A 30 años del ‘Rodrigazo’:

El avance del golpe del ´76

Hace 30 años, el 2 de junio de 1975, el gobierno de la entonces presidenta María Estela (Isabel) Martínez, rompió amarras con la tradición popular del peronismo y fue precursor del luego mal llamado 'neoliberalismo', al asumir como su ministro de Economía el ingeniero Celestino Rodrigo en reemplazo del histórico economista Alfredo Gómez Morales, quien ya había ocupado ese cargo en los años 1950. Rodrigo -que, como algunos otros personajes después, viajaba en subterráneo- era un hombre de confianza del entonces todopoderoso ministro de Bienestar Social, José López Rega, quien lo encaramó al cargo pero, no siendo estrictamente un técnico en la materia, recurrió para la elaboración de su propuesta a Mansueto Ricardo Zinn, el mismo que luego tuvo una tarea similar para la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz. Habían comenzado a andarse los primeros pasos para el futuro golpe del ´76.

Por Fernando Del Corro

El 4 de junio, dos días después, el plan, conocido como ‘El Rodrigazo’, fue anunciado. El mismo contenía, entre sus principales medidas, una devaluación del signo monetario nacional del 160%, un incremento de los combustibles del 181% y otro de las tarifas de los servicios públicos del 75%. Un golpe descomunal sobre el nivel de ingreso de la población y una corrección brutal de los precios relativos de la economía.
Frente a los reclamos, el gobierno ofreció un ajuste de salarios del 38% que fue rechazado por los sindicalistas que abandonaron las paritarias que venían funcionando, e iniciaron un plan de lucha por el que en diferentes gremios lograron incrementos de hasta el 16%. Ante ello, la Alianza Anticomunista Argentina (la tristemente famosa ‘Triple A’), de López Rega, apareció persiguiendo a los sectores más combativos del sindicalismo y de la izquierda política.
Así el 29 de junio ‘Isabel’ Martínez anuló por decreto los aumentos obtenidos y fijó un tope del 50%. Ricardo Otero, dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) renunció a su cargo de ministro de Trabajo, y el secretario general de la CGT, Casildo Herreras, denunció las prácticas oficiales ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, y luego viajó a Montevideo para reunirse con Lorenzo Miguel, líder de la UOM.
Desde la capital uruguaya convocaron a un paro general para el 7 y 8 de julio con movilización a la Plaza de Mayo. El rotundo éxito de la medida de fuerza terminó no sólo con ‘El Rodrigazo’ sino con el propio ‘Brujo’ López Rega. El comandante en jefe del Ejército, Alberto Numa Laplane, se negó a reprimir a los trabajadores, por lo que la presidenta tuvo que convalidar los aumentos salariales obtenidos por los sindicatos.
En cambio los militares forzaron la salida de López Rega el 11 de julio quien debió abandonar el país.
Rodrigo duró hasta el 22 de junio, ya sin ningún poder, momento en el que se encontró un sucesor efímero en Pedro Bonanni, ex ministro de Hacienda de Juan Domingo Perón entre el 4 de junio de 1952 y el fin de esa gestión provocado por el golpe de septiembre de 1955 de la autodenominada ‘Revolución Libertadora’.
Tras ese breve ensayo de golpe económico, los mismos grupos empresarios que habían estado detrás de ‘El Rodrigazo’ llegaron a la conclusión de que la desintegración del sistema social argentino y la construcción del nuevo orden no era posible bajo formas democráticas. El golpe era indispensable como dijo Martínez de Hoz en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires poco después. La nueva economía debía surgir de una dictadura sangrienta.