La toma de las instalaciones es el indicio más reciente de desorden en Gaza y Cisjordania, en los que están proliferando grupos armados no identificados. Abú Mazen se comprometió a restaurar el orden, aunque hasta ahora sus resultados han resultado desalentadores al respecto.
El sábado 4 de junio, una banda armada detuvo brevemente a un diplomático palestino en Gaza, en protesta porque no fueron considerados como candidatos a incorporarse a la policía palestina.
En Naplusa, mientras tanto, las autoridades en el movimiento Al Fatah exigieron la aplicación de la pena de muerte para los asesinos de un jefe regional de dicha agrupación, Alí Farraj, víctima de una aparente venganza política.
Farraj, de 45 años, y su hermano Hussam de 36 conducían un automóvil en el pueblo de Qabalan cerca de Naplusa cuando un camión de combustible se estrelló contra su automóvil.
Yusef Harb, portavoz de Al Fatah en Naplusa, dijo que la familia Farraj se niega a enterrar los cadáveres hasta que los atacantes sean enjuiciados. Bajo las costumbres islámicas, los muertos deben ser enterrados rápidamente, y el retrasarlo se considera una medida extrema.
Alul afirmó que los sospechosos de este asesinato están siendo interrogados y a la espera de un próximo juicio.