Madrid:

El arabista Alvarez-Ossorio espera un debate interno en Hamás

El estudioso arabista Ignacio Alvarez-Ossorio expresó su esperanza de que el Movimiento para la Resistencia Armada (Hamás) inicie un debate interno sobre lo "lícito del empleo de la lucha armada", lo que podría derivar en un proceso de aceptación del juego político y de reconocimiento de Israel similar al que - desde los años ochenta- vivió la principal formación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Al Fatah.

Durante una conferencia en Madrid con motivo del seminario ‘Combatir el terrorismo y asegurar la democracia’ -organizado por el Centro de Investigaciones para la Paz (CIP)-, Alvarez-Ossorio admitió que, aunque Hamás es fundamentalmente un movimiento islamista que lucha por la instauración de «un Estado islámico regido por la ‘sharia’, la formación mantiene «un corte político» que ya fue esbozado tras su fundación en 1988.
Es por ese carácter político que Hamás ya ha empezado a «no rechazar su intervención en elecciones», incluso en aquellas que «tienen que ver con el engranaje de la Autoridad Palestina», como las municipales de 2004 o las legislativas del próximo 17 de julio, explicó el experto, de la Universidad de Alicante. En estos comicios, Hamás «actuará como un partido político», lo que «le obligará a rivalizar con Al Fatah por ser la primera fuerza política palestina», añadió.
Alvarez-Ossorio insiste en que las elecciones legislativas podrían ser «un referéndum sobre la opinión de la situación interna de la calle palestina» y sobre la aceptación popular de las gestiones políticas de Abú Mazen en su acercamiento político a Israel. En el caso de Hamás, señaló, «le obligará a debatir si es lícito mantener en ese contexto el empleo de la lucha armada» y le forzará a «acostumbrarse a negociar con Israel», al igual que ya pasó con Al Fatah en el pasado.
“Hamás no es inmovilista» dijo y adapta sus planteamientos «en función de las contingencias históricas». Por ejemplo, mientras que en 1988 no reconocía ni siguiera la existencia de Israel, en la actualidad, y «poco a poco», ha empezado a aceptar al Estado hebreo y, por primera vez, ha dejado abierta la posibilidad de admitir la constitución de un «mini Estado» palestino limitado a la franja de Gaza y Cisjordania, con capital en Jerusalem Este, al igual que ya lo había hecho Al Fatah en 1987.

Paralelos

Precisamente, éste sería uno de los paralelismos que, a juicio de Alvarez-Ossorio, podrían detectarse en la evolución de Al Fatah y Hamás, en consonancia ambos con el desarrollo de las Intifadas de 1987 y 2000.
«En ambos casos se produjeron debates sobre el resultado del empleo de la lucha armada y el terrorismo, así como un replanteamiento estratégico», afirmó.
Para la OLP, el empleo del terrorismo tuvo «fines propagandísticos», afirmó el arabista. Se trataba de «sacar del olvido la cuestión palestina e involucrar más activamente a la comunidad internacional», conseguir que el tema palestino pasase de ser «un problema meramente de refugiados» a «un problema nacional”.
Posteriormente, a causa de los «efectos nocivos» del terrorismo, se optó por abandonar a lucha armada, agregó. Por ello, durante la primera Intifada y al término de ella, la OLP se vio «forzada a aceptar el proceso político» y a «reconocer las condiciones que le puso en su momento Estados Unidos, como el rechazo del terrorismo, el reconocimiento de Israel o el reconocimiento de las resoluciones de la ONU», señaló el arabista.
En el caso de Hamás, prosiguió Alvarez-Ossorio, los atentados cometidos desde mediados de los años noventa contra objetivos civiles israelíes sirvieron para que Israel «comprobase el alto costo de mantener la ocupación», pero al mismo tiempo causó la «retirada del apoyo que se había prestado desde el seno de la sociedad israelí al proceso de negociación».
Esa doble circunstancia, explicó en analista, obligó a Hamás a replantear su estrategia y tomar un camino más político. Es por eso que se han detectado «movimientos impensables hace sólo unos meses», como el reconocimiento del «mini Estado» o la interrucpión de los atentados suicidas.
La participación del Hamás en las elecciones tendrá efectos positivos, ya que permitirá «comprobar su peso real en el escenario político palestino».