustraídas las computadoras. A pesar de las pistas sobre el origen de estas amenazas contenidas en los correos electrónicos recibidos en la publicación, la Policía de Investigaciones no adelantó una investigación efectiva.
Tampoco prosperó la denuncia de ‘El Periodista’ ante los tribunales, que en cambio dieron rápido curso a una querella contra Martorell por haber publicado entrevistas relacionadas con la controvertida causa de pedofilia y política conocida como ‘caso Spiniak’, que derivó en procesos contra más periodistas que presuntos culpables de abusos con menores.

‘Mauro Lombardi estay muerto’ rezaba un graffiti que apareció en los muros de la sede Valparaíso del canal de Televisión después que se transmitió el reportaje. El equipo de Informe especial infiltró la organización neo nazis para dejar al descubierto el nivel de preparación paramilitar y el culto a la violencia de estos grupos juveniles que operan en Chile.
El Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas rechazó las amenazas, a la vez que su solidaridad y apoyo al periodismo de investigación que algunos profesionales realizan a riesgo personal en beneficio de una sociedad auténticamente democrática, según una declaración suscrita por Ethel Pliscoff, Presidenta, y Patricio Martínez, secretario general.
‘Los periodistas no nos movemos por amenazas, especialmente cuando están en juego los principios de autonomía del periodismo’, manifestó Lombardi. ‘Nos llegaron unos datos medios dispersos pero que llevaban a pensar que existían unos supuestos grupos de neonazis en la Quinta Región; pero no eran supuestos, eran verdaderos y bastante grandes y organizados’, explicó Felipe Gerdtzen, editor del programa que conduce Santiago Pablovic.
‘Poseían muchas armas con las cuales realizaban hechos de sangre. Incluso hay un niño que murió en Quillota en mayo pasado producto de una golpiza de uno de estos grupos. Nosotros, en nuestra investigación, contamos la historia de este niño de 16 años y de otro joven que mataron en Curicó’, explicó Gerdtzen al diario La Nación.
Los periodistas iniciaron su investigación a partir de los numerosos sitios webs, foros y chats que poseen los grupos neonazis chilenos para conectarse entre ellos. Se comunicaron, pasaron las pruebas de confianza y comenzaron a asistir a sus reuniones.
Gerdtzen relató que ‘así nos fuimos metiendo y logramos ganarnos la confianza de los tipos que nos contaron muchas cosas. Grabamos sus actividades y logramos demostrar el nivel de organización que tienen, las armas que portan, las cosas que hacen, cómo funcionan, las edades de los involucrados’.
Se trata de jóvenes reclutados en la enseñanza media y en los primeros años de la universidad. ‘Por ejemplo, en el caso de Quillota, el joven asesino imputado como homicida tiene 16 años y andaba con armamento pesado’, relató. ‘Además, pudimos apreciar que estos grupos no son de dos o tres niñitos medio rayaditos que andan en las plazas. Son gente organizada y armada, capaz de agredir e incluso a matar a gente común y corriente. Sus víctimas no son sólo travestis. Hablamos de jóvenes de 16 años, por ejemplo, que estaban sentados en una plaza y los miraron feo y le sacaron la mugre. Tenemos grabados actos de agresión, lo que ellos llaman barridas o acciones directas’.
Por lo menos una vez al año se conocen en Chile amenazas de muerte contra periodistas, como las recibidas en agosto 2004 por Francisco Martorell, director de la revista El Periodistas, un mes antes de que fueran asaltadas en septiembre las oficinas del quincenario y sustraídas las computadoras. A pesar de las pistas sobre el origen de estas amenazas contenidas en los correos electrónicos recibidos en la publicación, la Policía de Investigaciones no adelantó una investigación efectiva.
Tampoco prosperó la denuncia de ‘El Periodista’ ante los tribunales, que en cambio dieron rápido curso a una querella contra Martorell por haber publicado entrevistas relacionadas con la controvertida causa de pedofilia y política conocida como ‘caso Spiniak’, que derivó en procesos contra más periodistas que presuntos culpables de abusos con menores.