Para Israel, el enlace de ambos territorios está planteado como un problema de seguridad dado que se facilita la infiltración de palestinos, y también geográfico porque parte a Israel en dos.
El nuevo acuerdo prevé que en una primera etapa las fuerzas de seguridad israelíes escoltarán a vehículos palestinos entre Gaza y Cisjordania. Mientras, se construiría el enlace definitivo: una vía férrea o una autopista. Israel piensa que el tren es la mejor solución dado que iría a gran velocidad y no tendría estaciones intermedias, mientras que los palestinos prefieren una autopista, construida en una zanja de cinco metros de profundidad y rodeada por una doble valla de seguridad.
Según un informe del Banco Mundial, el tren costaría 147 millones de euros, mientras que la autopista 109 millones.