Caso AMIA

Nisman reflota -otra vez- la “pista siria”

El fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, a cargo de las investigaciones del atentado y de las maniobras producidas en la causa, depositó su ojo sobre el empresario Alberto Jacinto Kanoore Edul, hilo conducto de la llamada ‘pista siria’ por la que Nueva Sión viene bregando y denunciando hace años.

En los primeros días posteriores al atentado hubo dos datos impactantes: desde el celular de Kanoore Edul se hizo una llamada al domicilio de Carlos Telleldín el 10 de julio de 1994, justo el día en que la camioneta Trafic salió de las manos de Telleldín. El segundo dato es que el camión que dejó un volquete frente al edificio de la AMIA cinco minutos antes del atentado pasó inmediatamente después por un terreno de la calle Constitución, ubicado a un paso del domicilio de Kanoore Edul.
Estos elementos llevaron al juez Juan José Galeano a pedir la intervención de sus teléfonos pero las transcripciones de las escuchas desaparecieron. Además, en aquel momento Galeano detuvo a Kanoore por unas horas, y, según declaró la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, el juez recibió una llamada del hermano del entonces Presidente Carlos Menem, Munir, interesándose por Kanoore.
Nisman ahora descubrió que durante aquella detención Galeano sólo le tomó a Kanoore una declaración como testigo, y recién en 2000, seis años después del ataque, lo interrogó como sospechoso.
Ahora, la denuncia que hiciera el fiscal Nisman, entre otras cosas manifiesta que:

-El juez Galeano ordenó la intervención de los teléfonos de Kanoore Edul el 29 de julio, 11 días después del atentado y después que apareció el dato de que el empresario había llamado a Telleldín.

-Las escuchas telefónicas continuaron hasta el ocho de agosto. Ese día, por pedido del número dos de la SIDE, el vicealmirante (RE) Juan Carlos Anchézar, se pide la desintervención del teléfono, algo insólito. Galeano acepta el mismo día, cuando su criterio general fue siempre mantener los teléfonos intervenidos durante larguísimos períodos.

-Las transcripciones de los diálogos mantenidos desde el celular de Edul desaparecieron. Y también desaparecieron los casetes. Hay pruebas concluyentes de que Galeano recibió las transcripciones, pero su secretaria, Susana Spina, le contestó a Nisman por escrito que no pudo hallar ni transcripciones ni cintas y que tampoco tiene constancias de que se hayan enviado a alguna otra sede judicial.

-En la Policía Federal, donde también estuvieron las transcripciones, apareció una sola hoja, la última, del casete 8A, el último casete. Eso indica que también una copia estuvo en la Federal y que desaparecieron como las otras.

-Edul nunca explicó su llamada a Telleldín el día en que éste entregó la camioneta. Dijo que la llamada la hizo su chofer, ya que el celular estaba en el automóvil. El chofer declaró que al ser el 10 de julio un domingo era imposible que hubiera realizado la llamada porque no trabajaba esos días. Entonces Kanoore cambió su versión: dijo que había llamado averiguando por la compra de la camioneta.

-Nisman recuerda que a Kanoore se le encontró una agenda con el teléfono del agregado cultural iraní, Moshen Rabbani, considerado hasta ahora el hombre clave del atentado. También figuraban once direcciones de talleres mecánicos, pese a que Edul era empresario textil.

-El fiscal agregó que el 1º de agosto de 1994 se ordenan tres allanamientos a propiedades de Edul. Estaban las fuerzas policiales listas desde las 8 de la mañana, pero recién se dio la instrucción de ingresar a las 17. Nisman detectó que a las 14 de ese día se hizo una llamada de un investigador a un teléfono de Edul. Una de las hipótesis es que le avisó de los allanamientos.